Gallardo y Gutiérrez, dos perfiles distintos para liderar el PSOE

Aunque la vicepresidenta de la Diputación de Cáceres ha reclamado la celebración de al menos dos, el comité organizador ha establecido que solo habrá uno y que tendrá el mismo formato que el de las primarias del pasado marzo. El debate tendrá lugar en la sede regional del PSOE el próximo 27 de diciembre. Comenzará a las 20 horas con una duración de cincuenta minutos. Los candidatos confrontarán en cinco bloques temáticos aún no decididos.

El debate será retransmitido de manera online a través de diferentes canales para facilitar su seguimiento a los militantes que están llamados a las urnas el 11 de enero, el día que se conocerá si Gallardo se mantiene al frente del partido o Gutiérrez es la primera mujer en liderarlo.

Con 29 años se convirtió en alcalde de su pueblo, Villanueva de la Serena, y con 50 logró el sueño que tanto ansiaba: ser elegido secretario general del PSOE extremeño. En el camino, seis mayorías absolutas consecutivas que le han permitido superar dos legislaturas como presidente de la Diputación de Badajoz y erigirse como una de las figuras del PSOE de Extremadura.

Padre de dos hijos y aficionado al atletismo, deporte que practicó hasta los 18 años, pocos dudaban en el partido de que Gallardo sería el sucesor de Fernández Vara. Para ello, como le dijo el expresidente en el congreso en el que fue confirmado secretario general, se había preparado toda la vida.

Técnico especialista en Mantenimiento Electrónico y en Educación Infantil y diplomado en Educación Social por la UNED, trabajó cuatro años como operador de producción en Inpralsa, una fábrica alimentaria de Miajadas, hasta ser alcalde. Ahí arrancó una carrera política que él quiere culminar como presidente de la Junta de Extremadura.

A Gallardo le gusta tener poder y ejercerlo. «Yo quiero una organización con un líder, porque la responsabilidad no puede ser coral», ha dicho en más de una ocasión, y su forma de hacer antes y después de ser secretario general ha sido fiel a su filosofía.

Sin embargo, a este político curtido, que se relaja cogiendo aceitunas en su campo o haciendo arreglos en casa (se define como un «manitas»), se le resiste el liderazgo.

Dice que los nueve meses que lleva al frente del PSOE extremeño han sido «trepidantes, de mucho trabajo, de conocer con mayor profundidad la región y sus problemas, de conocer más de cerca mi partido, la realidad de las agrupaciones locales».

Sus críticos, sin embargo, le achacan haber agrandado la división del partido en estos nueve meses, haber impuesto el 'conmigo o contra mí', haber hecho gala del apodo por el que se le conoce, 'el niño de la katana', y que él rechaza.

Ramón Rubial es el referente político de un hombre «perseverante y constante», dispuesto a dar de nuevo la batalla en las urnas y también en los tribunales.

En plena campaña por el liderazgo del PSOE acudirá a los juzgados a declarar como imputado por el caso del hermano de Pedro Sánchez. «Lo haré desde la tranquilidad del que se sabe inocente. Quien nada hace, nada tiene que temer», asegura un hombre que no huye de las polémicas y que se crece en las peleas.

Dice que su principal defecto es involucrarse en exceso en el trabajo, «en ocasiones descuido mi vida personal». De gustos sencillos («mi comida favorita es huevos fritos con patatas») tiene claro que el rojo es su color, que continuará leyendo a Fernando Aramburu, escuchando música de los 80 y escapándose al cine cada vez que pueda. «Me gustó 'La infiltrada', es la última peli que he visto».

'La fuerza de Esther' es el lema que ha elegido para convertirse en la primera mujer que lidere el PSOE extremeño. Y no ha sido por azar. «La fuerza me representa», deja claro Esther Gutiérrez.

A sus 47 años, esta madre soltera de una niña de cuatro años, con cuatro hermanas y maestra con plaza en propiedad en Vegaviana, ha decidido dar la batalla por los ideales que han marcado su vida, los que le han transmitido sus padres y que asegura definen al PSOE. «Creo firmemente en la equidad para que todos vayamos de la mano y soy una luchadora, una justiciera».

Con este espíritu, primero dijo sí a formar parte de las listas municipales de su pueblo, Zarza la Mayor. Fue en 2003 y Esther Gutiérrez se estrenó en política como teniente alcalde, pero en 2007 ya encabezó la candidatura municipal. El PSOE ganó con mayoría absoluta y durante dos legislaturas consecutivas fue alcaldesa de su pueblo. Una tarea que compaginó como diputada provincial. En 2015 Fernández Vara la llamó para que fuera consejera de Educación y Empleo, momento en el que aparcó la docencia.

Gutiérrez gestionó la escuela extremeña durante ocho años y, tras las elecciones autonómicas de 2023, regresó a la Diputación cacereña pero como vicepresidenta.

Su decisión de disputar la Secretaría General del PSOE a Miguel Ángel Gallardo ha generado revuelo en el partido y críticas personales a ella por parte de quienes consideran que la decisión no ha sido suya, sino del secretario provincial de Cáceres y presidente de la institución provincial, Miguel Ángel Morales. «Eso también le pasó a Lara Garlito, y a ella le agradezco que nos abriera el camino», asegura.

Quienes la conocen saben que esas críticas machistas son gasolina sin embargo para una mujer «testaruda, pertinaz y valiente», a la que le van los retos, pero a los que no se lanza por impulso. «Soy responsable y analítica».

Su hija Mariela, «el proyecto más importante de mi vida», es en quien más ha pensado antes de tomar la decisión de luchar por el liderazgo del PSOE extremeño. «He sopesado el tiempo que no voy a tener para ella, pero también creo que podrá estar orgullosa de su madre, de mi afán de superación por continuar defendiendo mis ideales».

Por ella ha vuelto a vivir en Zarza la Mayor, «necesito a mi familia, conciliar es muy complicado». En este pueblo cacereño fronterizo con Portugal de poco más de 1.100 habitantes sale a correr los fines de semana. Pero en su casa tiene la bici y la elíptica, «el deporte es fundamental para mí». Es la vía de escape para esta maestra con la especialidad de Educación Física que acaba de terminar 'El alquimista' de Paulo Coelho, a la que le gustan Almudena Grandes y Dulce Chacón y que disfrutó el último fin de semana con su hija en el Parque Warner. «Mi ocio es ya solo es familiar». Pero no ha perdido el interés por bailar, folclore incluido, y esquiar.