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Hugo O'Donnell es miembro de la Real Academia de la Historia. :: hoy
«Sin el Ejército, España no sería el país que conocemos ahora»

«Sin el Ejército, España no sería el país que conocemos ahora»

Hugo O'Donnell Historiador y militar ·

«El debate sobre si el servicio militar debe o no recuperarse existe, pero no es público», apunta el experto que abrirá el nuevo curso de Aula HOY

A.A.

CÁCERES.

Domingo, 30 de septiembre 2018, 09:03

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'La historia militar de España analizada en todos sus aspectos'. Es el título de la conferencia que Hugo O'Donnell (Madrid, 1948) pronunciará mañana en Cáceres (a las 20.15 horas en el salón de actos de Cajalmendralejo, en el Chalé de los Málaga, en la avenida de España) y el martes en Badajoz (a la misma hora en la sede del Colegio Oficial de Farmacéuticos, en la calle Ramón Albarrán). Comenzará así un nuevo curso de Aula HOY.

Noble y militar, O'Donnell ha dirigido a un centenar de historiadores para culminar la Historia Militar de España, un trabajo editorial con un enfoque más historiográfico que castrense. La obra, de doce tomos, la han impulsado el Ministerio de Defensa y la Real Academia de la Historia.

-¿La historia militar de España es tan entretenida como la historia general del país?

«Si hay una historia amena e ilustrativa es la historia militar, que no incluye solo a las batallas o los sitios»

-Yo diría que es el motor de la Historia general de España. Para bien o para mal, el hombre es belicoso, consigue sus logros a través de la competencia, porque hablamos de la competencia militar, que a lo largo de la Historia es la más característica de todas las competencias. Para mí, y yo creo que para la mayoría, si hay una historia amena, ilustrativa, es la historia militar. Y digo militar en el sentido más amplio posible de la palabra, que no incluye únicamente las batallas.

-Difícilmente se puede entender la Historia general sin la historia militar, ¿no?

-Así es. Es una forma de ver la Historia general. Porque lo que estudiamos en la historia militar de España no son solo las batallas o los hechos singulares o los sitios, sino la preparación para la defensa de una nación, en este caso España, que es la primera nación de Europa.

-¿Destacaría un hecho por encima de cualquier otro en la historia militar de España?

-No elegiría ninguno. Porque el hombre está encajado en su tiempo, e inevitablemente me vería influenciado por las circunstancias de mi tiempo. Yo creo que la caída del Imperio Romano fue una hecatombe de tal magnitud que se pensaba que el mundo no iba a seguir. Y con lo que aconteció en el 98 se pensó que era la aniquilación de la España tradicional en su mentalidad no imperial pero sí transatlántica. Hay hechos capitales en la historia de España, pero son plurales, y dependen de la apreciación social del momento y del historiador.

-¿Nuestra historia militar reciente se limita a las misiones de paz?

-La historia militar de España, insisto, no son solo los actos bélicos. En este sentido, podría decirse que sí, porque un acto bélico es evitar la guerra por medio de la fuerza armada. Pero si consideramos que hay otras muchas cosas dentro de la actualidad, de la vida militar, como es la vida cultural militar, o la social, o la mentalidad de los defensores militares de la patria... Aunque ahora no haya hechos bélicos tan resaltados, sigue existiendo un mundo militar digno de ser analizado.

-¿La vida social militar ha evolucionado de forma paralela a cómo lo hacía la sociedad del país?

-Sí. La gran revolución del antiguo al nuevo régimen es la idea de nación y de pueblo que defiende como tal su entidad y su historia. Socialmente se aprecia de forma distinta. A lo mejor es una vuelta al primitivismo, porque los pueblos primitivos solo piensan en su colectividad, y el jefe es la cabeza de la colectividad. Luego se pasa a otra época, que es la del defensor del pueblo desde el punto de vista del patriarca, elevado a déspota ilustrado, una denominación con dos connotaciones, porque déspota es un término negativo pero ilustrado lo es positivo. Llega un punto en el que los pueblos alcanzan su mayoría de edad. Hablamos de los frutos positivos, porque tuvo muchos negativos, de la Revolución Francesa, que es el tiempo que vivimos ahora, el del ejército del pueblo.

-Al margen de lecturas ideológicas, en lo cultural es clara la contribución del ámbito militar al patrimonio cultural de España...

-Y no solo al patrimonio cultural de España, sino a ser como somos. El Ejército es una de las columnas básicas de la nación española. Sin Ejército, España no habría sido España, por lo menos tal como la conocemos ahora, y ninguna nación habría conseguido sobrevivir. El mundo militar es consustancial con la cultura y la tradición y el devenir de España.

-¿Hasta qué punto la desaparición del servicio militar obligatorio fue un punto de inflexión en la forma de entender el militarismo en nuestro país?

-Pese a lo que se cree, la supresión del servicio militar obligatorio no es una cuestión moderna. Nunca fue obligatorio hasta que las circunstancias impusieron que lo fuera. Hasta el siglo XIX, los militares eran profesionales. Y eso fue válido para un periodo de tiempo. Para otro no lo es, y no sabemos lo que el futuro puede exigir de España. De hecho, algunas naciones europeas están considerando la posibilidad de volver al servicio militar obligatorio, quizás limitadamente, pero creando una reserva preparada para el combate.

-Suecia decidió el año pasado recuperar el servicio militar obligatorio, y Marruecos ha hecho lo mismo este año, en el que también Italia ha puesto el asunto sobre la mesa. Sin embargo, aquí no parece que sea un tema a debate...

-Ese debate existe, pero no es público. Existe a nivel de especialistas, de estudios sobre la defensa nacional, a nivel del propio Ministerio de Defensa. Creo que es algo que tienen presente continuamente, aunque no trascienda a la sociedad porque parece que los temas militares tienen una aureola negativa, que son temas tabú, cuando estamos hablando de una necesidad y no de una preferencia.

-¿Y cuál es su opinión sobre este asunto?

-Yo creo que hay que estar prevenidos, y soy partidario de un sistema lo suficientemente ecléctico como para que se pueda uno arrepentir de los errores. Un sistema en el que haya que retroceder o volver a cero si se quiere introducir una mejora no es un sistema perfecto. Yo creo que las circunstancias imponían la supresión del servicio militar obligatorio, al menos en el concepto que se tenía antes, un concepto desfasado de España separada de la colectividad europea. Pero ahora que se piensa en un Ejército europeo, hay que tener la ductilidad suficiente como para poder llevarlo acabo. Y esto es lo que pongo un poco en duda, porque no sé hasta qué límites podemos contribuir con Europa. Pasados esos límites, me temo que tendríamos que empezar de cero para incluso planteárnoslo.

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