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CARLOTA BARCALA
MADRID.
Viernes, 25 de mayo 2018, 08:04
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El cuerpo sin vida del obrero extremeño José María Sánchez Tejeda, de 56 años, fue hallado ayer por los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid justo cuando se cumplían 48 horas de su desaparición. El cadáver estaba sepultado entre los escombros del número 19 de la calle del General Martínez Campos, en Chamberí, y fueron los perros especialistas los que indicaron el punto en que se encontraba.
El cuerpo sin vida de su compañero Agustín Bello, ha sido localizado alrededor de las nueve de la mañana de este viernes, según han confirmado fuentes municipales, 64 horas después del derrumbe. El propio concejal de Seguridad, Javier Barbero, reconocía ayer por la tarde que hay poquísimas posibilidades de que se le encontrara con vida. La última vez que se le vio fue en la zona del montacargas, junto a la escalera de servicio. En cuanto a José María Sánchez Tejeda , el edil detalló que «llevaba la documentación en el bolsillo»: «No ha sufrido porque estaba rodeado de escombros, sin ninguna posibilidad de respiración. No había compatibilidad con la vida. Se lo hemos comunicado a la familia con los psicólogos del Samur».
En efecto, José María Sánchez Tejeda se encontraba a dos metros de profundidad de la montaña de escombros y murió en el acto, politrumatizado. La alcaldesa, Manuela Carmena, incidió en «el dolor de toda la ciudad de Madrid».
Durante la noche, los trabajos continuaban, con unos 70 bomberos en cada turno, teniendo en cuenta los relevos, zonas de descanso y tiempos de hidratación. Uno de ellos sufrió un accidente y tuvo que ser trasladado al hospital para darle puntos en una mano por una herida que no ha afectado al hueso. Ayudados por una enorme grúa desde la calle de Viriato, a la espalda del inmueble siniestrado, los bomberos eliminan con martillos neumáticos los elementos inestables de las plantas superiores para poder trabajar también a cielo abierto y acelerar las labores de desescombro.
En el informe de la división de Siniestralidad Laboral de la Unidad de Coordinación e Investigación Judicial de la Policía Municipal se especifica como posible causa del siniestro que los obreros estuviesen taladrando un pilar de carga en la planta séptima, la superior, para colocarle un armazón metálico, para reforzar la estructura, que era de 1931. Pero el pilar se resquebrajó, algo que, unido al exceso de materiales y escombros acumulados en una zona de ese piso, desencadenó la tragedia.
Sin embargo, este periódico pudo hablar ayer directamente con algunos supervivientes, de la empresa Tygma (a la que pertenecía el fallecido), una de las tres contratas de la obra. Algunos estaban en la quinta planta, con José María, retirando mobiliario, carpintería y desescombrando. Niegan que estuviesen almacenando material en la zona superior. Apuntan a que la causa fue que una tercera empresa estaba realizando labores de pilotaje con un martillo neumático de 200 milímetros de diámetro, y que las vibraciones afectaron al muro maestro del flanco izquierdo de uno de los cuatro patios de luces, en la trasera, hacia Viriato. Ese pilotaje, que llega a 15 metros de profundidad, se estaba realizando en todo el perímetro de la planta baja, muy cerca de la pared.
Los obreros se percataron de que esta se encontraba en mal estado y alertaron al jefe de obra, de la empresa Aldesa, quien les dijo que siguieran trabajando. Le culpan de lo sucedido. Al momento, se vino abajo, pero consiguieron huir corriendo.
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