Los extremeños se rebelan contra las centrales nucleares

La situación llegó hasta el punto de que la Junta de Extremadura archivó el caso y José Saavedra, alcalde de la localidad en ese momento, anuncia su dimisión por «motivos de salud» siendo acusado por muchos vecinos como un verdadero obstáculo para luchar contra el macrovertedero.

La empresa recurrió la decisión de la Junta por la vía contencioso-administrativa. La Junta volvió a rechazar el proyecto, dando fin a la vía administrativa, y la empresa llevó el asunto a la vía judicial, donde se encuentra actualmente. Un tema que, durante meses, ocupó las noticias de los periódicos del país y los informativos de televisión por todo lo que ha sucedido en él.

Sin embargo, en los años 70, los extremeños se rebelaron por circunstancias similares y este diario informó, en primera línea, de esas manifestaciones y de qué reclamaba el pueblo extremeño. El motivo fue la instalación de una central nuclear en Valdecaballeros que nunca se ha puesto en funcionamiento. Con una capacidad de 71 hm3, se construyó en 1975 en una ubicación cercana a la presa de la localidad para abastecer de agua a la central.

Sin embargo, en 1984, el gobierno de Felipe González decretó la moratoria nuclear, lo que supuso la paralización de las obras cuando una parte de las instalaciones ya estaban construidas. 48 años después del inicio de las obras, las instituciones nacionales querían derribar la presa pero dieron marcha atrás por que los vecinos de Valdecaballeros para evitar que desaparezca lo que consideran un «bálsamo de paz». La forma en la que ha cambiado la historia llama la atención. En 2023, los vecinos del pueblo y de las zonas cercanas protestaron para defender la central mientras que, en 1977, hubo protestas en contra de la instalación de las centrales nucleares en Extremadura en muchos puntos de la región. Fueron unas protestas que estaban centradas por la instalación, dos años antes, de la central de Valdecaballeros.

Este diario destacó, principalmente, la protesta celebrada en la plaza de España de Badajoz el 16 de agosto de 1977 en la que participaron 6.000 personas y muchas de ellas son emigrantes procedentes de Cataluña, Andalucía y el País Vasco.

Un momento llamativo de la manifestación fue cuando un joven de 17 años decidió subirse al balcón del Ayuntamiento pacense para colgar la bandera de Extremadura. Este hecho lo destacó el diario en su portada del 16 de agosto para enfocar la manifestación como asunto principal del día. Además, la bandera extremeña no fue la única que estuvo presente. La verdiblanca andaluza, la senyera catalana y la ikurriña vasca también fueron expuestas por los emigrantes procedentes de dichas zonas.

En la manifestación del Ayuntamiento no hubo momentos de tensión. Sin embargo, minutos después, un grupo se dirigió a las instalaciones del Gobernador Civil (actualmente la subdelegación del Gobierno en Extremadura ) levantó barriladas que forzó la intervención de los oficiales de seguridad. Utilizaron bombas de humo y balas de goma que no causaron heridas graves en los asistentes afortunadamente.