Garzón y el chuletón
A por el ministro. A pesar de defender nuestra ganadería, le caen palos por todos lados
Las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, son una de las mayores defensas de la ganadería extremeña que he escuchado nunca. Y no ha ... sido una defensa para quedar bien, sino mojándose y destacando los valores fundamentales de nuestros ganaderos, que crían animales en llanos y dehesas y esa es, fundamentalmente, la carne que aquí comemos, es decir, la que defiende el ministro Garzón.
No sé a qué viene esta cacería insensata sin conocer sus declaraciones. Se ha llegado a decir de él que quiere acabar con la ganadería tradicional para favorecer la carne artificial. ¡Madre mía! Pero si es justo lo contrario de lo que ha declarado al diario inglés The Guardian, donde defiende la ganadería tradicional y ataca las macrogranjas que crían animales engordados brutal y artificialmente.
Se le ha acusado de querer acabar con el mundo rural cuando sus razonamientos se basan en todo lo contrario: la defensa de ese mundo rural tradicional, el que cría ganado en libertad, nunca en macrogranjas, el que defiende con sus prácticas la biodiversidad y la sostenibilidad. No critica la ganadería, critica las malas ganaderías, y no critica a los ganaderos tradicionales, o sea, casi el 100% de los extremeños, sino a las veinte multinacionales que tienen instaladas macroganaderías en España y contaminan, producen carne sin calidad y son un peligro para la salud y el medio ambiente.
¿Pero qué ha dicho Garzón en The Guardian? El periodista le pregunta: «Con el tema de la carne, ¿cómo vas a lograr el apoyo de los ganaderos y cómo vas a cambiar la mentalidad de los españoles?». Y el ministro deja claro que «aquí hay que diferenciar entre la ganadería industrial y la ganadería extensiva. Esta es una ganadería que tiene mucho peso en determinadas regiones de España como puede ser Asturias, parte de Castilla y León, incluso de Andalucía y Extremadura». Ahí sí que lo podemos criticar: No, ministro, se equivoca, no es en parte de Extremadura, sino en toda Extremadura. Sigue Garzón: «Pero esta es sostenible (la extensiva, la característica de Extremadura), la que no es en ningún momento sostenible es la de las macrogranjas».
¿Por qué vamos a la caza de Garzón si defiende la ganadería tradicional? ¿Por qué lo atacan incluso desde las altas instancias de la ganadería sostenible que el ministro apoya? ¿Será porque hay elecciones en Castilla y León? No puede ser, me niego a pensar eso. Tiene que ser simplemente porque no se han leído sus declaraciones o se han leído tergiversadas.
Y uno entiende que PP, Vox o Asaja lo acusen de lo peor, al fin y al cabo, en 2022 hay elecciones en Castilla y León y en el campo. ¿Pero que se sumen al ataque el PSOE y UPA? La cultura conservadora se está imponiendo y consiguiendo que organizaciones progresistas secunden los postulados de la derecha agraria.
El ministro apunta que los ganaderos de ganadería extensiva deberían estar de acuerdo con sus propuestas «porque nunca hemos dicho que no hay que comer carne, sino que hay que reducir el consumo y que la carne que se consuma sea de ganadería extensiva». O sea, viene a decir que se consuma carne de Castilla y León, de Extremadura, de la España que llaman vaciada. Y lo de comer menos carne es verdad que no es oportuno decirlo desde el punto de vista electoral y puede ser discutible, pero lo que hace Garzón es seguir los estudios de los nutricionistas, convirtiéndose en profeta, y los profetas se llevan todas las tortas cuando anuncian lo que viene, es decir, comeremos menos carne, pero será la nuestra, la extremeña, la tradicional, no la industrial.
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