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El Monasterio de Guadalupe guarda un gran patrimonio en su interior. :: hoy
Un plan para proteger los monumentos

Un plan para proteger los monumentos

La región tiene un protocolo en un caso de incendio como el de Notre Dame

JOSÉ M. MARTÍN

BADAJOZ.

Jueves, 18 de abril 2019, 09:00

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Desde que se declaró el incendio, menos de dos horas bastaron para que la emblemática aguja de la catedral de Notre Dame fuera consumida por las llamas. El tiempo de reacción cuando se produce un accidente como el que sufrió el pasado lunes el templo parisino se convierte en fundamental para tratar de minimizar los daños que se puedan ocasionar.

Si alguno de los grandes inmuebles del patrimonio extremeño se viera afectado por un incidente similar, los servicios de emergencia de la región tienen establecido un protocolo de actuación que permite activar los medios de extinción con prontitud, pero que también sirve para que los profesionales sepan cómo deben actuar en función del lugar en cuestión.

En Extremadura hay patrimonio cultural de diversas titularidades. Por ejemplo, el Monasterio de Cuacos de Yuste o el Museo de Arte Romano de Mérida dependen del Estado; el Monasterio de Guadalupe es propiedad de la Iglesia; la Junta de Extremadura gestiona el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac), hay varios museos que son de las diputaciones y están los grandes templos, como pueden ser las catedrales de Plasencia o Coria.

«Contar con toda la información posible y con datos en tiempo real facilita el trabajo de los profesionales»

Nieves Villar | Directora general de Emergencias

En cada caso, son los titulares de estos inmuebles los responsables de establecer planes de protección para incendios, inundaciones o robos, por ejemplo, y los profesionales de los cuerpos y fuerzas de seguridad que intervengan se deben ajustar a esos documentos. De esta forma, la comunicación entre las diversas administraciones es un aspecto fundamental.

Intervención

Es el servicio de Emergencias del 112 el encargado de activar las actuaciones y de derivar las intervenciones a la Unidad de Protección del Patrimonio Cultural en caso de que se pueda ver afectado algún tipo de bien patrimonial. «Tenemos un protocolo directamente suscrito con la Consejería de Cultura», apunta Nieves Villar, directora general de Emergencias y Protección Civil de Extremadura, que añade que se ha firmado hace poco más de un mes y todavía no se ha visto en la obligación de ponerlo en funcionamiento.

Dicha unidad se encarga de coordinar las intervenciones, para las que existe una diferencia en función del peligro al que haya que enfrentarse. Dentro de las actuaciones ordinarias están los robos del patrimonio, los incendios que lo pongan en riesgo o el daño en las instalaciones que lo acogen o forman parte del mismo. «En las extraordinarias están incluidos los planes contra inundaciones, mercancías peligrosas, radioactividad y sismos», detalla la responsable de Emergencias, que vuelve a puntualizar que estos documentos se actualizaron en los últimos meses y que el objetivo es ampliarlos para cubrir todos los peligros.

La Consejería de Cultura dispone de una unidad de protección del patrimonio cultural que coordina la intervención en los inmuebles

Además, desde la Junta de Extremadura se pide a los municipios que incluyan todos los datos relativos a su patrimonio cultural cuando elaboren sus planes de emergencia. Esto permite a los profesionales encargados de las intervenciones saber qué se pueden encontrar.

En este sentido, el servicio del 112 dispone de un inventario en el que se relacionan todos los bienes culturales y patrimoniales de la región. De esta forma, a través de un mapa con varias capas, pueden saber de forma inmediata qué hay en un determinado terreno en el que se tiene que actuar. El listado lo aporta la Consejería de Cultura y consta de los bienes de interés cultural, que hay 196 en la región, y de la carta arqueológica, que no es pública para evitar posibles expolios, según confirman desde la consejería.

Toda esta información redunda positivamente en la rapidez de la respuesta y, por tanto, en la mayor eficiencia en la intervención y en la reducción de los posibles daños. «Las bases de datos o la evolución meteorológica en tiempo real son indispensables, al igual que tener los procedimientos escritos, porque nos dan la hoja de ruta para enfrentarnos a los incidentes», expone Villar, que apostilla que ley de gestión de emergencias, que se publicó ayer en el Diario Oficial de Extremadura, marca la línea a seguir.

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