Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Lorena Rodríguez, en Carcaboso, de donde fue alcaldesa. HOY
Manco, de letras y comunista

Manco, de letras y comunista

El espantajo soviético. El comunismo se usa lo mismo para atacar a un gobierno que a un novio

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Miércoles, 26 de febrero 2020, 08:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El jueves pasado estuve en la Asamblea de Extremadura. Se celebraba pleno y en el rifirrafe de los debates, se aludió al gobierno comunista de España. Luego salió al estrado la exalcaldesa de Carcaboso, Lorena Rodríguez, diputada por Unidas Podemos, y no le vi yo ningún resabio estalinista ni leninista. De hecho, al día siguiente me la encontré por Cánovas, en Cáceres, la saludé, me fijé detenidamente en ella y lo único raro que distinguí fueron unos pequeños parches en una oreja. Como mi madre también lleva algo así en la oreja y es más de derechas que Fernández de la Mora, deduje que eso de los comunistas debe de ser como el coco que mentan las abuelas para que coma el nieto.

Cuando se atiza el espantajo del comunismo para asustar a la gente, me acuerdo de mis primeras novias. No es que uno mantuviera relaciones amorosas con ninguna muchacha prosoviética, es que, en mi primera juventud, todas querían dejarme por comunista. Recuerdo mi primera novia más o menos seria. Era de Béjar, los fines de semana se iba a su pueblo y todos los lunes, cuando regresaba a Salamanca, manteníamos la misma conversación: ella me decía que lo teníamos que dejar, yo indagaba las razones y la muchacha acababa confesando que no podíamos seguir juntos porque sus padres decían que yo era comunista.

Servidor nunca tuvo coraje para afiliarse al PCE, militaba en el PSP, que era un partido de izquierdas que pasaba por elegante, culto y, como aseguraba su líder, el viejo profesor Enrique Tierno Galván, con votantes de calidad. Vamos, una izquierda tan poco peligrosa que hasta mi madre presumía de mi militancia. Así que yo le argumentaba a mi novia bejarana que no me podía dejar por ser comunista ya que era falso. Entonces, ella, acosada por mis argumentos, me contaba la verdad: sus padres le pedían que me dejara porque era manco y le decían: «¿Pero hija, con la de muchachos con dos brazos que hay por el mundo, cómo se te ocurre fijarte en ese que solo tiene uno?».

Dejamos de vernos ese verano y, al reencontrarnos en octubre, yo le llevaba un pañuelo color marfil de Christian Dior que le había comprado con mis ahorros. Cuando nos vimos, se lo entregué y ella lo agradeció, pero luego me dijo que tenía dudas sobre sus sentimientos. Entendí enseguida que en esta ocasión no me iba a abandonar por ser «comunista», sino que había algo más, así que, pragmático y miserable, le dije que mejor me devolvía el pañuelo hasta que se aclarara. Hice bien porque sus dudas estaban provocadas por un mozo rubio y alto con el que había empezado a salir ese verano. El caso es que le regalé el pañuelo a mi hermana Inmaculada y me dispuse a esperar a la siguiente novia.

Tardó un poco en llegar, pero cuando apareció, a la vez que el amor, se volvió a agitar el espantajo comunista. En este caso, el argumento de sus padres para que me dejara era triple: «No puedes ir con ese muchacho porque es manco, comunista y de letras». Esta vez, lo del brazo no se disimulaba, era la primera razón, pero para redondear y que nadie argumentara desprecio a la diversidad, se complementaba con lo del comunismo y se añadía el factor de letras, que nunca ha estado muy bien visto a la hora de pensar en un noviazgo ventajoso.

Hubo una muchacha a la que le prohibieron taxativamente ir conmigo por si le contagiaba lo mío, no sé si lo del comunismo, lo del brazo o lo de las letras. En el pueblo de otra aseguraban que estábamos juntos porque yo era un rico de Salamanca, que si no, no se entendía que siendo así (¿manco, comunista, de letras?) saliera conmigo. A mí, todo eso me daba risa, ¡qué remedio! Entenderán que ahora, 40 años después, cuando escucho lo del gobierno comunista, me siga partiendo de risa.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios