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Gratis pero no peor

Gratis pero no peor

La gratuidad de las matrículas obligará a la Junta, es cedir, a todos, a hacer un mayor esfuerzo económico, y los ciudadanos, por tanto, están en su derecho de aumentar si cabe el nivel de exigencia con la UEx

Pablo Calvo

Cáceres

Domingo, 1 de julio 2018, 12:28

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La enseñanza pública no es gratuita, como bien saben muchos padres. Menos aún la universitaria. Al dinero de las matrículas hay que sumar material y en la mayoría de los casos el alojamiento. Existe un sistema de becas que ha sobrevivido mal que bien a la crisis, pero sus cuantías nunca han alcanzado a cubrir los gastos que implica una carrera universitaria. Años atrás, incluso, salieron a relucir casos de jóvenes obligados a abandonar los estudios por falta de recursos, pero habrá que convenir que si alguien desea cursar estudios superiores hoy en día en nuestro país, existen mecanismos de apoyo para que pueda hacerlo, aunque siempre implica un importante esfuerzo económico familiar.

El debate sobre el estado de la región ha dejado como titular la gratuidad de matrícula para aquellos estudiantes que superen todos sus créditos. La medida también actuará como freno para aquellos alumnos que tuvieran la tentación de matricularse en universidades de Andalucía, donde ya existe la medida. Porque, es un hecho estadístico, la Universidad de Extremadura (UEx) pierde alumnos.

Además de las razones demográficas, mucho se ha hablado de la fuga de cerebros, pero es cierto que las razones geográficas pesan a la hora de que un joven de Monesterio decida estudiar Derecho en Sevilla en lugar de en Cáceres, o que una chica de Hervás prefiera Salamanca antes que una titulación del campus de Badajoz.

Otras veces el traslado obedece al interés por cursar carreras que no se imparten aquí, pero si de algo peca el catálogo que oferta la UEx es de ser demasiado extenso. No se puede impartir todo. Hasta es dudoso que sea buena idea implantar Periodismo por su complicada salida laboral y porque se ofrece en otras muchas universidades. Difícilmente podrá atraer estudiantes de fuera de la región. Por otro lado, se mantiene una relación considerable de títulos con muy pocos alumnos porque la UEx incumple su propia filosofía de revisar las carreras con menos de 25 matriculados.

De hecho, aquí radica uno de los problemas de esta nuestra universidad, la autocomplacencia demostrada durante años, la percepción que tiene la comunidad universitaria de sí misma de que es importante por el mero hecho de existir, sin analizar si de verdad se están dando respuestas adecuadas a las demandas de sus jóvenes y de la sociedad extremeña en general, a la cual, como institución, debe servir.

Este diario publica un suplemento, Innova, cuyo contenido a menudo recoge los proyectos de investigación, interesantes, innovadores valga la redundancia y útiles, que se desarrollan en los departamentos universitarios extremeños. En ellos hay buenos profesionales, personas con ganas y con ideas brillantes, que se enfrentan a los mismos obstáculos que afectan a la Universidad española en general, desde la escasa financiación a la temporalidad de muchos contratos. Es decir, no hay que caer en el desánimo de sentirse menos o inferiores que otros campus.

Pero sí se amplía el foco, la UEx en su conjunto suele aparecer en la parte baja o muy baja de cualquier clasificación que mida, tras la evaluación de muchos y variados criterios, los niveles de calidad de la enseñanza que se imparte, y así es complicado atraer a los jóvenes.

En estas mismas páginas se intenta responder hoy por qué se produce esta situación (falta de competencia, titulaciones poco adecuadas, desmotivación... ) y qué medidas habría que adoptar. Se trata de un ejercicio que la Universidad extremeña también debería hacer, con mayor profundidad e incluso de forma periódica, y que en cambio no se tiene constancia de que lo haya hecho alguna vez.

El mirarse el ombligo debe dar paso a la autocrítica y a la asunción de responsabilidades. Hay que dejar de echar balones fuera y buscar culpables externos para justificar esos rankings, que aunque no deben ser vistos como verdades absolutas, sí apuntan unas carencias que dan la sensación que molestan mucho más al conjunto de los ciudadanos que a los propios miembros de la UEx, tranquilos con su estatus.

La gratuidad de las matrículas obligará a la Junta, es decir, a todos, a realizar un mayor esfuerzo económico para sostener a la Universidad extremeña. Por tanto, la ciudadanía está en su derecho de aumentar si cabe el nivel de exigencia con ella, y no a la inversa como podría pensarse por ser más accesible su matrícula. Que sea más barata no debe significar que tenga que ser peor.

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