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Empadronarse en un pueblo para cazar más barato

Empadronarse en un pueblo para cazar más barato

La temporada de las monterías empuja a algunos cazadores a inscribirse en un municipio distinto al de la residencia habitual

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Domingo, 10 de noviembre 2019, 07:44

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«La picaresca siempre ha existido. Es cierto que algunos se empadronan en un pueblo sin que vivan en él ni residen siquiera algunos días porque les puede salir más barato cazar, pero no es algo muy extendido». Ramiro Marfil, presidente de la sociedad de cazadores Los Monteros, de Helechosa de los Montes, pone voz a una práctica que desde ámbitos cinegéticos se admite que se produce, aunque nadie quiera ser citado con nombre y apellidos. Una fórmula no solo para ahorrarse unos euros en los cotos, sino sobre todo tener más posibilidad de optar a los puestos públicos de caza mayor que sortea cada año la Junta para las dos reservas regionales de caza.

La Administración extremeña gestiona las reservas de la Sierra de Gredos, en el nordeste cacereño, y la de Cíjara, en el este pacense, dos extraordinarios parajes de la caza mayor que cada año se llena de amantes de la práctica cinegética. También son de gestión pública regional los cotos de Matallana, Gargantilla y Cañamero y en la zona de caza limitada Valdecaballos.

Cada año hace una oferta pública de caza, sorteando puestos para los que quieran presentarse, «una oferta que garantiza el derecho de todos los ciudadanos a la caza en igualdad de condiciones», se expresa desde la Consejería Agricultura.

En Helechosa, el coto privado del Ayuntamiento cobra el doble por las monterías a los forasteros

«Cuando te empadronas en un municipio en el que solo estás para cazar no es tanto para beneficiarte de las condiciones de los cotos sociales locales sino para tener más posibilidades de un puesto en la oferta pública y no tener que optar por una montería comercial o privada», indican a HOY desde el sector.

En estos sorteos públicos entran en juego permisos para cazadores locales (de los pueblos donde hay oferta pública), regionales y de otros territorios del país. «Los que son cazadores locales tienen más posibilidades de que toquen esos puestos públicos porque salen más permisos para ellos (ver información adjunta)», se incide en primer lugar.

«De forma general no es que sea mucho más barata una montería pública que una privada pero sí hay diferencia de costes en algunos apartados concretos. Un rececho (búsqueda del animal) de un macho montés en Gredos puede costar unos 9.000 euros en una montería privada mientras que uno gestionado dentro de la reserva regional puede alcanzar los 3.000 euros», comenta un experto consultado.

Menos dinero

Ese ahorro se percibe también lejos de las reservas regionales. En algunos cotos municipales hay diferencia de precios para los cazadores en función si están censados o no en la localidad. En Helechosa, por ejemplo, hay un coto privado gestionado por el Ayuntamiento (Valmorro-Raña Las Lagunas, ubicado en su pedanía de Bohonal). Los que son cazadores locales abonan al año 500 euros por cuatro monterías; si son forasteros, el Consistorio les cobra 1.000 euros. «Tan realidad es eso como que nadie se empadrona en Helechosa solo para ahorrarse 500 euros», puntualiza el presidente de la sociedad de cazadores.

«Aquí los empadronados son casi siempre los mismos (653 vecinos el último dato). Es cierto que puede haber alguna variación pero no es importante. No nos aumenta significativamente el padrón por la caza. Si acaso por la pesca, porque es para todo el año», señala su alcaldesa, Julia Sánchez. «No nos gusta aquí que venga gente a empadronarse solo por la caza, aunque desde luego recibimos con los abrazos abiertos a cualquier cazador. Ahora llegan unos meses muy bueno por todo lo que se mueve en el pueblo por la caza», agrega la regidora.

Los Monteros cuenta con 93 socios cazadores. Marfil admite que «ocho o diez de ellos no son de aquí. Algunos son nietos de gente de aquí pero viven en otros sitios. Otros, es cierto, no tienen siquiera ascendencia de Helechosa, ni casa aquí. Son gente de Madrid que cada fin de semana se coge el coche y viene por la caza. Los admitimos como socios en agradecimiento a esa persistencia y porque su presencia sirve para mantener de alguna manera el pueblo, para que haya actividad», remata.

Marfil aclara que con un cambio normativo de la Ley de Caza de Extremadura se va a evitar bastante empadronamiento ficticio. La Junta ha suavizado los requisitos para pertenecer a las sociedades locales de cazadores. Hasta ahora regían unas condiciones muy restrictivas para pertenecer a a ellas para los que siendo de una localidad no vivían ahí o no nacieron ahí.

Ahora pueden formar parte de esas sociedades los cazadores que sean naturales del municipio en cuestión o tengan vecindad administrativa. También los propietarios de los terrenos que formen parte del acotado y los que sean parientes con los anteriores por consanguinidad o afinidad en primer y segundo grado.

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