Madre e hija unen costura y diseño gráfico en una marca
Apuesta. La artista Miriam Pino y su madre Sandra Díaz, costurera de profesión, se han unido para lanzar originales colecciones bajo este particular sello
Javier Sánchez Pablos
Domingo, 7 de diciembre 2025, 01:00
Con unas ideas muy claras, la joven trujillana Miriam Pino cuenta su nuevo proyecto con gran entusiasmo. En todo momento resalta que no está sola, ya que comparte iniciativa, ilusiones y desvelos con su madre, Sandra Díaz, quien prefiere dar todo el protagonismo a su hija. Ambas han creado la marca ‘pinta con Miriam’, donde unen la faceta tradicional de la costura con la parte más vanguardista de la ilustración digital. A partir de ahí, ya disponen de diferentes colecciones de productos o piezas, como llamativos bolsos, neceseres o mochilas, hechas a mano con diseños únicos.
Miriam estudió Bellas Artes en Salamanca y recientemente ha realizado un máster en Ilustración y Diseño en Granada. Se define como artista visual. Sandra lleva una vida dedicada a la costura, adaptándose siempre a lo que demanda el cliente. De este modo, puede confeccionar desde un traje tradicional hasta uno de fiesta. Bajo estas premisas nace la nueva iniciativa. Aunque ambas disciplinas siempre han estado presentes bajo un mismo techo, madre e hija no habían unido sus cualidades hasta ahora.
La joven artista incide que este proyecto nace de la convivencia, una vez que ha vuelto a casa, tras terminar sus estudios. «Te das cuenta de que no son mundos tan distintos y que podemos crear algo juntas». Recuerda que a madre y a hija siempre les ha gustado crear sus propios trajes y experimentar. Considera, además, que este nuevo proyecto tiene lugar una vez que ha tenido la oportunidad de prepararse y de adquirir los conocimientos suficientes para hacer una apuesta decidida. No obstante, no duda de que era algo que siempre estaba latente en este hogar. «Vimos lo que se podía hacer juntas, viviendo en la misma casa», sostiene la joven.
Reparto de tareas
Miriam realiza las ilustraciones en el ordenador para plasmarlas en las telas. A partir de ahí, entra en juego la costurera para montar las diferentes piezas. Reconoce que, en un principio, comenzaron a experimentar e improvisar y el resultado no pudo ser mejor. «Nos encantó como quedó todo», apunta. Por tanto, empezaron a diseñar diferentes artículos en casa, probando con distintas telas. «Fue una cosa de prueba y error». La diseñadora pone de manifiesto que ha contado con la ventaja del asesoramiento y la experiencia de su madre, siempre dispuesta a afrontar nuevos retos, diseños y confecciones. «Siempre que le plantean algo nuevo, se tira hacia adelante», explica Pino, alabando el trabajo de su madre.
La artista también explica que sus ilustraciones son dibujos digitales. «Es como pintar a mano, pero con el ordenador o la tablet», sostiene. De este modo, los puede ‘vectorizar’, es decir, mantener estas obras de arte en un formato que no pierde calidad al trasladarlas a los tejidos. Tras comprobar los buenos resultados, madre e hija comenzaron a hacer diferentes piezas y lanzarlas. Insiste en que ha sido un proceso muy natural.
Estos primeros pasos de la marca ‘pinta con Miriam’ surgieron a principios de año. «Ha sido un proceso lento», remarca, y es ahora cuando se están viendo los resultados. La diseñadora, además, señala que el nombre ya lo tenía desde la facultad y lo ha rescatado para dar identidad al nuevo proyecto.
Cuando comprobaron que la iniciativa podía ser viable, se sentaron a diseñar un plan de negocio y analizar su rentabilidad, además de darla a conocer a través de las redes sociales. No ha faltado alguna sesión de fotos. Con amigas de Miriam como modelos, así como con la joven diseñadora, mostraron algunas creaciones utilizando como pasarela la parte antigua de la ciudad trujillana, con gran aceptación.
Valores
Miriam Pino destaca que no solo son importantes sus creaciones, sino también los valores que quieren transmitir. Considera que es fundamental que el cliente valore los procesos de creación y el tiempo invertido, además del carácter artesanal. En este sentido, quiere estar vinculada al movimiento de ‘Slow fashion’, es decir, al consumo responsable y ético de ropa. Tiene claro que es todo lo contrario a esas marcas internacionales que, casi de un día para otro, llega el producto al consumidor.
También resalta la importancia del reciclaje en sus piezas. La idea final es que haya ‘cero desperdicios’.
Con estos condicionantes, las dos creadoras ya tienen sus primeras colecciones en la calle con bolsos, mochilas y neceseres. También cuentan con monederos y macutos de viaje. Con todos estos ejemplares se ha querido dar una identidad propia y diferente. Las colecciones están divididas en tejidos, sin perder de vista esos valores, y van desde tejidos de autor hasta tejidos seleccionados.
La idea es expandir la marca con el tiempo hacia otro tipo de elaboraciones, como fulares o pañuelos. «En algún momento me plantearé incluso hacer papelería, como por ejemplo, cuadernos con mis ilustraciones, calendarios o agendas. En todo este proceso, quiero que esté siempre mi madre presente. También ella plantea coleteros, pañuelos y otras cosas parecidas», incide.
La joven también se decanta por hacer estuches para artistas y, sobre todo, para quienes pintan en la calle y deben llevar diferentes utensilios. «Sería un bolso-estuche con compartimentos, donde se pueda llevar todo colocado», explica. Mantiene la idea de crear distintos elementos para el mundo de la pintura.
Miriam Pino asegura que este nuevo proyecto ha tenido una gran aceptación. Reconoce que se ha sorprendido de la respuesta en redes sociales. De hecho, su lanzamiento lo vieron más de 7.000 personas en poco tiempo. «En una sociedad de consumo, donde todo el mundo lo quiere ya, parece que este tipo de piezas les gusta». No obstante, la intención es que el proyecto vaya siendo viable poco a poco y que la marca ‘Pinta con Miriam’ se vaya haciendo un hueco. Considera que el proyecto puede tener muchas posibilidades.
Además, no deja de soñar a lo grande. En el futuro, le gustaría tener un taller artístico de referencia en Trujillo, donde pueda defender una serie de valores y no limitarse solo a esa venta de artículos. También imagina ese espacio como lugar para talleres infantiles y de adultos, campamentos artísticos y, en definitiva, vivir del arte.
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