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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Jóvenes senegaleses, con los instrumentos que los voluntarios de la asociación Leãozinho les acaban de entregar. :: carlos mardones
Guitarras que cambian vidas

Guitarras que cambian vidas

La extremeña Nuria Dillán preside una ONG que regala clases de música a niños de Brasil, Sáhara y Senegal

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Domingo, 21 de abril 2019, 08:54

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Hay sitios en el mundo donde un niño tiene mucho más a mano una pistola que una guitarra. Por ejemplo: la favela Parada de Lucas, en Río de Janeiro, adonde hace siete veranos viajó la extremeña Nuria Dillán (41 años), en una aventura que acabó cambiándole la vida. «Me apetecía participar en un proyecto de cooperación -recuerda-, y surgió la posibilidad de ir a Brasil a montar un aula de informática en una favela». En el aeropuerto -o sea, en el minuto cero de esta historia de la que estos días se está escribiendo un nuevo capítulo- apareció alguien diferente. Un joven cuyo equipaje incluía dos guitarras y un ukelele. Era Ángel Carmona, periodista de Radio 3, la emisora musical de Radio Nacional de España. Él y Dillán son los fundadores de Leãozinho, que además de una de las canciones más famosas de Caetano Veloso es el nombre de una asociación sin ánimo de lucro surgida en ese viaje solidario a Brasil y que ya ha conseguido cambiar alguna que otra vida en distintas partes del mundo gracias a sus guitarras.

Que le pregunten a Kleiton, a Reinaldo, a Michel o a Jean Claude, adolescentes brasileños que tuvieron la suerte de tropezarse en la vida con Nuria y Ángel, aquel agosto del año 2011 en Parada de Lucas. Como la mayoría de las muchas favelas de Río, era entonces y sigue siendo hoy un barrio marginal, donde faltan turistas y policía y sobran ladrones, droga y armas. Un lugar peligroso donde la delincuencia es algo cotidiano.

«Al campamento de refugiados saharauis de Djala llegamos a través de Ebbaba Hameida, que durante años viajó a Extremadura con el programa 'Vacaciones en paz'»

Además de montar un aula con ordenadores, los dos españoles entretenían a los chicos del lugar con talleres, juegos y música. Un día, un hombre les vio con las guitarras y les dijo que su hijo sabía tocar. «Que se venga», le invitaron. Y el chico apareció. Él y cinco amigos, que acabaron convirtiéndose en los primeros profesores de esta iniciativa que nació en Río de Janeiro, se extendió luego al campamento de refugiados saharauis de Djala y acaba de arrancar en Gandiol (Senegal). Allí está la cooperante extremeña ahora, acompañada, entre otros, por su amiga Cristina Iglesias y por Carlos Mardones, los dos cacereños.

Ahora está en Senegal, con otros dos extremeños, todos ellos voluntarios de la asociación Leãozinho

Son tres extremeños haciendo de embajadores de esta iniciativa solidaria que regala clases de guitarra a menores que estaban predestinados, por su lugar de nacimiento, a dedicar el tiempo a rutinas menos estimulantes. «La idea de este proyecto no es formar músicos, sino utilizar la música para inculcar a los chicos valores como la disciplina, el respeto al otro, el orden o la solidaridad, y enseñarles que existe un mundo más allá del lugar en el que ellos viven», explica Dillán, que vive en Mérida, es pedagoga y trabaja en los servicios de protección social.

«La idea del proyecto no es formar músicos, sino utilizar la música para inculcar valores».

Esos 21 días que ella y Carmona pasaron en Brasil en el verano de 2011 les dieron la pista de que aquello podía ser el germen de algo más grande. «Ya en el viaje de vuelta a España íbamos pensando en cómo podíamos hacer para que las clases tuvieran continuidad y pudiéramos pagarle a los profesores un salario», rememora la extremeña. Carmona empezó a proponer que apoyaran la causa a algunas de las bandas que pasaban por 'Hoy empieza todo', su programa radiofónico. Y muchos de esos grupos y solistas recogieron el guante.

Vetusta Morla, Izal, Amaral...

Vetusta Morla, Muchachito Bombo Infierno, Mucho, Fuel Fandango, Amaral, Depedro, Iván Ferreiro, Love of Lesbian, Supersubmarina, Izal, el festival Sonorama... Todos ellos han colaborado a su manera con Leãozinho. Unos haciendo llamadas a la participación durante sus giras, otros ofreciendo conciertos solidarios o donando guitarras. «Somos pequeñitos -dice Nuria Dillán-, pero vamos consiguiendo cosas». Una de las importantes, si no la que más, es haber formado a más de doscientos niños en Río de Janeiro entre los años 2011 y 2015, lo que mereció el premio Brasil 2015, otorgado por la Cámara de Comercio España-Brasil. Precisamente ese año tuvieron que cambiar de favela para su proyecto en esa ciudad. Se mudaron de Parada de Lucas al Complexo de Maré, un conjunto de unas 15 favelas tanto o más conflictivo.

Allí trabajan con la asociación Asbepe, y reciben también la ayuda de la Fundación Paideia. Tienen un aula para sus actividades, en las que participan 35 alumnos que reciben sus clases dos días por semana en turnos de mañana y tarde. En el campamento de refugiados de Djala, el proyecto -que se desarrolla en colaboración con la oenegé Hahatay- comenzó en octubre del año 2017 y beneficia a una quincena de menores. En Gandiol, donde las clases empezaron en febrero, ya hay diez apuntados. Y muchos más en la lista de espera, que empezará a adelgazar ya mismo.

Al principio solo tenían tres guitarras, pero el viaje en el que los tres extremeños están ahora -regresan mañana- tiene una misión principal: llevarles más. En concreto, han transportado hasta el país africano otras diez guitarras, seis de ellas cedidas por el fabricante Guitarras Raimundo, de Valencia. También la marca Gibson ha cedido material otras veces. «Además de las clases -cuenta Dillán-, ofrecemos el servicio de préstamo de instrumentos, por si hay algún chico que quiera practicar en su casa».

Todos los profesores tienen su sueldo, que sale de las donaciones y las campañas que hace Leãozinho. Una actividad que conoce bien Cristina Iglesias, cacereña, trabajadora social y una de las voluntarias más activas de la asociación. «Colaborar con este proyecto me llena totalmente -comenta-, en todos los sentidos. Lo hago siempre que puedo». Ella fue quien propuso a otro cacereño, el diseñador, arquitecto y fotógrafo amateur Carlos Mardones, que se sumara al viaje, que será su primera experiencia como cooperante. «La idea de poder echar una mano a esta iniciativa que tiene tantas cosas buenas, la posibilidad de ayudar a la gente de Senegal -cuenta- me motiva mucho, me genera mucha ilusión».

El proyecto nació en el verano del año 2011 en una favela de Río de Janeiro, junto a Ángel Carmona, periodista de Radio 3

La cuota extremeña de Leãozinho no acaba en Nuria, Cristina y Carlos. También está Ebbaba Hameida, que es saharahui. Conoció Extremadura cuando viajaba como una de las niñas del programa 'Vacaciones en paz', y de aquellas experiencias mantiene familia en Mérida, Guareña y Don Benito. Después, se quedó en España a estudiar. Hizo Periodismo, trabaja en Radio 3 y ella es el nexo que hizo posible que el proyecto llegara al campo de refugiados de Djala. Lo que hacen allí se sufraga con la venta de calendarios solidarios -se pueden comprar en su web-, que dan para pagar a la maestra de la escuela y al profesor de música.

«Además de darles clases, les ofrecemos el servicio de préstamo de guitarras, por si quieren ensayar en sus casas»

La solidaridad hace posible también hacerle llegar un salario cada mes a Halley Teixeira, el profesor que da clases en la favela de Río de Janeiro, la ciudad donde empezó todo. Cuando Ángel Carmona, un devoto de la música brasileña, se encontró allí con los primeros niños y pensó en tocarles algo con la guitarra, la primera canción que le vino a la cabeza fue la de Caetano Veloso. La tocó mil veces para los críos de Parada de Lucas. Con Kleiton, Reinaldo, Michel... Que luego fueron profesores. Y que después montaron un grupo y usaron el sueldo que les mandaba Leãozinho para comprar una batería. Haber nacido donde nacieron les hacía candidatos a pasar los días con una pistola oculta en la cintura. Pero la vida les puso en las manos una guitarra.

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