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Lunes, 1 de enero 2018, 08:44
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«Todos los niños tienen derecho a ser felices», afirma Pedro Monty cada vez que le preguntan cuál es el derecho de la infancia al que más valor da. «Yo creo que en la felicidad se resumen todos los demás derechos. Cuando un niño es feliz quiere decir que tiene cubiertas sus principales necesidades», reflexiona.
Monty no tiene dudas de que conseguir la felicidad de todos los niños del mundo es un objetivo por el que merece la pena trabajar. Por eso estos días anda ocupado en la promoción de una baraja de cartas editada por Músicos Solidarios sin Fronteras, una ONG de la que él es presidente en la zona sur de España.
Esos naipes pretenden facilitar a los niños el aprendizaje de los derechos de la infancia de una forma divertida. La baraja se compone de 32 cartas y 8 comodines que han sido diseñados por el artista plástico extremeño José Manuel Gamero Gil.
Este pacense fue el encargado de diseñar los dibujos que ilustran cada una de las familias de cuatro cartas (un bebé, un niño, una niña y un grupo de niños y niñas) que componen la baraja. «Antes de ponerme manos a la obra tuve que realizar un trabajo de documentación, porque se trataba de buscar instrumentos característicos de Europa, América del Sur, Asia y África», explica Gamero Gil.
Sus creaciones a todo color resultan muy llamativas y van acompañadas de los derechos fundamentales de la infancia. Las castañuelas, por ejemplo, forman parte de una familia formada por cuatro instrumentos españoles y se acompañan del derecho que defiende que «los niños y las niñas deben ser educados en un espíritu de amistad entre los pueblos».
La fraternidad que desprenden las cartas también queda reflejada en los comodines, donde aparecen grupos de niños y niñas de todas las familias unidos en una gran orquesta internacional y solidaria.
Pedro Monty está convencido de que la nueva baraja solidaria permitirá a los más pequeños aprender de forma divertida los derechos de los niños y fomentar el desarrollo humano sostenible, la justicia y la igualdad. «Ante la marginación y el racismo, la cultura y la educación son las alternativas liberadoras», argumenta Pedro Monty, que imparte clases de Música en el colegio público de Las Vaguadas.
De esta edición especial de cartas han sido editadas 1.000 unidades que ya se han puesto a la venta al precio de 5 euros.
Con los beneficios que se obtienen, Músicos Solidarios sin Fronteras ya ha comenzado a enviar instrumentos musicales a un campo de refugiados sirio y a la Kamuli Community Brass Band de Uganda. «Queremos que los niños que viven en países sin demasiadas oportunidades puedan tener en la música un motivo para ser felices».
En esta hermosa tarea cuentan con la colaboración de tiendas especializadas en música que les han cedido instrumentos o se los han facilitado a precios más económicos.
La baraja de cartas solidarias ya va por su tercera edición. La primera se vendió en el País Vasco; la segunda, en Valencia; y esta tercera se está distribuyendo desde Badajoz. «Los interesados pueden dirigirse a la taquilla de Cortylandia en Badajoz o solicitarla a través del correo electrónico pedromonty@hotmail.com
Músicos Solidarios Sin Fronteras es una ONG sin ánimo de lucro que tiene como objetivo establecer un compromiso solidario entre la música y la infancia. «Creemos que la música y los músicos pueden desempeñar un importante papel en pro de la armonía, la convivencia y el espíritu solidario entre las distintas etnias, pueblos y culturas del mundo», concluye Monty.
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