«Dentro de 40 años no se podrá cultivar uva para un vino de calidad»
Abelardo García coordina un grupo de investigación sobre efectos del cambio climático en cultivos en Extremadura y dice que el olivar de secano será el más afectado
Se podrá hacer vino pero no de calidad. La uva que se transforme se enviará a destilación. Y el olivar de secano va a sufrir ... muchísimo. El profesor Abelardo García expresa, con datos y pronósticos sobre la mesa, que dos subsectores agrarios claves en Extremadura van a estar muy expuestos a los efectos del cambio climático. «Las tendencias están claras. No hay que ser alarmistas pero sí tener claro hacia donde nos encaminamos si no hay medidas», sentencia.
Abelardo García Martín es profesor de la Escuela de Ingenierías Agrarias de la Universidad de Extremadura en Badajoz. Coordina un grupo de investigación en climatología agroforestal en el que están Luis Lorenzo Paniagua Simón, Fulgencio Honorio Guisado y Agustín Maldonado Gallego. Sus estudios, con la publicación de abundante literatura científica, han abordado la afección de la meteorología y sus perspectivas en cultivos de enorme peso en Extremadura.
El viñedo se reparte a lo largo de 83.000 hectáreas en la región, de las que 51.464 son de secano. En el caso del olivar, hay 296.160 hectáreas, 71.700 de regadío.
Respecto al viñedo no solo han estudiado las características climáticas de las variedades de vid implantadas en la región sino también en el conjunto de España. Una vez analizadas, el profesor García apunta a un mensaje nítido. «Si no se corrigen los efectos del cambio climático, dentro de 40 años no se podrá cultivar uva para vinos de calidad. Habrá vid, sí, pero la uva que se pueda obtener de ella solo podrá ser destilada y destinada a la producción de alcohol porque no será de calidad. Lo hemos constatado», señala.
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Lo indica tras abordar en su estudio de investigación no solo cómo está lloviendo cada año en la región sino en qué estaciones y en qué meses. Además, no solo se chequea el régimen pluviométrico sino las temperaturas. Con ambos factores, lluvias y temperaturas, este grupo de la Escuela de Ingenierías Agrarias ha analizado la aridez de los suelos en los que hay viñedo.
«Hay menos heladas y las fechas en las que se producen están variando. También existe una distribución de las lluvias muy variada. Aunque en el cómputo anual no haya excesiva variación de un año a otro, sí respecto al periodo en el que se producen. Y eso tiene su afección al cultivo», esboza. Respecto a las temperaturas, la evidencia es que cada vez son más altas. «Cada vez hace más calor», agrega García.
«El olivar de secano va a sufrir muchísimo. De ahí la importancia de proyectos como el regadío de Tierra de Barros»
Abelardo García Martín
Profesor Escuela de Ingenierías Agrarias
Aunque la vid soporta las sequías «el problema es la maduración de la uva. Antes se producía con temperaturas suaves a finales de agosto o principios de septiembre. Ahora no existe esa suavidad y las uvas maduran mal y antes».
El grupo investigador ha planteado tres escenarios posibles respecto al cambio climático y su impacto en la vid. El primero, que se reduzcan los gases invernaderos de forma drástica «e inmediata». El segundo, que sigamos más o menos igual. Y el tercero, que no se actúe. «Ya estamos en este último escenario. Solo redoblaremos las peores previsiones si no se actúa ya», indica, por la respuesta del viñedo al clima.
Mucho riesgo para el olivar de secano
Los investigadores también han centrado su trabajo en el olivar. «Todos los cultivos de secano van a sufrir mucho con el cambio climático pero en el caso del olivar de secano va a ser muchísimo», advierte. «No se trata ya de que llueva más o menos sino de que no llueva en su momento. O llueve mucho en poco tiempo o no llueva casi nada durante otro gran periodo. Y si hay un árbol al que le afecta este estrés es el olivo de secano», afirma.
Abelardo García agrega que los veranos sean «cada vez más extremadamente secos impacta en la última fase de crecimiento de la aceituna. De ahí que proyectos como el regadío de Tierra de Barros sean fundamentales para garantizar el futuro del olivar y de la agricultura en esa zona».
En este sentido, el profesor apunta a que el olivar de regadío tiene un futuro más garantizado a pesar de que las temperaturas sean altas. «El aporte de agua regular le da un colchón que no tiene el olivar de secano», remata.
Por contra, García apunta a que el cambio climático puede permitir el desarrollo de cultivos que ahora no son prácticamente posibles en Extremadura como el de los cítricos (naranjos, limoneros...). «Todavía es una región propicia para las heladas. Si desaparecen, entonces sí tendrán futuro los cítricos como cultivos».
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