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Guadalupe vive su fiesta grande sin restricciones y recupera su procesión por el claustro mudéjar
El arzobispo de Toledo, el extremeño Francisco Cerro, propone tres nuevas advocaciones para la patrona de Extremadura en una ceremonia como las de antes de pandemia
Carmen Baltasar, de 87 años, ha acudido puntual a un ritual que repite cada 8 de septiembre desde que era joven. Ha acompañado descalza a ... la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura, en su recorrido por el claustro mudéjar del Monasterio de la Puebla. «Hice la promesa de que vendría siempre que pudiera», detalla. Antes lo hacía de rodillas pero los achaques de la edad la obligan ahora a ir de pie. Como ella, otras setenta personas han acompañado sin zapatos a la imagen en el espacio reservado para aquellos fieles que han hecho promesas. Otros 30 han realizado el recorrido de rodillas. La mayoría, visiblemente emocionados.
Hoy era un día especial para Carmen, que es de Guadalupe pero reside en Alcorcón, porque al fin podía acompañar a la Virgen después de dos años en los que esta procesión no se ha celebrado por la pandemia. Hoy, al fin, Guadalupe vive su fiesta grande sin restricciones. Atrás quedan las imágenes de mascarillas (alguna había en el templo) y las de distancias de seguridad entre los asistentes. Eso sí, los habituales a esta cita coinciden en señalar que hay menos público de lo habitual, una circunstancia que achacan a que la festividad de Extremadura ha caído entre semana.
La ceremonia religiosa, que ha arrancado a las once de la mañana, ha estado presidida por el arzobispo de Toledo, el extremeño Francisco Cerro Chaves. Durante su homilía, que se ha prolongado durante doce minutos, Cerro Chaves ha propuesto tres nuevas advocaciones «inventadas» para la patrona de Extremadura: Nuestra Señora de Guadalupe del Agradecimiento, Nuestra Señora de Guadalupe de la Humildad y Nuestra Señora de Guadalupe de la Confianza «en tiempos difíciles». Cerro ha recordado, además, que el próximo sábado tendrá lugar la clausura del año jubilar, que se ha prolongado de manera extraordinaria en el tiempo por la pandemia.
La Virgen de Guadalupe ha lucido el manto de la cenefa marrón, también conocido como el manto de Isabel Clara Eugenia, que fue quien obsequió con este regalo a la imagen cuando era embajadora de los Países Bajos. Está considerado el tercer manto rico de la Virgen, que ostenta una valiosa colección que asciende a 50 piezas.
Hasta Guadalupe han viajado el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernandez Vara, y el consejero de Sanidad, Jose María Vergeles. Tampoco ha querido faltar a la cita religiosa de este 8 de septiembre el expresidente Jose Antonio Monago.
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