La poesía, don y refugio de Carolina
Extremadura protagonista ·
Autodidacta y romántica. Detrás de su imagen de mujer débil se escondía una gran fortaleza de espíritu, lo cual le permitió forjar una respetable carreraEn 1844 ya existían las 'fake news'. Y es que, en ese año toda la prensa nacional se hizo eco del fallecimiento de Carolina Coronado. Cierto es que la poeta extremeña sufría de catalepsia, una enfermedad que deja a quien la padece en un estado similar a la muerte. Este acontecimiento, que después fue desmentido, le inspiró para escribir 'Dos muertes en vida'. Realmente falleció en 1911.
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Victoria Carolina Coronado y Romero de Tejada nació en Almendralejo el 12 de diciembre de 1820 (algunos archivos datan su nacimiento en 1823, debido a que ella en su etapa adulta se quitó tres años), en el seno de una familia acomodada. Si bien, su padre y su abuelo fueron perseguidos, e incluso su progenitor pisó la cárcel a consecuencia de sus ideales progresistas y liberales.
Sin embargo, Carolina fue educada en los valores más tradicionales. «Mis estudios fueron todos ligeros porque nada estudié, sino las ciencias del pespunte y del bordado y del encaje extremeño que, sin duda, es tan enredoso como el código latino, donde no hay un punto que no ofrezca un enredo», dijo años más tarde.
De hecho, a su familia no le parecían nada bien sus inclinaciones culturales, pero esto a ella poco le importó. Fue una artista muy precoz, publicando su primer poema con tan solo 14 años: 'A una tórtola muerta'. Pero fue en 1839, con la publicación de 'A la Palma', cuando fue reconocida su notable maestría lírica. Este empeño personal por hacerse un hueco en el mundo de las letras contrasta con su delicadeza física y su carácter depresivo. Esta dualidad encaja perfectamente en el romanticismo, movimiento en el que la almendralejense está muy bien considerada. Tuvo tal notoriedad que llegaron a comparar su talento con el de Bécquer.
Por suerte, a Carolina no le pasó como le sucede a muchos artistas; que no llegan a conocer su fama. Con 20 años ya había publicado algunos de sus escritos en los principales periódicos de España, Cuba o Estados Unidos. Además, fue aceptada en el Instituto Español y en todos los Liceos de España. Su residencia en la calle Lagasca de Madrid se convirtió en un punto de encuentro de literatos. Por allí se prodigaban plumas tan importantes como las de Alejandro Dumas, López de Ayala, Menéndez Pelayo, Castelar... Además, era íntima amiga de la reina Isabel II.
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Feminista
Carolina fue una mujer muy adelantada a su época. Viajó mucho debido a su matrimonio con Horacio Perry, secretario de la embajada de EE UU en Madrid, con el que tuvo tres hijos. Vivió la muerte de dos de ellos y también la de su marido. Estos episodios potenciaron su carácter depresivo y apasionado. Sin embargo, a pesar de sus desgracias, la poetisa siempre defendió sus derechos como intelectual y como ciudadana, marcando un precedente en el feminismo.
Asimismo, fue de las primeras personas en denunciar el maltrato hacia la mujer, en un texto llamado 'El marido verdugo'. Algunas de sus poesías más aplaudidas son 'La rosa blanca', 'El amor de mis amores', 'Tú eres el miedo' o 'Se va mi sombra pero yo me quedo'. También escribió novelas y teatro; aunque sus obras nunca se han representado.
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