Serafino Iácono
Serafino Iácono, consejero delegado de Denaruis, compañía copropietaria de la mina, subraya los minerales clave para la transición energética que tiene el yacimiento de Monesterio
El contexto internacional favorece la reapertura de la mina de níquel (y cobre) de Aguablanca. A corto y medio plazo. Un nuevo inversor, la multinacional minera Denarius, ... se ha aliado con los empresarios extremeños que se quedaron con el yacimiento extremeño a través de la empresa Río Narcea Recursos. El consejero delegado de Denaruis Metal, Serafino Iácono (1961, Caracas, Venezuela), ha visitado Aguablanca y se muestra confiado en su reapertura a lo largo de este año. La semana pasada visitó la mina y las instalaciones junto al extremeño Alejandro Ayala.
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–Para plantearse reabrir una mina es básico saber el precio del mineral a extraer. ¿Cómo está ahora la cotización del níquel?
–La tonelada está sobre los 17.000 dólares la tonelada.
–¿Esa cifra es buena o escasa?
–Es normal, pero es bastante mejor respecto a cómo estaba hace seis años, que se situaba en torno a 8.000 dólares la tonelada. En todo caso la cotización es menor de lo que se espera, para cuando esté en marcha este proyecto de Aguablanca. Proyectamos que se sitúe entre los 22.000 y los 27.000 dólares por tonelada, que es el precio que ha sido promedio en los últimos veinte años.
–¿Por qué estima que va crecer la cotización de este mineral?
–Porque es un mineral estratégico y porque hay factores que hacen que lo sea aún más. El problema de suministros que ha tenido China en los tres últimos años, la guerra de Ucrania, y la propia necesidad de contar, como he dicho, con níquel por parte de Europa para sus necesidades energéticas a corto y medio plazo sin tener que depender de mercados extranjeros tras lo vivido en la pandemia lo explican bien. No solo tenemos una gran fe en el incremento del precio del níquel. También esperamos un crecimiento en el precio del cobre, que es un elemento importante que también existe en la mina de Aguablanca.
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–Ligan el desarrollo de Aguablanca a otra mina onubense en la que Denaruis ha hecho una fase de exploración de recursos.
–Aguablanca va a ser el que caballo que tire de nuestro proyecto en el que también está, efectivamente, la explotación de Lomero-Poyatos, en la provincia de Huelva (El Cerro de Andévalo y Cortegana). Esa mina onubense no va a estar en marcha antes de dos o tres años. Y se concibe como un complemento a la mina de Aguablanca, que estará pronto. Todo empieza por la mina de níquel y de cobre de la mina de Monesterio. Después Lomero-Poyatos va a aportar más cobre y otros metales como zinc, plata y un poquito de oro. Este proyecto se va a convertir no solo a la compañía en el productor de uno o dos concentrados de minerales sino en una compañía que va a dotarla de más eficiencia porque si solo trabajas con un mineral en un año puede subir mucho pero al otro puede estar mejor otro mineral. Al trabajar con dos minas y varios minerales esto dota de más seguridad al proyecto minero que vamos a desarrollar.
Pendiente de la Confederación del Guadalquivir
–¿Cuándo podría estar funcionando de nuevo Aguablanca?
–Si fuera por mí lo haría mañana. El problema son los permisos que uno necesita, por ejemplo, para empezar a desaguar la mina, activar la planta de tratamiento, para que opere. Ya estamos trabajando en muchos aspectos para ponerla en marcha. Estamos haciendo inventario, organizando la dirección, seleccionando la plantilla, echando mano básicamente de los que ya trabajaron en la mina. Eso es un grandísimo valor que tenemos, los antiguos trabajadores. Cuando tengamos todos los permisos empezaremos a hacer los trabajos para poner en marcha la mina. Calculo que sería a lo largo de este año o a más tardar a principios de febrero del siguiente. En un plazo de doce meses Aguablanca tiene que estar a plena producción.
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–El permiso fundamental pendiente es el la concesión de aguas por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. ¿Ya lo tienen porque esperaban tenerlo a principios de año?. Alejandro Ayala (está junto a Iácono en la entrevista) quizás tiene más información.
–No ha habido alegaciones afortunadamente [responde Ayala a HOY] a esa petición y si todo va bien lo normal es que en un mes o mes y medio tengamos los permisos de la Confederación. Si eso es así, en verano estamos con la mina en marcha. Serafino ha querido ser muy prudente pero uno que ha estado en el día a día de la petición de los permisos... Si todo va bien, en junio/julio Aguablanca puede estar abierta. El único problema es tener ese permiso de la Confederación del Guadalquivir, reforzar la balsa, subir dos metros a la actual y empezar a reutilizar el agua que ahora mismo está en la parte subterránea de la mina. Por lo demás, todos los permisos que necesitamos están desde hace tiempo.
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–Señor Iácono. ¿Cuántas veces ha visitado Aguablanca?
–Dos veces.
–¿Qué impresión le quedó cuando la vio por primera vez?
–Es una mina impresionante. Conozco al grupo Lunding Mining (que recibió los permisos del Estado para sacar mineral y empezó a explotar Aguablanca en 2004 hasta que la cerró 2015 al no tener nueva DIA) y sé que hicieron un buen trabajo en la mina. Es una mina hecha como tiene que hacerse. Bien pensada. Una planta de tratamiento para 10,15, 20 años que, bien mantenida, puede durar 40 años fácilmente. Y ahí donde viene la conexión con la mina Lomero-Poyatos, que es pensar en grande. Aguablanca tiene unos recursos divinos por la importancia que tiene respecto a los minerales que se necesitan para la transición energética que todo el mundo está hablando se tiene que hacer y se está haciendo. Tiene unos recursos básicos para esa transición.
–Reabrir Aguablanca no solo no tiene contestación social en el pueblo o en la zona sino que hay altas expectativas en que sea cuanto antes. ¿Lo percibe así?
–Efectivamente [responde Alejandro Ayala]. Siempre recuerdo una conversación con el antiguo alcalde de Monesterio (Antonio Garrote) sobre que a él le gustaría que le llamaran para dar conferencias sobre qué es lo que le pasa a un pueblo cuando se queda sin mina una vez que ha estado en funcionamiento durante años. No se trata solo del empleo que se genera directamente sino del que se crea indirectamente y la actividad económica que ello conlleva y repercute en todos. En eso Monesterio y los pueblos de su zona lo tienen claro desde hace tiempo. En esto vamos a todos a una. No hay dudas.
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Extracción en galerías para diez años
La declaración de impacto ambiental favorable de Aguablanca le permite continuar la extracción de minera no en superficie sino a través de galerías subterráneas. Aún quedan ahí más de 3 millones de toneladas de níquel, sobre todo, pero también cobre para una vida útil del yacimiento que se fija en unos diez años. El níquel sirve para producir acero inoxidable que se usa en la construcción, pero también en la electrificación y las telecomunicaciones. Lo llevan baterías y pilas recargables. Por esto es estratégico para la UE, que no quiere depender del exterior. En diciembre pasado se supo que la multinacional Denaruis Metal ha comprado el 50% de las acciones de Río Narcea Recursos, concesionaria de Aguablanca y con capital extremeño, con Alejandro Ayala, Íñigo Resusta o Juan Antonio Ortiz.
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