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José Luis Díaz con su libro 'Arte en ruinas' en Badajoz. :: J. v. Arnelas
«Algunos monumentos se mantienen en pie por el empeño de los vecinos»

«Algunos monumentos se mantienen en pie por el empeño de los vecinos»

Hace tres años empezó a investigar ermitas, conventos y edificios históricos de la región para sacarlos del olvido José Luis Díaz Autor de 'Arte en ruinas'

A. GILGADO

BADAJOZ.

Lunes, 3 de febrero 2020, 08:11

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José Luis Díaz quiere situar en el mapa monumentos de los que nadie habla. Empezó hace tres años hablando en su blog de la ermita de la Encarnación de Almendralejo y encontró tanto interés que siguió en la búsqueda hasta llegar a más de sesenta monumentos. Ahora los ha recogido en un libro.

-¿Dónde nace su interés por el patrimonio olvidado?

-Soy Licenciado en Historia del Arte y desde que te metes en la carrera te familiarizas con el patrimonio. Luego me especialicé en arte contemporáneo. Quería ir por otros derroteros. Pero luego estuve un año trabajando en Londres y allí conocí una forma de cuidar el pasado muy distinta a la nuestra. Entendí que eso mismo se podía hacer en Extremadura. Me puse a investigar y a buscar zonas en ruinas que se podían rescatar.

-¿Por qué la Encarnación?

-Vivo en Almendralejo y me fijé en mi entorno. Me hablaron de la ermita y empecé en noviembre de 2016 a documentarme. Luego vinieron muchos más. Han sido tres años muy intensos. Un no parar. Ya tengo 65 monumentos de Extremadura investigados. También he visitado algunos castillos de Portugal, Italia o Croacia que se restauraron. Conocer el fenómeno en otros países te da una idea de lo que se puede hacer aquí.

-Le sorprende el interés que despiertan las ermitas olvidadas y casi en ruinas.

-Con el libro he querido trazar una especie de guía que resulte útil a los aficionados a la historia del arte en Extremadura. He seleccionado los monumentos que creo que merece la pena conocer antes de que se caigan por completo. Algunos desaparecerán si no se hace nada. En este tiempo he descubierto que hay mucha gente dispuesta a que eso no ocurra. Y es emocionante.

-¿Hay mucho por descubrir en Extremadura?

-En Talarrubias me fijé en la ermita de San Bartolomé. Es muy pequeña y me impactó su aislamiento. No hay nada en muchos kilómetros a la redonda. Transmite una sensación muy extraña. De Badajoz estoy investigando sobre las ermitas del Rosario y la Consolación, en la Alcazaba. También en Cáceres hay historias como la del castillo de Trevejo.

-¿Qué explicación encuentra usted después de tres años a tanto monumento en peligro de derrumbe?

-Yo creo que en esta situación influye mucho el territorio. En dos provincias tan extensas no debe extrañarnos toparnos con monumentos abandonados. Hay núcleos de población diseminados a cada pocos kilómetros tanto por Badajoz como por Cáceres. Lo que no es normal es que siga pasando, que sabiendo que se van a caer no se tomen medidas de urgencia para evitar su desaparición.

-Los defensores del patrimonio son muy militantes. Usted ha notado esa militancia.

-Cuando empecé a recapitular en 'Arte en ruinas' no sabía cómo iba a reaccionar la gente. Pero en las redes sociales se formó una comunidad de seguidores interesante. La gente me daba pistas para que buscase más sitios y se creaban debates. Esa militancia me animó a seguir.

-Y supongo que también aumenta la exigencia.

-Quiero mejorar el mapeo de los sitios que documento. Ahora mismo resulta muy básico. Lo he sacado del Google Maps. Pero con el material que tengo es el momento de dar un salto de calidad y hacerlo más interactivo. Hay muchas horas de trabajo detrás y también lo percibe la gente.

-A muchos lectores les debe usted también el libro.

-Está en la calle gracias a una campaña de micromecenazgo en las redes sociales. Más de 170 mecenas han puesto dinero para que salga. Me están invitando a muchos sitios para presentarlo y cada vez más gente colabora. Te hablan de sitios que podrían incluirse o te dan pistas de algo que ya he tratado.

-¿Alguna zona que recomiende usted por su riqueza oculta?

-Me han llamado mucho la atención La Siberia y La Serena. Ahora estoy trabajando allí y estoy encontrado auténticas joyas. Descubres edificios con poca o ninguna bibliografía y hay que investigar mucho. Me gusta la documentación previa. Partir casi de la nada y tirar del hilo. A veces son los ayuntamientos o los propios vecinos los que guardan algún documento por el que empezar. En Puebla de Alcocer, por ejemplo, hay una ermita en el pantano de Orellana fascinante.

-¿Supongo que en los pueblos le agradecen esta labor de divulgación?

-Es el principal objetivo de todo este trabajo. Situar en el mapa monumentos que nadie va a encontrar en una guía turística o en un libro de historia. En algunos casos te encuentras con ermitas conocidas en un pueblo porque los vecinos escucharon hablar de ella a sus padres o abuelos, pero luego no saben dónde se ubica exactamente. Los vecinos ayudan mucho. Cuando preguntas, percibes el sentimiento de pertenencia a un lugar. Hay monumentos que se mantiene en pie por el empeño de los vecinos. La administración no llega a todos sitios y la gente se encarga de visibilizar el problema. No quieren que algo propio se destruya.

-Mucho se habla del patrimonio religioso o señorial, pero poco del industrial.

-Yo creo que cada vez más. El problema es que se ha estudiado poco y no ha generado conciencia de valor histórico. En Almendralejo, por ejemplo, ahora tenemos una lucha por conservar las chimeneas de las antiguas alcoholeras. Se trata de un símbolo muy distintivo de la ciudad. Incluso se ha creado un movimiento ciudadano para que se tomen medidas de protección.

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