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Holanda no es para viejos

Holanda no es para viejos

Leyenda negra. A la gripe española y al mal español se une nuestro amor a los mayores

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Lunes, 30 de marzo 2020, 08:17

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La gripe de 1918 se llevó por delante a entre 40 y 50 millones de personas. Está demostrado que comenzó en Estados Unidos y se extendió por una Europa en guerra en la que era fácil el contagio. En ningún país europeo se informaba de aquella pandemia para no desmoralizar más a la población y al ejército. Millones de europeos morían de gripe, pero eso se censuraba y no se podía contar en los periódicos.

En España era diferente. No estábamos en guerra y aquí las 300.000 muertes que se produjeron no se podían achacar más que a la maldita gripe, así que los periódicos informaban profusamente de la pandemia. En resumen, parecía que la gripe solo afectaba a los españoles y cuando la guerra acabó y las muertes en el resto de Europa ya no se podían achacar a las balas y las bombas, la epidemia cobró protagonismo y como solo se había informado de ella en España, ha pasado a la historia como la gripe española.

Algo parecido sucedió con la sífilis durante el siglo XVI, que era conocida en Holanda, Italia, Portugal y el norte de África como la sarna española. Ese mal nos permite comprobar cómo la xenofobia y la enfermedad están estrechamente relacionadas desde hace más de 500 años. Así, la sífilis fue llamada mal napolitano por los franceses, enfermedad polaca por los rusos, británica por los haitianos y cristiana por los turcos. Ahora, con el coronavirus sucede algo parecido en Estados Unidos, donde Trump no deja de referirse al virus chino.

En Europa, ningún país culpa a otro del continente directamente de la pandemia, pero sí se ocultan datos y, sin poder ocultar la xenofobia, se aprovecha para culpar a otros países de no saber enfrentarse a la pandemia y luego pedir ayuda económica a la Unión Europea. Es el caso, fundamentalmente, de Holanda. Allí, altos responsables de la lucha contra la epidemia acusan a España de admitir a ancianos en las unidades de cuidados intensivos mientras en los Países Bajos no permiten que lleven a sus hospitales a viejos ni a personas muy débiles. Es como si estuvieran dando argumentos a su primer ministro para que no apoye la solidaridad económica en forma de coronabonos o mutualización de la deuda y le dijeran: «No les des dinero porque luego se lo gastan en intentar salvar la vida a los mayores y eso no es rentable«».

La transparencia española a la hora de facilitar los datos de los muertos por coronavirus está provocando una situación parecida a la de la gripe de 1918-1920. En Holanda, los ancianos muertos no computan porque no son hospitalizados, en Francia no contabilizan a los muertos en las residencias de mayores y en Europa, en general, solo cuentan los muertos directamente por coronavirus mientras que aquí cuentan los muertos por y con coronavirus. Al no ocultar muertos, las cifras son mayores y la xenofobia, siempre latente, hace el resto.

La secuenciación genética Nextstrain demuestra que los primeros casos de coronavirus en España llegaron desde Alemania (Canarias) y el Reino Unido (Baleares), también señala a Suiza como país importador de casos por sus relaciones bancarias con China. Es decir, el relato que Europa del norte se cree es el de que el virus se extiende por lo mal que lo hacen los países del sur y por lo bien que tratamos a los mayores. Pero el relato que ocultan es que fueron los turistas y los ejecutivos de esos países ricos quienes trajeron el virus a países como Italia o España, que tuvieron que hacer recortes en sanidad por las imposiciones de la crisis de 2008, países ricos que no toman medidas drásticas y que no son para viejos: allí, si te mata el coronavirus, no te cuentan.

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