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Actores y la directora de Penélope, en el final de la función, tras gritar ¡Viva Mérida!. Brígido

La 'Penélope' más simbólica triunfa en un brillante trabajo coral

El coro, magnífico, aporta rotundidad a una representación con sobresalientes interpretaciones individuales pero al que le falta dotar de un mayor peso a la palabra

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Jueves, 20 de agosto 2020, 10:19

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Las comparaciones son odiosas, dice el refranero, pero hay que hacerlas. Sirven para lo que sirven, para evaluar el presente en función de lo ya visto. En el Festival de Mérida, hace doce años, el director francoargentino Jorge Lavelli representó 'Edipo rey'. Ese montaje de 2008 es, para quien escribe, posiblemente la mejor representación que ha visto en el Teatro Romano como espectáculo conjunto, nunca mejor dicho coral, porque el coro que se sacó de la manga Lavelli supo, literalmente, incrustarse en la piedra y en el alma del monumento romano.

Fue un grupo de actores de riguroso blanco, con caras pintadas también de blanco para encarnar uno de los recursos más frecuentes en el teatro clásico como es la presencia de un coro. Si a eso le añadimos que Ernesto Alterio lo bordó, Juan Luis Galiardo maravilló y Carme Elías estuvo brillante, es comprensible el por qué de la apreciación.

La 'Penélope' de Magüi Mira que se estrenó el miércoles y estará hasta el lunes tiene ciertas similitudes con la creación de Lavelli. Aguanta en parte la comparación, en cuanto a conformación de mensajes a través de imágenes impactantes gracias a su magnífico coro, en este caso, de vestimenta negra.

En cambio, por diferenciarla del 'Edipo' de 2008, el peso de la palabra es menor, se queda corto, tanto como la duración del montaje, aunque para gustos... Todo para lanzar un mensaje sobre la lucha por el poder, la violencia machista y la valía de las mujeres para gobernar el mundo y, de paso, gobernarse a sí mismas frente al modelo de hombre posesivo, acaparador.

La muy singular reinterpretación que hace Mira de parte de La Odisea tiene su sustento en una presencia apabullante de trece hombres de negro, malos malísimos, que conforman el coro. Cuatro de ellos son actores que verbalizan algunos diálogos. En el resto, su intervención es la gestualidad, muy lograda. Su resultado es brutal, demoledor. Le dota de ritmo y mensaje propio. Si a eso le sumamos la excelente interpretación de la debutante Belén Rueda, María Galiana y Jesús Noguero (que ya estuvo en Mérida con 'Los gemelos'), esta 'Penélope' bien vale una entrada.

Visual

En cambio, a diferencia -otra vez sale- del Edipo de Lavelli, a esta Penélope da la impresión que le falta palabra, más texto, para firmar una función del todo rotunda. Noventa minutos de duración que se hacen cortos.

Esta 'Penélope' oscura en lo visual se sustenta en la fuerza de las imágenes, en el simbolismo estremecedor, en la fortaleza de lo onírico. Magüi Mira lo borda en este aspecto. Primero por su apuesta por una mínima escenografía en la escena del Teatro Romano. Apenas un olivo, sagrado para la cultura mediterránea, que hace de casa de la reina Penélope (enfundada en un refulgente vestido blanco, de novia perenne, frente a la lúgubre indumentaria de los nobles del coro) y de Euriclea (la nodriza de Ulises y su hijo, que encarna María Galiana) y una plataforma- escalera donde se sitúa al coro de buitres, inmundicia en una palabra, con la que se muestra a los nobles del reino.

No hay más aditivos en la escena. No hacen falta. Los trece integrantes del coro tienen vida propia. Sus movimientos, sus gestos, sus sonidos forman un texto sin decir apenas palabra. Magnífico ejemplo de trabajo colectivo.

Si bajamos al detalle de las interpretaciones individuales nadie defrauda. A sus 85 años, María Galiana es convincente. El extremeño Jesús Noguero -Ulises- transmite pasión y fortaleza, con un despliegue textual extraordinario. Y Belén Rueda, en su plenitud como actriz, se estrena en Mérida con un montaje en el que sabe transmitir los registros de una mujer tan fuerte como atormentada, valiente, capaz. Y eso que pareció entrar con nerviosismo, cohibida a la escena del Teatro.

Es un reparto a la altura de las expectativas que, mientras recibía la ovación del público, y con el resto del equipo, finalizó con un grito de pasión por la cultura y el teatro, un ¡viva Mérida! que transmite el logro de que este año haya Festival en medio de la pandemia.

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