EFE

El éxito de 'Parásitos'

TRIBUNAS ·

Nuestros pícaros y criados comparten muchos rasgos con los personajes de 'Parásitos' , desde el deseo de ascender en la escala social a la imposibilidad de esquivar la miseria

IRENE SÁNCHEZ

Domingo, 23 de febrero 2020, 10:08

Tras el éxito rotundo cosechado en los Oscars, tocaba ir cuanto a antes a ver 'Parásitos'. El aluvión de premios la ha traído de nuevo a nuestros cines y recomiendo no perdérsela, ya sea para unirse a los elogios generalizados, ya sea para considerar acaso que la película está sobrevalorada. La opinión de crítica y público se muestra dividida. La cinta se ha alzado con los galardones más importantes que otorga la industria cinematográfica norteamericana. Todos esperábamos el premio a mejor película extranjera, pero pocos contábamos con que obtuviese también los de mejor película, mejor guion y mejor dirección para Bong Joon-ho.

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Ante tal acumulación de estatuillas, resulta fácil argumentar que Hollywood se ha excedido en esta ocasión. Siempre podemos mencionar grandes películas, obras maestras sin paliativos, que no corrieron tan buena suerte con los premios en su día. Todavía sigo sin comprender, por poner solo un ejemplo, qué sucedió en 2017 con la fantástica 'La la land', para que no fuera elegida como mejor película. Pero, en fin, 'Parásitos' ha hecho pleno, un año, por cierto, donde ha habido una buena cosecha cinematográfica: 'El irlandés', '1917', 'Joker', 'Historia de un matrimonio'. Sin duda todas son excelentes y cualquiera de ellas podría haber sido merecedora de los premios más codiciados.

Sin entrar en valoraciones técnicas, 'Parásitos' cuenta una historia que atrapa a los espectadores desde el comienzo y los mantiene en vilo, sin caídas, durante las dos horas y doce minutos que dura la cinta. Es admirable cómo mezcla, con desenfado y maestría, distintos géneros, para componer una obra redonda y con personalidad propia. Lo que comienza con tintes de película social poco a poco se va transformando en una comedia ácida que se precipita a toda velocidad hacia la tragedia. Además, la narración consigue crear suspense, pero las situaciones de tensión pueden desembocar en el absurdo más delirante. El resultado de esta mezcla es una película desbordante que consigue denunciar, sorprender, asustar, entretener y hacer reír.

Por esta hibridación de géneros y por la historia que cuenta, 'Parásitos' parece inscribirse en la modernidad, pero en realidad hunde sus raíces en la tradición del género picaresco, presente en la literatura universal, desde la antigüedad, y con algunos de sus mejores frutos en la tradición literaria hispánica. Las narraciones de criados que intentan ascender en la sociedad no resultan ajenas a ninguna lengua, de ahí que los espectadores de cualquier nacionalidad se identifiquen con la familia de pícaros que Bong Joon-ho ha imaginado y llevado con tanto acierto a la gran pantalla. En el contexto español, la familia Kim nos recuerda a Lázaro de Tormes, Guzmán de Alfarache o el Buscón. También podemos encontrar paralelismos con la galería de personajes menesterosos de 'La colmena' y, sobre todo, con los vagabundos de Buñuel en 'Viridiana', con aquel pobre inolvidable que los burgueses sentaban a su mesa por Navidad en el 'Plácido' de Berlanga, o con los criados y señoritos de 'Los santos inocentes', salidos de la pluma de Delibes y llevados al cine por Mario Camus.

Pese a la distancia cultural, espacial y temporal, nuestros pícaros y criados comparten muchos rasgos con los personajes de 'Parásitos', desde el deseo de ascender en la escala social a la imposibilidad de esquivar la miseria. Puede que hayan cambiado los detalles, pero el fondo de la historia sigue siendo el mismo. La cinta retrata las desigualdades que se producen en nuestras sociedades actuales, especialmente en el ámbito urbano, en el que campa a sus anchas el capitalismo más salvaje. Los pobres de nuestro tiempo tienen problemas a la hora de cubrir las necesidades básicas de siempre (comida, vivienda, trabajo), pero a la vez presentan otras carencias que el progreso ha generado. Hoy en día puede considerarse pobre a quien no tiene conexión a internet o a quien no dispone de los dispositivos electrónicos necesarios para estar comunicado.

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Aparte de todo esto, que es mucho, la película es más que una historia de pícaros con tintes sociales. El guion presenta una dimensión existencial y filosófica que utiliza como metáfora los espacios donde viven las diferentes familias para hablarnos del mundo ideal y del mundo real, y del ser humano encadenado en la caverna platónica. Como ya hizo la legendaria 'Metrópolis' de Fritz Lang, los ricos viven arriba, disfrutando de la luz y de los espacios abiertos, mientras los obreros están recluidos en galerías subterráneas. Son magníficas las imágenes que nos muestran el cochambroso sótano en el que viven los Kim, con solo una ventana que da a ras de calle, con vistas a un rincón donde orinan los transeúntes y vomitan los borrachos. Esta sordidez contrasta con la modernidad y la belleza de líneas limpias y espacios amplios y despejados de la mansión de los Park, cuyo salón se abre a un jardín perfecto que protege de la fealdad del mundo e invita a llevar una existencia igualmente perfecta.

Hollywood se ha equivocado en muchas ocasiones, pero no en esta, mal que le pese a Donald Trump. Es la primera vez que se elige una cinta de habla no inglesa como mejor película. 'Parásitos' ha hecho historia por ser entretenida e incómoda en ocasiones, realista y a ratos imposible, moderna y tradicional, local y absolutamente universal.

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