Borrar
Ramón de Arcos, en su estudio del Casco Antiguo de Badajoz. :: Pakopí
Ramón de Arcos: «El humor nos pone frente a nosotros mismos para ver la estupidez humana»

Ramón de Arcos: «El humor nos pone frente a nosotros mismos para ver la estupidez humana»

El polifacético Ramón de Arcos se reconvierte en dibujante y publicará cada domingo una tira cómica en HOY

Antonio Gilgado

Badajoz

Sábado, 27 de enero 2018, 08:42

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El estudio de Ramón de Arcos en el Casco Antiguo de Badajoz lo visitan con frecuencia colegios o institutos. Artista accesible que estudió y ejerció muchos años de perito agrícola, sus cuadernos de campo tienen tanta ciencia como arte. Camino de los sesenta y seis años, ahora se dedica de lleno al pincel. Su estilo no deambula por la abstracción. Figuración robusta, impresionismo y pocas siluetas humanas en los lienzos. Un artista, cuenta, debe estar en constante evolución. Por eso se atreve ahora a ejercer de dibujante. Cada domingo se asomará en HOY con una tira cómica protagonizada por personajes que creó para sus nietos. A los que sigue enviando por WhatsApp cada acuarela en las que un tomate y un cerdo reflexionan sobre el mundo que les rodea.

–¿Qué se van a encontrar los lectores cada domingo?

–Una tira de tres, cuatro o cinco viñetas donde habrá una especie de reflexión en tono sarcástico y de humor sobre el mundo actual. La protagonizan un cerdo y un tomate. No es casual, son dos producciones muy vinculadas a Extremadura.

–¿Cuál es el reto de un dibujante?

–Lo difícil es sacar cada semana una reflexión y una sonrisa a la vez. Puede tocar algo relacionado con Extremadura o sobre pensamiento genérico, pero tiene que llegar a la gente.

–¿Hay quien ve la tira cómica como un arte plástico menor?

–Yo entiendo que cualquier tipo de pintura, o cualquier arte en general, debe contar algo y transmitir sentimientos y emociones. Una obra de arte implica transmisión entre el artista y el receptor. Lo mismo es un humilde dibujito que una grandísima obra mural. Son obras de arte pequeñas, pero no menor. No es menor todo aquello que sea capaz de comunicar a las personas. Tienen menor tamaño, pero no menor importancia.

–Tienen ustedes, por tanto, la obligación de no meterse en sus estudios y aislarse del mundo.

–Desde que empezamos a pintar en las cavernas intentamos comunicarnos con los demás. Si un pintor no es capaz de comunicar nada, el que se equivoca es el artista, no el espectador. Los que dicen que pintan o esculpen para uno mismo es una falacia y una tontería. No es el esfuerzo de los demás lo que hay que reclamar, es el esfuerzo de uno por llegar. Salvo que uno sea un genio y se adelante a su tiempo, pero eso es muy excepcional.

–Las tiras cómicas y satíricas llevan implícita la malvada tentación de ajustar cuentas con los demás.

–Me preocupa ser injusto con alguien o herir sensibilidades, pero no creo que ocurra y desde luego no es la intención. Hay que denunciar situaciones pero no ir al cuerpo a cuerpo. Puede parecer tentador, pero es un error.

–¿Va a estar usted más atento a la actualidad?

–Yo me lo planteo como si fuera algo diario. En el mundo que te rodea siempre hay algo que te llama la atención. El humor nos pone frente a nosotros mismos para ver la estupidez humana. Me importa mucho la justicia social y el retroceso en el estado del bienestar. Creo muchísimo más en lo público que en lo privado. El ser humano puede resultar muy bueno o muy bicho. Si nos abandonamos al bicho que llevamos dentro... La cultura es un vehículo para construir una sociedad más justa, pero eso no es un hecho conseguido. La sociedad es un conjunto de mínimas aportaciones. Por eso tenemos que aplaudir esas mínimas aportaciones que suman y denunciar las que restan.

«Lo difícil es sacar cada semana una reflexión y una sonrisa a la vez»

–¿En qué proyectos anda ahora?

–Siempre estoy haciendo algo. Tengo varios encargos y hay que atenderlos. Aunque también me interesa el desarrollo íntimo como artista. Abordar temas nuevos y ensayar con mejor o peor fortuna. Ahora, por ejemplo, estoy con las acuarelas. También experimento mucho con el color, las luces o los reflejos. Y eso es lo que más me interesa. Esa evolución permanente de la que ya hemos hablado.

–Siguiendo con la evolución, ¿cómo pasa alguien del mundo agrario al artístico?

–De una forma muy natural. Yo pinto desde niño. Siempre he tenido una inquietud plástica. En su momento me planteé estudiar Bellas Artes, pero en aquella época también buscaba algo que diera más estabilidad. Hice perito agrícola y empecé a ejercer mi profesión, pero siempre seguí pintando y dibujando. Trabajé en el sector público, en la empresa privada y en gestión de cooperativas como perito. Me procuré una jubilación joven. Cuando me salí del mundo laboral y me jubilé me volqué de lleno en la pintura. Siempre pinté, pero ahora con más frecuencia.

–¿Qué premio de pintura le hizo más ilusión?

–Me emocionó el de Caja de Badajoz porque he dibujado y sigo dibujando mucho Badajoz. Tampoco soy de concurrir continuamente a premios. Disfruto bastante haciendo cada obra y cada una me da satisfacción.

–¿Es usted también un pintor caro?

–No, ni mucho menos. Por razones obvias. No vivo exclusivamente de esto. Prefiero pintar mucho a que mis obras se coticen. Ocupo un lugar muy humilde en la pintura, pero me produce satisfacción que me compren un cuadro. No por el sentido pecuniario, sino por el hecho de que alguien gaste su dinero en algo que has hecho tú.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios