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A la izquierda, Isidro Fonseca, gasolinero jubilado, y su mujer María del Pozo, de Badajoz, este verano en Punta Umbría. Arriba a la derecha, Ana Macarro y su marido Francisco Rivera, que es de Montijo; y abajo a la izquierda, Antonio Portero.

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A la izquierda, Isidro Fonseca, gasolinero jubilado, y su mujer María del Pozo, de Badajoz, este verano en Punta Umbría. Arriba a la derecha, Ana Macarro y su marido Francisco Rivera, que es de Montijo; y abajo a la izquierda, Antonio Portero. JLG

El mejor retiro para los jubilados extremeños está junto al mar

Los jubilados extremeños que han adquirido apartamento en Punta Umbría son legión | Pasan aquí el verano entero y vienen varias veces al año, últimamente con el temor de encontrarse su piso 'okupado'

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Sábado, 11 de agosto 2018, 08:38

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En la Inmobiliaria Punta Hogar, situada en la Calle Ancha de Punta Umbría, su asesora, Susana Mora, no duda: «El cuarenta por ciento de los clientes de alquiler que tenemos son de Extremadura, ¿no es así Jonathan?», le pregunta a su compañero, que acaba de colgar y le dice que está hablando precisamente con una extremeña de Cáceres. Para hacernos una idea, un apartamento en el centro al que se llega andando a la playa cuesta entre 500 y 600 euros; los de primera línea solo se alquilan el mes completo y salen por unos 3.000 euros al mes con dos o tres dormitorios. Si lo que se quiere es uno de los inmensos chalés cuya valla toca la arena esto ya puede llegar hasta un máximo de 6.000 euros al mes.

Todas estas cuentas ya no interesan a un nutrido grupo de extremeños porque ellos han decidido jubilarse junto al mar y ya se han comprado su propia vivienda en Punta Umbría.

Lo cuentan sobre sendas sillas de tijera y bajo una sombrilla pinchada en la arena Isidro Fonseca y María del Pozo, ambos de Badajoz y que tomaron la decisión de adquirir su casita en la playa hace doce años. «Yo trabajaba en una gasolinera, pero me tuve que jubilar a los 48 años por un problema de la vista, puede parecer que era joven pero estuve trabajando 36 años porque empecé a los doce. El caso es que vivíamos en Los Lebratos (Badajoz) y en cuanto vendimos la parcela nos compramos aquí algo. Primero visitamos La Antilla, pero allí no había médico todo el año y aquí en Punta Umbría sí. Es que no le he dicho que, además de lo de la vista, soy trasplantado de un riñón», relata Isidro, de 77 años.

Según cuenta María, su mujer, han venido en autobús. Están encantados con los nuevos horarios porque el del domingo sale a las nueve de la mañana y los deja en Huelva a las 12.45. Luego cogen un bus urbano que en veinte minutos los deja en su segundo pueblo, frente al mar.

Isidro y María pasan en Punta Umbría el verano entero y también las vacaciones de Semana Santa, aunque procuran venir más veces al año para dar una vuelta por el piso, ya que ha empezado a extenderse el temor de que algunos de los apartamentos puedan ser 'okupados'. «Nos han dicho que ya ha pasado alguna vez y que son gente del pueblo», dice María con preocupación.

«Nos gustó el sitio porque la playa es amplia y no estás apiñado,ni siquiera en agosto»

Francisco Rivera | Conductor jubilado

Ellos no tienen hijos, así que durante los meses de julio y agosto no suelen ser invadidos, como es habitual en muchas familias con residencia en la playa. «Al revés, estamos deseando que venga gente y se lo decimos a los hermanos, pero no pueden porque tienen que cuidar de los nietos», explican estos extremeños cuya rutina estos días es como la de tantos otros paisanos de su edad: venir a la playa por la mañana y dar un paseo por la tarde por la Calle Ancha, la ría y la Canaleta. En el caso de Isidro, a él su caña de cerveza diaria no se la quita nadie, a ser posible acompañada de unos choquitos. «Nos gusta El Beltrán y los Enebrales», dice antes de apuntar que algunas mañanas también se acerca a la lonja a por pescado. «Eso él, –tercia su esposa–, yo soy más de guarro ibérico y me traigo la chacina de mi Pepe (su carnicero de Badajoz) porque al principio una coge con ganas el pescaíto, pero luego aburre».

Cañas más baratas

En una situación parecida se encuentran, separados por apenas cinco sombrillas, Francisco Rivera y Ana Macarro. El primero es de Montijo y la segunda de Badajoz. Este matrimonio sí tiene hijos, tres, el mayor de ellos con 45 años, el cual viene a verlos a menudo. Los dos trabajan en Mallorca, y este año harán una excepción en su rutina onubense para viajar unos días de este mes a Baleares para asistir a la comunión de uno de sus tres nietos, explica este matrimonio de extremeños con casa en Punta Umbría desde hace catorce años.

Su relación con este pueblecito costero de Huelva empezó hace muchos años, cuando se integraban en las excursiones del párroco Juan Antonio Jiménez Lobato, que fue profesor en el seminario San Atón y solía traer aquí veraneantes de Extremadura a una residencia fundada en los años setenta denominada Virgen de Guadalupe. «Nos gustó el pueblo y empezamos a mirar qué cosas había por aquí. La playa está muy bien porque es amplia y no estás apiñado, ni siquiera en el mes de agosto. Además, no es caro. En Badajoz hay sitios donde te cobran más por una caña», explica Francisco, que es conductor jubilado. Sin embargo, hay otras cuestiones de Punta Umbría que creen deberían mejorarse. «Faltan papeleras y unos baños en la playa, a la cual le podían poner unas pasarelas de madera más largas para que la gente mayor pueda llegar mejor», apunta ella.

«Está bien la playa,pero las de Cádiz son mejores, la pega que tienen es el levante»

Antonio Portero | De Santa Marta

A esta lista de reivindicaciones se suma otro extremeño de origen, Antonio Portero, que procede de Santa Marta, aunque desde este pueblo pacense marchó un día a Bilbao, donde se casó antes de que lo trasladaran a Sevilla. También decidió invertir en Punta Umbría, donde tienen un ático lo suficientemente espacioso como para que vengan sus dos hijos.

Sin embargo, es crítico con el estado del pueblo. «El pueblo está muy sucio, hay colillas por todos lados, cagadas de perro, ... debería estar todo mejor acondicionado. A mí lo que me gusta es la playa y por eso elegí Punta Umbría, pero tengo que decir que las de Cádiz son mejores, lo que pasa es que la pega que tienen es el levante».

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