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Las lluvias de los últimos meses auguran un verano de elevado riesgo por incendios forestales en Extremadura, debido al aumento de una vegetación que se ... secará cuando lleguen las altas temperaturas.
El consejero de Gestión Forestal de la Junta de Extremadura, Ignacio Higuero, ha afirmado que «vamos a tener un verano complicado». Como ha explicado, las lluvias caídas en otoño, invierno y primavera han hecho que la vegetación en el campo extremeño haya crecido de forma excepcional. Cuando se seque, eso generará mucho combustible fino para los incendios forestales.
Por ese motivo, Higuero ha pedido a los extremeños que aumenten las precauciones en sus actividades profesionales y de ocio, y que en caso de necesidad avisen al centro de urgencias 112 de Extremadura.
De entrada, Gestión Forestal ha aprobado la nueva orden de declaración de época de peligro alto de incendios, que entrará en vigor el 1 de junio. De esa forma, no tendrá vigencia aún para las romerías y fiestas que se prevén esta semana con la celebración de San Isidro. Aun así, el consejero ha pedido precaución a la población.
Higuero ha señalado que las labores de prevención en el campo extremeño se vienen realizando todos los días del año con trabajos de limpieza y de preparación de infraestructuras de lucha contra incendios.
Una de las novedades de este año será el acuerdo suscrito con Castilla-La Mancha, que permitirá que bomberos forestales de ambas comunidades puedan entrar en el territorio de la región vecina hasta 5 kilómetros para sofocar conatos de incendio. Con eso se espera que se puedan controlar antes de que se conviertan en amenazas mayores.
El consejero de Gestión Forestal ha señalado que se prevé firmar antes de que empiece la campaña acuerdos similares con Andalucía y Castilla y León. Asimismo, ha afirmado que se está trabajando en la misma línea con Portugal para estrechar lazos de colaboración en materia de incendios forestales.
Junto a esto, Gestión Forestal pondrá en marcha una campaña de inspección en plantas fotovoltaicas de la región para revisar que cumplen con sus planes técnicos y su memoria de seguridad.
Los técnicos realizarán muestreo de en torno al 25% de las plantas de Extremadura, con el objetivo de que se pueda completar la revisión de estas instalaciones en los próximos años.
Las centrales deben contar con cortafuegos perimetrales que eviten que los incendios puedan salir de sus instalaciones. Además, en los generadores y en las zonas más peligrosas no pueden tener vegetación, pero tampoco debajo de las placas, ya que se estima con las altas temperaturas pueden saltar chispas y crear algún incendio.
En cualquier caso, las fotovoltaicas no suponen un gran riesgo para la región. De los treinta incidentes que han registrado en los últimos cinco años, sólo nueve casos pasaron a convertirse en un incendio forestal. La superficie quemada pasó de 800 hectáreas, pero la mayor parte correspondió a un fuego que se produjo el pasado año en Talaván y que casi afectó a la población de Monroy. Sin ese caso, la incidencia es testimonial y hay más riesgo en otras actividades.
Según datos de Gestión Forestal, más la mitad de los incendios forestales que se producen en la región se deben a negligencia o accidente. Por ese motivo, la orden de peligro alto de incendios presta especial atención a las actividades agrícolas, con restricciones para las labores que se realizan con vehículos, como tractores, cosechadoras o empacadoras.
Asimismo, Gestión Forestal tiene en marcha un plan para mejorar las infraestructuras frente a incendios en el parque nacional de Monfragüe. Pero aún no ha sido aprobado en forma definitiva, por lo que se estima que no se podrá empezar a ejecutar hasta el próximo mes de octubre.
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