Muebles abandonados junto a un vado de la Ribera del Marco. A.T.
Un país que nunca se acaba

De Madrid Río a Cáceres Arroyo

El 'río' de Cáceres. La Ribera del Marco, una tentación para los alcaldes y los australianos

Jueves, 18 de julio 2024, 07:36

Vicente Conejero es el último pastor de la cacereña Ribera del Marco. Tiene un rebaño de unas 20 ovejas, que pastan en los prados de ... la Ribera del Marco y se recogen en una finca cercana a Fuente Fría, donde hubo cabras hasta la jubilación de su dueño. Ahora, duermen allí las ovejas de Vicente, que, a cambio, limpian la propiedad de hierba.

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Cuando subo a la Montaña, me encuentro con Vicente y charlamos de lo que surge. Últimamente, nuestra conversación suele tratar sobre los proyectos municipales para convertir la Ribera del Marco en un parque fluvial, un espacio verde para disfrute de los cacereños. Pero ni Vicente ni un servidor estamos tranquilos con lo que se avecina. La ribera nos gusta así, un poco salvaje, con sus huertos, su pasto para las ovejas, sus garzas reales a la hora de comer, cuando nadie pasea por el lugar, y su belleza natural.

«A ver si nos van a convertir esto en algo parecido a Madrid Río, con mucho cemento», manifiesta Vicente su desconfianza y me sumo a ella porque ya sabemos que los políticos tienen mucho peligro cuando les entra el ansia de diseño urbano. Quienes no son de Cáceres deben saber que la Ribera del Marco es un territorio verde, situado a 50 metros del casco urbano, y un arroyo caudaloso que nunca deja de llevar agua, incluso en los veranos más secos. Es un espacio trabajado por el hombre desde hace siglos. En él, hay viviendas, molinos y almazaras derruidas, aunque se conserva alguna edificación tradicional que merecería la pena conservar.

Vicente Conejero, el último pastor de la Ribera del Marco, ironiza: «A ver si nos van a convertir esto en un Madrid Río»

Las corporaciones municipales sueñan con remodelar la zona y pasar a la historia como los hacedores del gran parque fluvial de la ciudad. Pero hay que tener cuidado porque con ese arroyo se han hecho barbaridades. Recuerdo que, siendo niño, en los años 60, pasé un mes en la cama con unas fiebres que mi madre llamaba con buen criterio paratíficas. Se trataba del tifus provocado por las verduras de los huertos de los cauces medio y bajo de la Ribera del Marco, que en los años 60 se regaban, de manera autorizada, con aguas fecales porque el arroyo llevaba poca agua debido a la acción municipal.

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Hay que ser muy prudentes al diseñar esa zona verde de varios kilómetros en torno a la Ribera del Marco. Las actuaciones comenzarán derruyendo casas tradicionales y no parece que se vayan a conservar los restos de alguna antigua edificación industrial. Después está el peligro de la mina de litio, que será un mineral muy importante y muy estratégico, pero deben comprendernos a los cacereños: una multinacional australiana llegará a nuestro territorio 'sagrado', la Montaña, lo perforará, se llevará el mineral, utilizará anualmente el agua que consumimos en Cáceres mes y medio, se largará cuando se acabe el litio y si te he visto, no me acuerdo. ¿Ese agua será de verdad de la depuradora situada a una decena de kilómetros o caerán en la tentación de cogerla de la Ribera del Marco, que está a un paso de la mina?

No me extraña que Vicente el pastor, un servidor, mero paseante, y muchos cacereños estemos alerta ante los peligros que acechan a nuestra Ribera del Marco, que, hoy por hoy, solo corre peligros un tanto surrealistas como el de ciudadanos un poco pirados que depositan sus muebles desvencijados junto al vado de la foto, por donde cruzamos la Ribera del Marco, saltando de piedra en piedra, para subir después a la Montaña. Ahora, si nos apetece, nos podemos sentar en ese sillón y admirar, a la sombra y entre trinos y balidos, el cauce del arroyo fundacional de Cáceres, el único 'río' español que, pasando por una capital de provincia, nace y desemboca en su término municipal.

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