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Ya es hora de ver al PSOE sin mascarilla

Ya es hora de ver al PSOE sin mascarilla

ANÁLISIS ·

El mayor riesgo para nuestra democracia está llegando por el momento por parte de un Gobierno de coalición en el que cada día cuesta más reconocer a los socialistas

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Sábado, 14 de noviembre 2020, 09:32

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Yo no sé si el poder corrompe, pero desde luego debe enganchar de tal modo que hay quienes cuando lo acarician ya no pueden dejarlo y es por eso que están dispuestos a hacer lo que haga falta, a ceder hasta donde sea preciso, para mantenerse en él. Porque solo en este interés se entiende el último atropello del Gobierno de coalición a nuestro sistema democrático, de la mano ahora de un 'comité de la verdad' dirigido por un comisario político experto en la creación de bulos. Porque a Iván Redondo ya le padecimos en Extremadura.

Pero más allá de quién vaya a dirigir o no ese comité, el hecho de que un gobierno se atribuya la competencia para decidir qué es desinformación y qué es verdad resulta más que peligroso para todos. Aunque tras el revuelo levantado desde el PSOE se ha tratado de asegurar que el objetivo no es vigilar a los medios de comunicación, sino poner en marcha una fórmula en consonancia con Europa para frenar las 'fake news' que tienen como objetivo cuestionar las instituciones democráticas, desde Podemos, que al parecer lleva la batuta en el Gobierno, nos han aclarado el objetivo.

Porque una vez más el vicepresidente Pablo Iglesias, ese político con intereses que nada tienen que ver con el bien de este país, nos ha explicado que el nuevo invento, que en realidad es otro intento más porque no es el primero, busca luchar contra «los poderes mediáticos que desprecian la verdad». Lo que viniendo de él, precisamente, pudiera significar que quiere poner un bozal a los que no piensan como él y osen no publicar su verdad. Porque tenemos un vicepresidente que es tan democrático que, por eso, le molestan los que no comparten su opinión, critican su gestión o cuestionan la rapidez y facilidad con las que se ha instalado en la casta.

La mano tendida de Cs para sacar los presupuestos hace innecesario el pacto con separatistas y proetarras

Pero digo que este comité es solo el último intento, por el momento, de este Gobierno de coalición por tratar de que las mascarillas que estamos obligados a llevar se conviertan en un bozal que les permita a ellos, y no a otros, convertirse en todopoderosos, en aglutinadores de los tres poderes cuya división es vital para nuestra democracia y, de paso, sin voces disconformes con su actuación.

Han aprovechado la pandemia y el miedo que todos tenemos en el cuerpo para quitarse de encima al poder legislativo con la aplicación de un estado de alarma durante seis meses, en los que el presidente del Gobierno lo único que tiene que hacer es ir a decir unas palabritas muy de vez en cuando al Congreso, donde ni se quedó para defender la medida. Quienes forman este Gobierno de coalición, y no otros, son los que han intentado y ya veremos si lo consiguen, que andan empeñados, en controlar el poder judicial, contrapeso indispensable en un sistema democrático, eligiendo a los jueces a su antojo. Y ellos, y no otros, son ahora los que tratan de controlar también a los medios de comunicación, censurando a los que no vociferen su verdad.

Ellos, y no otros, son por eso los que por el momento están suponiendo el mayor riesgo para nuestra democracia y nuestra convivencia, apoyados en la mayoría de las ocasiones por separatistas y proetarras, incluso cuando no es necesario, como ocurre ahora en la negociación presupuestaria. Pero, afortunadamente, la mano tendida de Ciudadanos, que hace innecesario contar con el apoyo de Bildu para sacar las cuentas adelante, deja a Pedro Sánchez sin excusa por fin para seguir pactando, a pesar de Podemos, con quienes pretenden la ruptura de la soberanía nacional, a no ser claro que el presidente se sienta mucho más cómodo con radicales que con moderados y su socialismo poco tenga ya que ver a estas alturas con el que ha contribuido a construir el Estado democrático que hoy tenemos.

Pactó enseguida una coalición con Podemos, después de contarnos que eso le quitaría el sueño y tal y tal, y desde entonces ha venido justificando su unión con los demás que están en el Congreso para ver solo qué pasa con lo suyo, como única fórmula para lograr la estabilidad que requiere un país. Pues ahora parece que el cuento se ha acabado. Si Ciudadanos mantiene la mano tendida quizás por fin podamos ver a Pedro Sánchez y también a su partido sin mascarilla. Así sabremos de una vez si los barones socialistas son solo ya, como lo es Margarita Robles en el Gobierno, versos sueltos de lo que un día fue el PSOE.

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