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Homenaje a Julio Carmona

Homenaje a Julio Carmona

Lo que siempre llamaba la atención de él era su disposición para la entrega, su generosidad: acudía, presto, allí donde se le reclamaba

MANUEL V. GONZÁLEZ

Miércoles, 20 de marzo 2019, 09:24

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EL paso del tiempo condiciona a veces nuestras costumbres, e incluso nos transforma hasta convertirnos en personajes secundarios de la gran novela que nos mantenía siempre como egregios protagonistas. Uno navega entonces a la deriva y responde cómo puede a las múltiples preguntas que va haciéndole la vida. Parece como si al estigma de la desmemoria no le correspondiera otra terapia que no sea la de dejar que el paso del tiempo te acurruque en la insignificancia en que te ha transformado tu vida silenciosa. Sin embargo, en algunas circunstancias la mente del ser humano retoma su actitud cotidiana con coraje: cierra los ojos y apunta en el ordenador de su mente los nombres y gestos que se esfumaron en algún momento.

Viene este oblicuo preámbulo a cuenta de los leves desfases mentales por los que el famoso fisioterapeuta Julio Carmona y el que suscribe estas páginas se han visto obligados a recurrir al neurólogo, quien nos ha recomendado idénticas actividades, laborales y mentales, para frenar dichos desequilibrios.

El día 23 de este mes de marzo, a las 14,30, recibe Julio Carmona un homenaje en el hotel Río de Badajoz. La labor de quien fuera, durante muchos años, preparador físico de los mejores equipos extremeños, le llevó, como fisioterapeuta, hasta la selección española de fútbol sub-20 y sub-21. Con idéntica calidad y estilo, tras abandonar sus tareas deportivas, se convirtió en empresario reconocido, pero sobre todo, persona asequible y de distinguida relevancia, cuya fama y sapiencia laboral siempre ha sido de obligado reconocimiento en Extremadura.

El abajo firmante estuvo bajo su balsámica protección futbolística durante ocho años. Julio Carmona trabajaba de fisioterapeuta en el C.D. Badajoz con una sabiduría y un sentido del humor encomiables. Digo lo de 'sentido del humor' porque siempre me ha parecido sobresaliente la actitud de quien hace uso de él. Lo que siempre llamaba la atención de Julio Carmona, sin embargo, era su disposición para la entrega, su generosidad: acudía, presto, allí adonde se le reclamaba para solucionar inconvenientes de su profesión, no importaba si esguince de tobillo o malestar general. Daba gusto verlo, en los viajes contra equipos contrarios, zigzaguear en el pasillo del autobús de un asiento a otro, buscando soluciones al rostro huraño de cualquier suplente, o entrometiéndose en el teatro donde se forjaban las carcajadas de los más chistosos.

Días atrás nos reunimos, él y yo, con unos amigos a tomar unas cañas y le comentaba yo a Julio si recordaba aquel día, de hace.. ¡30 años!, cuando me pidió las llaves de casa para estar a solas con Inma, una muchacha con la que había empezado a salir y de la que se había enamorado. Y él asentía y volvía, suficiente, la cabeza hacia su mujer, allí presente, y entonces me dio por pensar que mi amigo Julio nos está tomando a todos el pelo con los despistes de su memoria.

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