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De izda. a dcha. Manuel García (BBVA), Manuel Vázquez (Conesa), Fernando Menaya (Centrowagen) y como moderador José María Pérez (San Telmo BS). :: Casimiro Moreno
Las empresas familiares consideran que los impuestos son elevados y frenan su crecimiento

Las empresas familiares consideran que los impuestos son elevados y frenan su crecimiento

Representantes de Conesa o Centrowagen explicaron en un foro organizado por HOY en colaboración con San Telmo Business School y con el patrocinio de BBVA cómo les afecta la presión fiscal

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Domingo, 14 de abril 2019, 08:50

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A cualquier empresario le asaltan múltiples preocupaciones a diario para sacar adelante su proyecto, pero cuando se trata de una empresa familiar que se hereda y reparte ganancias hay además otras dificultades que sortear. Una muy importante es la presión fiscal, tal y como se puso de manifiesto en el foro organizado por HOY en colaboración con San Telmo Business School (la escuela de directivos dedicada también al asesoramiento a empresas e instituciones), y con el patrocinio de BBVA.

Dos empresarios extremeños como Manuel Vázquez Calleja, del grupo Conesa, dedicado fundamentalmente a la exportación de tomate transformado, y Fernando Menaya Nieto-Aliseda, del Grupo Centrowagen, del sector de la automoción, se sentaron el viernes junto a Manuel García Martínez, experto de BBVA, para explicar los retos que afrontan a diario.

Todos hablaron en el contexto de la empresa familiar a la que pertenecen, la cual se debate a menudo entre repartir ganancias o reinvertir, un modelo de negocio que además debe abordar unos protocolos muy claros entre hermanos o primos para evitar discusiones y que esta relación no frene iniciativas encaminadas al crecimiento y la innovación.

Los empresarios dicen sentir a menudo indefensión ante la agencia tributariaLa cifra de compañías que resisten hasta la tercera generación es muy baja

La mesa redonda fue moderada por el profesor de San Telmo Business School José María Pérez, que como especialista en fiscalidad, analizó cómo afectan los impuestos a estas compañías. Principalmente, Pérez se refirió al de patrimonio, al de sucesiones y donaciones y al impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), que afectan a los socios; y por otro lado al impuesto de sociedades, que grava a la empresa. Si a los empresarios presentes ya les parece una losa todas estas obligaciones con Hacienda, durante la charla surgieron varios tributos más que atender y la sensación de «indefensión» ante la complejidad de algunos trámites y los excesivos controles que dicen soportar.

Demasiadas inspecciones

Inevitablemente, el docente introdujo la cuestión de cómo debido a las competencias normativas de la comunidades autónomas «hay unas diferencias escandalosas entre regiones». Y aunque reconoció que la tendencia hoy sea converger, es común que la riqueza emigre hacia territorios con una fiscalidad más favorable. También en un tono de reproche, surgió por parte de los empresarios la queja hacia la posición que adopta la Agencia Tributaria debido a que señalan como culpables a priori a los empresarios. Según dijeron, son ellos quienes tienen que estar demostrando continuamente que son inocentes. Sin perjuicio de considerar los impuestos como una herramienta esencial para que la sociedad funcione y con los que hay que cumplir, los intervinientes coincidieron en el exceso de celo que hay en España -y que no se da en otros países como Portugal o Estados Unidos, con los que trabaja Conesa- cuando las autoridades fiscales insisten en realizar una inspección tras otra.

Ello obliga a presentar documentación de ejercicios anteriores, lo que exige dedicar recursos de la empresa para sumergirse en tareas de burocracia ante Hacienda que ralentizan la producción y el crecimiento de la suya y la de muchas compañías, señalaron tanto Vázquez como Menaya. Ambos hablaron de una Administración que en los últimos años se ha vuelto más activa y que dicen que actúa «como una máquina apisonadora».

Los participantes de la mesa redonda celebrada en HOY:: C. MORENO
Los participantes de la mesa redonda celebrada en HOY:: C. MORENO

En este sentido, el experto de BBVA, José María Pérez, dijo que ellos nunca pretenden suplir las funciones del asesor fiscal de cada empresa, y cuando asesoran lo hacen desde el punto de vista de la anticipación. «Más que a la de revisión atendemos a la fase de planificación y para planificar adecuadamente es importante un marco de seguridad jurídica razonable, por eso no ayuda esta dispersión de normas estatales y autonómicas», declaró.

Según los datos que aportó el representante de Conesa, «la empresa familiar tiene en España un peso enorme porque representa un 85% del tejido empresarial, además de aportar un 70% del Producto Interior Bruto del país». Por otro lado, Vázquez subrayó una peculiaridad: «Estamos fuertemente arraigados en el territorio y nos fastidia tener que movernos por motivos fiscales porque tenemos un elevado compromiso con nuestros empleados, no como una multinacional que busca siempre las mejores condiciones».

Los empresarios dicen sentir a menudo indefensión ante la agencia tributariaLa empresa familiar aporta un 70% al Producto Interior Bruto de España

Otro dato que todos compartieron fue que es ridículo el porcentaje de aquellas empresas que resisten y llegan a la tercera generación. «Los legisladores, conocedores de que a partir de la segunda generación la mortandad en este tipo de empresas es muy alta, deberían tenerlo en cuenta a la hora de facilitar el reparto de dividendos, lo cual tiene una alta carga fiscal».

Varias conclusiones

Entre las principales conclusiones del foro que celebró HOY, José María Pérez citó la necesidad de introducir beneficios fiscales con el fin de que perduren empresas que suelen desaparecer en la segunda o tercera generación; la armonización fiscal entre comunidades autónomas; la necesidad de una seguridad jurídica para dar pasos adelante; que se facilite ganar en dimensión con el fin de ser más competitivos, o que la salida de socios, en este caso hermanos que no quieren estar vinculados al proyecto, no genere tantas dudas debido a la presión fiscal.

«Los impuestos tienen un peso significativo en la vida de las empresas familiares en muchos momentos», declaró el moderador y profesor de San Telmo, quien considera que la Administración no ayuda lo suficiente a crear empresas que, a fin de cuentas, contribuyen a crear más empleo con el que a su vez hacen crecer la recaudación del Estado. En este sentido, el representante de Conesa añadió a los impuestos anteriormente citados otros que él y sus hermanos deben afrontar, como un IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) urbano pese a estar en terreno rústico, el IAE (Impuesto de Actividades Económicas), un canon de vertidos, otro impuesto de hidrocarburos, un impuesto eléctrico que ronda el 5% de la factura, además de las cotizaciones a la seguridad social, todo lo cual, dijo Vázquez, representa el 2,44% de las venta que genera su holding, porcentaje que consideró «una barbaridad».

El moderador expuso que «una empresa de primera generación el dueño la contempla como un hijo más al que no le sacas dinero, solo la mimas para que crezca». Además, en ese momento se confunde el patrimonio empresarial con el personal, apuntó Menaya.

Sin embargo, prosiguió el docente de San Telmo, los herederos ya contemplan aquel proyecto original de otra manera y los socios, que suelen ser hermanos, tienen diferentes maneras de pensar. «Hay que tener en cuenta reglas y mecanismos de salida porque a veces una poda en el accionariado evita roces, por eso que hay que prever unos mecanismos de reparto de dividendos y de salidas que no den lugar a conflictos».

En este punto, Manuel García, de BBVA, apuntó que el banco también debe pensar en el socio cuando se desliga de la empresa familiar, un momento delicado sicológicamente y que requiere de una previsión social, por ejemplo un plan de pensiones.

Manuel Vázquez, de Conesa, explicó que ellos son cuatro hermanos y solo uno no se dedica a la empresa. En estos momentos, Conesa, con sede en Villafranco del Guadiana, junto a Badajoz, tiene a su padre como fundador aún en activo y por tanto miembro de la primera generación, y a Manuel y sus hermanos como la segunda generación continuadora de este proyecto en el sector agroalimentario. Según explicó, esta empresa se rige por un protocolo familiar por escrito para regular la salida de alguno de los socios, un documento que protege a las dos partes y que sirve, entre otras cuestiones, para saber cuánto vale la empresa en este momento o quién realiza esa valoración.

Por su parte, Fernando Menaya explicó que Centrowagen pertenece a tres familias y solo en la suya son cinco hermanos más su madre, si bien él es el único que trabaja en esta empresa con sede en la capital pacense. Al respecto, Menaya añadió que en esos protocolos familiares «hay que atreverse a contemplarlo todo» a fin de evitar conflictos. En este sentido, Manuel García, del BBVA, indicó que «es importante planificar la situación de cada socio de la empresa familiar, tanto su reparto de dividendos como su salida como socio».

«Es importante planificar tanto el reparto de dividendos como la salida de cada socio»

fernando menaya, centrowagen

«Estamos muy arraigados en el territorio y fastidia tener que moverse por motivos fiscales»

manuel vázquez, conesa group

«Hay diferencias entre comunidades autónomas que son escandalosas»

josé maría pérez profesor de san telmo

«Para planificar adecuadamente es necesario un marco jurídico estable»

manuel garcía, bbva

Si bien Vázquez señaló que en empresas de primera y segunda generación lo habitual es no repartir dividendos y sí reinvertir, decía entender perfectamente a quienes optan por repartir dinero entre los socios, igual que compañías más grandes que cotizan lo hacen con sus accionistas.

Además, Menaya, de Centrowagen, opinó que «si el familiar que no trabaja en la empresa es remunerado su interés por la empresa crece y así es más fácil que colabore para la firma de un crédito o para afrontar nuevos proyectos con los que dinamizar la compañía». Esta última apreciación el moderador la consideró fundamental. «En los tiempos que corren -señaló José María Pérez- con la tecnología cualquier empresa familiar envejece rápidamente y hay que reinventarse continuamente».

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