«Hemos peleado, pero gana Adif, nos obligan a dejar la casa y la tiran»

Se trata de la vivienda que ha obligado a interrumpir la construcción del nuevo andén de la estación y que ahora, una vez la casa sea desalojada y se derribe, podrá finalizarse.

«Mi abuelo era ferroviario y, por eso, tuvo la opción de alquilar la vivienda hace muchísimos años», recuerda su nieta, quien prefiere no dar su nombre ni dejarse fotografiar. «Cuando se jubiló, mis abuelos decidieron marcharse y, entonces, mi marido y yo nos planteamos continuar con el alquiler y trasladarnos a la casa».

Hablaron con los responsables de Adif en Mérida y firmaron un contrato de alquiler por diez años, «con posibilidad de continuar renovándolo y también con opción de compra», detalla el marido. Desde entonces el matrimonio ha residido con sus dos hijas en la vivienda, a la que se puede acceder desde el nuevo aparcamiento de la estación de tren, y han venido pagando un alquiler que incluía la luz y el agua.

«Todo fue bien hasta que empezaron las obras de remodelación de la estación. Entonces, Adif nos dejó de cobrar el alquiler». Aseguran que trataron de ponerse en contacto en numerosas ocasiones con los responsables de la entidad para conocer qué ocurría y hacer los abonos pendientes. «Pero siempre nos dieron largas, nunca nos respondieron», aseguran.

La primera noticia que tuvieron de Adif después de llevar meses sin pagar el alquiler fue hace algo más de un año y medio, siempre según su versión. «Nos llegó una demanda de desahucio», detallan. Y emprendieron una batalla judicial para poder continuar en la casa.

«Hemos peleado, pero no ha podido ser; Adif gana, nos echa y tira la casa», resume el matrimonio. Porque, aunque han retrasado en los tribunales el desahucio, «esta misma semana nos ha llegado la resolución definitiva, tenemos que dejar la casa antes del próximo 6 de junio».

Es una orden, no obstante, que esperaban. «Hemos ido perdiendo los juicios, así que sabíamos que esto llegaría, porque además cuando tocaba renovar el alquiler, el pasado verano, ya no nos dejaron», reconocen.

El matrimonio lleva días sacando muebles y enseres de la vivienda y trasladándolos a la nueva casa en la que están residiendo. «A la que nos vemos obligados a irnos, después de haber invertido en esta vivienda de la estación buena parte de nuestros ahorros», dicen.

Más allá del dinero invertido, que cifran en unos 30.000 euros, «y que sabemos que vamos a perder, nos duele dejar la que consideramos nuestra casa, la que ha sido de mis abuelos, y hacerlo, sobre todo, después del trato injusto que hemos recibido por parte de Adif».

La familia lamenta que cuando comenzaron las obras de la estación «nadie se pusiera en contacto con nosotros, que nadie nos dijera que nos teníamos que ir porque había que demoler la casa para hacer el andén». Reconocen que dejar la construcción interrumpida, como está en la actualidad, no tiene sentido, «aunque un andén tan largo nunca se vaya a usar y aunque para su finalización no sea necesario tirar la casa». El matrimonio mantiene que «con que hubieran ocupado parte de nuestro terreno, el andén se podría haber finalizado y nosotros podríamos continuar en la casa».