La negociación del convenio del campo sigue atascada en las horas anuales de trabajo

Durante casi cuatro horas, con dos recesos para debatir entre cada parte, los negociadores se ha visto las caras en la sede del Servicio Regional de Mediación y Arbitraje de Extremadura, en Mérida. La mediación, reclamada por los representantes de los trabajadores para intentar superar el bloqueo, es la fórmula en la que al menos sí ha habido ya acuerdo para intentar cerrar a partir del 1 de enero un convenio que vincula a unos 61.000 jornaleros y 7.000 empresarios agrícolas. Juan Manuel Fortuna y Gonzalo González Tejedor, expertos en otros conflictos laborales, son los mediadores designados.

La aplicación de la subida del salario mínimo a partir del 1 de enero frenó a inicios de año la negociación de un nuevo convenio del campo. Las dos partes discrepaban de la cuantía y tuvo que ser un laudo (resolución de obligado cumplimiento de un mediador de la Administración) el que la fijó, dando la razón a la postura defendida por los representantes de los trabajadores.

Como ha venido contando este diario, las organizaciones agrarias quieren que, como se ha subido el salario mínimo, suban también las horas anuales de trabajo. Que pasen de las 1.768 fijadas ahora en convenio a 1.826, establecidas en el Estatuto de los Trabajadores. CC OO y UGT lo rechazan de plano y dicen que la jornada anual solo afecta a 13.000 de los 61.000 trabajadores del campo porque la mayoría son eventuales y sobre ellos no se aplica. Este lunes esa diferencia de posturas volvió a ser evidente. No hubo acuerdo.

Tampoco en el coste de las horas extraordinarias. Los sindicatos apuestan porque se paguen de forma diferenciada, con una cuantía mayor al coste de una ordinaria. Las organizaciones agrarias reclaman que al menos las dos primeras horas extras no tengan coste diferenciado sobre una ordinaria. CC OO y UGT demandan que las extras se paguen de manera diferentes a las normales, aunque pueden admitir que no tanto como proponen inicialmente.

Las OPAs muestran su malestar porque los sindicatos, dicen, insinúan que el convenio del campo recoja a partir del segundo año de aplicación (lo habitual es que se firme por tres) una subida salarial, algo que hasta ahora no se había puesto sobre la mesa. En todo caso, no parece esta una barrera infranqueable.

Tampoco otros dos asuntos en los que sí parece más fácil el acuerdo. Uno es sobre la flexibilidad de la jornada laboral. Adaptar el horario de un jornalero a la carga real de trabajo de un día. De esta forma sería posible que en un día se trabajara menos horas y en otro más según las necesidades de las cosechas.

En cómo establecer el obligado control de horas de trabajo tampoco parece que vaya a haber serias trabas. Se avanzó que se podría aprobar un documento orientativo al que seguir para fijar ese registro u otro modelo de control acordado.

El día 16 se volverá a hablar de todo de nuevo con los mediadores para intentar cerrar un nuevo convenio del campo antes de final de año.