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Luchar contra la Iberia vacía

Luchar contra la Iberia vacía

Idanha a Nova suspira por la autovía Navalmoral-Castelo Branco

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Lunes, 22 de julio 2019, 07:57

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El alcalde de Idanha a Nova es un tipo interesante, un político a seguir. En la reciente Feira Raiana, celebrada en su municipio con presencia de ediles y diputados provinciales cacereños, ha pedido que se agilice la autovía que unirá Navalmoral de la Mata con Castelo Branco. Es decir, que se acabe la carretera de gran capacidad que se convertirá en el camino más corto y barato entre Madrid y la frontera portuguesa (401 kilómetros por Badajoz, 399 por Valencia de Alcántara y 318 por Moraleja, Zarza la Mayor e Idanha a Nova).

El alcalde idanhense se llama Armindo Jacinto, tiene 55 años y está comprometido con la causa de la despoblación y de la Iberia vacía, una lucha en la que coincide con la Diputación Provincial de Cáceres y con su presidenta, Rosario Cordero. El caso de Idanha a Nova es paradigmático y demuestra que la Raya es un espacio común hispano-portugués con los mismos problemas y las mismas soluciones.

Idanha a Nova es una población antigua creada en 1206. Su término municipal es el segundo más extenso de Portugal: 1.470 kilómetros cuadrados, o sea, solo 280 menos que el más grande de España: Cáceres. Ese inmenso territorio, articulado en 17 aldeas, acoge a 8.000 ciudadanos; tercer índice demográfico más bajo de Portugal (6,7 habitantes por kilómetro cuadrado). A finales de los años 50 Idanha llegó a tener 33.000 habitantes, pero con la emigración se vació al mismo ritmo que la mayoría de los municipios del lado español de la frontera.

Idanha a Nova es un cofre de joyas turísticas. Pocos municipios portugueses atesoran en su territorio una estación balnearia como Monfortinho; un pueblo con la mejor colección de trilobites (fósiles), Penha Garcia; la aldea más portuguesa del país, y una de las más bella, Monsanto; una antología arquitectónica de los diversos pueblos que han habitado Portugal, coronada por la única catedral visigótica de la Península, como es Idanha a Velha, la antigua Egitania, y una aldea indómita llena de historia y de encanto como Salvaterra do Extremo.

Las armas de Armindo Jacinto para luchar contra la despoblación son la cultura, la educación, la recuperación de las tradiciones, la sostenibilidad y la economía verde. En Idanha se edita una magnífica revista municipal, 'Adufe', que recoge la intensa vida cultural del municipio. Celebran dos acontecimientos bianuales singulares. Un año acogen la Feira Raiana y al siguiente, el Bloom Festival, un programa psicodélico de 'psytrance' único y sorprendente: la próxima edición se celebrará entre el 28 de julio y el 4 de agoto de 2020. Además, organizan el ecofestival Salva a Terra y el internacional de músicas antiguas Fora de Lugar.

En Idanha la educación es totalmente gratuita a cualquier edad. Se han abierto guarderías en las aldeas, que recogen a los niños en 35 kilómetros a la redonda porque el alcalde estima que si hay guarderías los padres permanecen en el territorio. En esas guarderías, los pañales son reciclables, las papillas se elaboran con productos ecológicos y las mantas que abrigan a los pequeños son tejidas por las abuelas de las aldeas. Además, se ha instalado en el término municipal una empresa de semillas biológicas creada por el alemán Stefan Doeblin, que da trabajo a 30 personas y hay un 'valle verde' con 300 empleados dedicados a la agricultura ecológica (arándanos, higos chumbos, plantas aromáticas).

Idanha, en fin, es la única ciudad portuguesa que forma parte del Club de Ciudades Culturales de Estrasburgo y la única biorregión portuguesa reconocida por la Unión Europea. Pero el alcalde Armindo sabe que con todo esto no basta. Este año, por primera vez desde 1960, Idanha ha crecido en 70 habitantes, pero el futuro del municipio depende de esa autovía Navalmoral-Castelo Branco. El futuro de Idanha y el de muchos pueblos cacereños de la Raya: Membrío, Alcántara, Piedras Albas, Zarza, Ceclavín, Moraleja, Cilleros, todo Gata y todo el Alagón.

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