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Esquiladores uruguayos camino ayer de Campanario tras aterrizar por la mañana en Madrid. HOY
Esquilador, un oficio en peligro de extinción

Esquilador, un oficio en peligro de extinción

Los profesionales autóctonos van desapareciendo a pesar de que la región es la primera del país por cabezas de ovino

CELESTINO J. VINAGRE

MÉRIDA.

Jueves, 14 de mayo 2020, 07:55

Nieto e hijo de esquilador, Manuel Martínez Delgado, de 43 años, estaba ayer en Portugal. Junto a familiares (un hermano, un cuñado y un sobrino), forma parte de la cuadrilla que ha contratado un ganadero de Vendinha (región de Évora, en el entorno de Reguengos de Monsaraz) para quitar la lana a sus ovejas. Sea en Portugal, en Extremadura sobre todo, y ocasionalmente en Andalucía, a Manuel, de La Morera (700 vecinos, comarca de Zafra), trabajo no le falta habitualmente entre abril y junio. En nuestra región, que sobrepasa los tres millones de cabezas de ovino –líder en España– esquilar es tan necesario como dificultoso encontrar mano de obra autóctona.

«Mientras haya ovejas, y aquí van a seguir existiendo durante muchos años, serán imprescindibles los esquiladores, pero es una profesión que se está perdiendo. Un oficio de raíces extremeñas pero con pocos extremeños ahora mismo activos», especifica Manuel Aguilar Yuste, antropólogo y profesor de la Universidad de Extremadura.

Es de Torrecillas de la Tiesa, en la comarca de Trujillo, una de las grandes zonas de ovino.

La organización, por vía de urgencia y sorteando notables obstáculos por la crisis del COVID-19, de un vuelo chárter que ayer desembarcó en España a 250 esquiladores uruguayos (50 para la región) es una muestra de que «realmente ni en Extremadura ni en el resto de España tenemos mano de obra suficiente para esquilar. Y si no hay gente, hay que traerla de fuera», argumenta Marco Antonio Calderón, gerente de la cooperativa Comercial Ovinos.

La presencia de esquiladores procedentes de Uruguay, año tras año, se ha consolidado en nuestro país, incluso en plena pandemia, salvando el cierre de fronteras. Antes abundaban los procedentes de Polonia, Rumanía o Eslovenia. Esa es una certeza que nadie discute. En cambio sí hay debate sobre por qué hay mano de obra foránea para el esquileo.

Costes

Para Manuel Martínez, «esquiladores extremeños hay bastantes pero al ganadero le trae más cuenta contratar a los uruguayos». Para Aguilar, «los esquiladores de Uruguay abrieron hueco en la región porque tiraron los precios, el coste para esquilar resultó más atractivo para los ganaderos de aquí, y porque muchas cuadrillas que existían en la región se rompieron porque sus miembros se fueron a trabajar a la construcción».

El antropólogo aclara que el precio de un esquilador de Uruguay ahora se ha equiparado al de un extremeño (la media es 1,7 euros por oveja esquilada) aunque aquel «ofrece algo muy apreciado y es que se encargan de recoger la lana y envasarla, una tarea que se le quita al ganadero».

Martínez indica que, efectivamente, el extremeño se centra en pelar, no en recoger y almacenar la lana aunque algunas cuadrillas de la región también lo hacen. En todo caso, matiza: «Un esquilador uruguayo se lleva por su trabajo 1,20, 1,30 euros por oveja, menos que nosotros».

Apenas hay cuadrillas rejuvenecidas en la región y tampoco hay cursos o escuelas de formación

El gerente de Comercial Ovinos replica. «Es incierto absolutamente que se contraten a uruguayos por el precio. En absoluto. Se les paga lo mismo. Otra cosa es que a los trabajadores uruguayos se les quede en limpio 1,20/1,30 euros por oveja una vez se le descuenten la parte de los costes salariales de sus contratos, porque todos llegan con contrato y cotizan, y otros costes aunque a ellos se les paga la manutención y el alojamiento».

Para Calderón, «sin quitar méritos a los esquiladores de aquí, los uruguayos están más cualificados. Tienen escuelas, cursos... Y aquí carecemos de esas cosas. Y cada vez Extremadura tiene menos jóvenes que aprendan o quieran aprender este oficio».

Para Aguilar, autor del libro 'Los que viven por sus manos. Los antiguos oficios de ayer, el emprendimiento de hoy', el ser «peluqueros de ovejas» tiene no solo una dureza física evidente y requiere de una capacitación profesional notable. «Es un oficio transversal, que pueden ejercer muchas personas que el resto del año son albañiles, agricultores o jornaleros de la fruta. Es un oficio para temporeros y esto es un lastre en la sociedad actual».

El ser esquilador es una profesión necesaria pero que está en desuso a pesar de que «nunca va a faltar ese trabajo en territorios como el nuestro y está muy ligado a nuestra cultura», finaliza.

«Ahora es muy difícil encontrar varias cuadrillas en las comarcas. Te aseguro que si los ganaderos encontraran esquiladores extremeños no reclamarían otros de fuera, ni tendrían que contratarlos. Segurísimo», finaliza el gerente de Ovinos.

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