Un año sin noticias de Francisca

Sucedió en una calle céntrica del pueblo, esa noche se disputaba el partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones entre la Juventus y el Mónaco. A las 11 de la noche, Francisca Cadenas, 'Francis' para sus vecinos, salía de su domicilio para despedir a una pareja amiga de la familia y a su hija, como había hecho otras muchas noches.

Cadenas, de 60 años, pelo rubio y complexión delgada, era una persona normal. Así la definen quienes más cerca la tenían. Vivía junto a su marido, dos de sus hijos (tiene tres) y su madre en una casa situada en un lugar cerca de la plaza de España. A unos 50 metros de su casa es donde se le pierde el rastro a esta vecina. En el domicilio la esperaban para cenar. Se trata de una familia sencilla, muy trabajadora, enormemente conocida en el pueblo y sin ningún elemento a priori para que pudiera ser protagonista de una historia de estas características.

Al ver que su madre no llegaba a casa, su hijo menor José Antonio llamó a la pareja a la que Francisca había acompañado para saber si se había ido con ellos, ya que muchas veces la niña buscaba el cariño de Francis. Al no tener una respuesta afirmativa, y pensando que algo raro podía haber pasado, José Antonio inició junto con toda la familia y los vecinos la búsqueda por calles, plazas, caminos, carreteras y poblaciones cercanas.

Enseguida se montó un dispositivo de búsqueda, que tuvo lugar en los días, semanas y meses siguientes. Se volcaron todas las administraciones, Guardia Civil, bomberos, Protección Civil, Policía Canina, soldados de la Base de Bótoa. Algunas de estas batidas fueron coordinadas por la fundación QSD Global, dirigida por Paco Lobatón, sin ningún tipo de resultado positivo.

La última de las búsquedas tuvo lugar en marzo, cuando se rastrearon los pozos del término municipal sin encontrar ningún rastro de Francisca. Desde entonces nada se ha sabido o ha trascendido de las investigaciones llevadas a cabo por los investigadores que llevan el caso, solo que en abril se decretó el secreto del sumario.

Para la familia no ha sido un año fácil. En este tiempo han tenido muchos altibajos, donde lo más positivo, si «hay algo positivo en esto», es que la familia está mucho más unida, cuenta su hijo Javier, de 33 años y que se prepara para entrar en el cuerpo de bomberos.