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La madre de las crisis

EL ZURDO ·

Lo que realmente amenaza el modo de vida occidental es la crisis climática

Domingo, 15 de diciembre 2019

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El cambio climático es una evidencia científica que ya no niegan ni los nacionalpopulistas, que han hecho bandera del ecoescepticismo. Su estrategia ahora es relativizar la responsabilidad del hombre en el mismo y asociar torticeramente la lucha medioambiental con la izquierda. Así, el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, aseguró esta semana que «nadie niega el cambio climático», pero «se está manipulando, especialmente desde la izquierda, para intentar hacer lo que no han conseguido políticamente, que es imponer su visión marxista de la vida» y «estropear el modo de vida de los españoles y de los occidentales». Y advirtió: «Si hundimos el turismo y la industria del automóvil en España, tendremos cada vez más paro». En su opinión, si de verdad les preocupa tanto el cambio climático, Greta Thunberg y compañía «no estarían quejándose en occidente, que es donde mejor se trata el clima, sino en Asia, en los países comunistas, como China, que es donde realmente el clima está perjudicado».

Sin embargo, los datos le desmienten. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo estima que la descarbonización de la economía creará cuatro empleos por cada uno que destruya. Y según otro estudio de Oxfam Intermón, un español deja una huella de carbono cuatro veces superior a la de un chino.

Las palabras de Espinosa de los Monteros sintetizan el ideario nacionalpopulista xenófobo y neoliberal, basado en culpar de todos nuestros males, incluido el cambio climático, a los bárbaros que amenazan nuestro superior modelo de vida capitalista.

En la misma línea, la presidenta madrileña, la popular Isabel Díaz Ayuso, insinuó una conspiración izquierdista al deslizar que algún día conoceremos qué 'lobby' hay detrás de las emergencias climáticas.

Mas las que están conspirando para retrasar o bloquear las políticas que impulsen la transición ecológica son petroleras como la estadounidense ExxonMobil, pues ven peligrar su negocio. Como documentan Naomi Oreskes y Erik Conway en su libro 'Mercaderes de la duda', entre otras estrategias, tratan de confundir a la ciudadanía con la manipulación de expertos que difunden opiniones contrarias al consenso científico general, a imagen y semejanza de las tabacaleras.

Asimismo, lo que realmente amenaza el modo de vida occidental es la crisis climática, pues es la madre de las crisis. La historia está jalonada de casos en los que sequías, inundaciones, canículas, largos inviernos u otras catástrofes meteorológicas han hundido imperios y civilizaciones al provocar hambrunas, malas cosechas o epidemias, provocando subidas de precios de productos de primera necesidad como el pan y generando, por ende, crisis económicas, olas migratorias, revueltas y guerras, como cuenta el historiador francés Emmanuel Le Roy Ladurie en su 'Historia humana y comparada del clima'. Y eso multiplicado es lo que nos espera si no atajamos la actual emergencia climática. Porque si no descarbonizamos nuestra economía, además de contaminar más, continuaremos dependiendo de recursos no renovables como los hidrocarburos, cuyo control es fuente de tensiones y conflictos que irán a más a medida que escaseen. Para más inri, están en manos de países tan poco de fiar, y tan denostados por los nacionalpopulistas, como Arabia Saudí, Irán o Venezuela. De resultas, la lucha contra la emergencia climática no debería ser objeto de disputa ideológica, es una cuestión de ser o no ser, de mera supervivencia, la de todos.

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