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La capital autonómica es la primera ciudad extremeña en el ranking español de contaminación lumínica. Ocupa el puesto 264 de 2.200. :: BRÍGIDO
Mérida y Zafra tienen el alumbrado más contaminante de la región

Mérida y Zafra tienen el alumbrado más contaminante de la región

Badajoz es la que más potencia emite, pero el mayor gasto por persona se da en pueblos con plantas energéticas, como Torre de Miguel Sesmero o Almaraz

A.A.

CÁCERES.

Domingo, 28 de abril 2019, 08:01

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Las hay que emiten más luz porque son más grandes y en ellas vive más gente, pero Mérida y Zafra son las ciudades extremeñas con la iluminación artificial más ineficiente. Una y otra son las dos primeras localidades extremeñas en aparecer en la tabla final del 'Ranking de la contaminación lumínica en España', publicado en el repositorio científico europeo 'Zenodio'.

El estudio analiza todos los municipios del país a partir de seis variables, entre ellas el número de farolas y la potencia emitida, tanto en términos absolutos como en relación al número de habitantes y también a los kilómetros cuadrados construidos (es decir, los urbanizados). Hay un ranking para cada uno de estos valores, y también uno final que es un compendio de todos. En este último, que se puede tomar como referencia y que a escala nacional lidera Bilbao, la primera ciudad extremeña en aparecer es Mérida, y lo hace en el puesto número 264. La siguiente es Zafra (posición 286) y le siguen Plasencia (323), Miajadas (402), Montijo (628), Talarrubias (631), Higuera La Real (788), Villanueva de La Serena (924), Villafranca de los Barros (980) y Olivenza (1.036).

El hecho de que haya que leer los nombres de 263 municipios hasta encontrar uno extremeño facilita una primera conclusión: lumínicamente hablando y en comparación con el resto de España, la comunidad autónoma contamina poco. «Es de los puntos del país más sostenible en este capítulo, aunque presenta casos llamativos, como los de Alconera o Torre de Miguel Sesmero», anticipa Alejandro Sánchez de Miguel, astrofísico que trabaja para la Universidad de Exeter (Inglaterra) y autor principal de esta investigación, basada en datos del año 2012 porque según se explica en la nota metodológica, ganan en fiabilidad a otros más recientes.

«Perjudica a la observación del cielo, que ya es un atractivo turístico más de Extremadura»

Alejandro Sánchez de Miguel Astrofísico, autor del estudio

La importancia del tamaño

En el estudio queda claro que no siempre las ciudades más pobladas son las campeonas de la contaminación. El mayor foco de luz nocturna que hay en España es Madrid, por su tamaño, pero Bilbao, Valencia, Cádiz, Melilla, Baracaldo, Hospitalet de Llobregat o Parla son más ineficientes. Y en Extremadura ocurre algo similar. Nadie emite más potencia que Badajoz, pero la ciudad más grande y poblada de la región ocupa el puesto 1.576 en el ranking total (el que resume las seis variables investigadas), y tiene por delante a 29 localidades extremeñas.

Una de ellas, como ya se ha apuntado, es Mérida, que de hecho, emite más potencia que Cáceres, pese a ser más pequeña y tener menos habitantes. «Que Cáceres, Mérida o Plasencia emitan en términos relativos más que Badajoz se puede explicar por varios motivos, pero uno a tener en cuenta es la iluminación ornamental, esto es, la propia de los lugares destacados desde el punto de vista del patrimonio cultural, como es el caso de estas tres ciudades extremeñas», apunta Alejandro Sánchez, que también una explicación para casos como los de Torre de Miguel Sesmero, Alconera o Almaraz, que son los tres municipios de la comunidad con mayor potencia emitida por persona. «En todos los casos tiene que ver con la existencia de plantas de producción de energía», explica el astrofísico.

Tal como él apunta, en Torre de Miguel Sesmero hay tras plantas fotovoltáicas, de 50 megavatios de potencia cada una; en Alconera, una cementera y varios huertos solares; y en Almaraz, la central nuclear con sus dos reactores. Otros municipios que también presentan cifras altas de potencia emitida por persona son El Gordo, Belvís de Monroy, Logrosán, Majadas, Miajadas, Puebla de Sancho Pérez y Escurial. En la mayoría de los casos, el motivo radica en la presencia de industrias que producen energía o que funcionan en horario nocturno. «De hecho, es llamativamente alta la cantidad de luz que utilizan algunas de estas plantas, las hay que emiten más potencia que algunos municipios», reflexiona Sánchez de Miguel, que opina que «lo primero que debe hacer un ayuntamiento si quiere reducir su contaminación lumínica es adecuar el número de farolas a su tamaño, y elegir bien en qué sitio concreto las pone».

«En Francia o Inglaterra -continúa el astrofísico- hay pueblos donde las farolas no funcionan las 24 horas porque entienden que no hace falta, y otros en los que funcionan con pulsadores o con detectores de presencia». Desde una óptica más técnica, su consejo es utilizar lámparas de alta presión de sodio. «Hay muy pocas ledes que las superen en eficiencia -amplía-, y los que lo consiguen son de luz azul, que son perjudiciales en varios sentidos, entre ellos a la observación del cielo, que ya es un atractivo turístico más de Extremadura». Además, la contaminación lumínica puede dificultar el descanso nocturno, en ocasiones dispara los gastos municipales -«hay pueblos en los que se lleva una cuarta parte del presupuesto», detalla el experto- y perjudica a aves e insectos polinizadores.

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