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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?

Maravilloso septiembre

Cartapacio de pregonero ·

julio saavedra gutiérrez

Sábado, 14 de septiembre 2019, 09:54

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Una canción de los 60 decía: «Cuando llegue septiembre todo será maravilloso». Siempre me gustó este mes. En época escolar recuerdo la ilusión por ver el contenido de los nuevos libros que iban a ser compañeros en el trajín del ir y venir a lo que entonces era la obligación del momento, también acarreaba alguna que otra trifulca con mi hermana por el forrado y mejor presentación de los mismos.

Si dejamos pasar los años de plena juventud por aquello del bullicio, los trasnochados y la fiesta continua del mes de agosto de mi villa, empecé a disfrutar del mes de la sementera cuando puse en valor la paz y el disfrute del sosiego, ¿anticipo de la madurez?, ¡pudiera ser!

Pero este septiembre tiene algo especial aunque solo sea por lo que se ha hecho de rogar.

He vuelto a dormir allí donde una comadrona rural -digno oficio en peligro de extinción- tiró de mi para sacarme de las entrañas de mi madre, y cada mañana cuando he mirado al techo y he visto la bóveda de rosca y ladrillos apuntalada en los nervios que las esquinas la sustenta, me ha dado ánimo para salir a buscar las calles de mi villa templadas de ambiente, calles donde al saludo de aquellos con quien te cruzas sigue siendo de obligado cumplimiento.

He paseado por los castillejos, donde la estrechura de sus calles y las parras que protegen las puertas de las casas con portadas de ladrillos, refrescan el vivir de sus vecinos y el pasear de los que lo disfrutamos.

He desembocado cada mañana en la Plaza, esa Plaza que no necesita nombre propio, que el blanco inmaculado del encalado de sus portales te recibe y solo te pide que la disfrutes y la compartas; obligada tertulia con los paisanos que a la sombra del soportal, tienen tantos o más temas de discusión que la mejor de las tertulias de los esos medios que las difunden.

He subido por «la corredera», nombre común usual por estos pagos, hasta desembocar en la otra gran plaza, esa que se conoce como «La Laguna», aunque el nombre oficial solo se utilice para asuntos oficiales y como dirección de alguna que otra carta, que no epístola. En ella a la sombra de las acacias algarroberas se arreglan y solucionan la mayoría de los asuntos y trasuntos del día a día sin limitación de frontera. He oído el doblar las campanas.

Pero septiembre también es mes propicio para la melancolía y los recuerdos.

He echado a faltar con nostalgia, pero con serenidad, aquellos recuerdos de los septiembre vividos; aquellos despertares a la voz de madre para el comienzo del curso, aquellas últimas noches del estío en el cine de verano que bajo la mirada de las estrellas te despedías de quien había sido tu amor idílico temporal; me ha venido a la boca el regusto de aquella mistela que en el ambigú del otro cine era obligatoria paladearla.

Entre los recuerdos y lo disfrutado, siempre diré: septiembre es maravilloso.

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