La secta sexual que acabó en la Inquisición de Llerena
CRÓNICA NEGRA DE EXTREMADURA ·
En 1579 el Santo Oficio procesó a 51 personas, entre ellos muchos religiosos extremeños, por acostarse con las beatas como forma de acercarse a DiosRelaciones sexuales con el confesor como penitencia tras cometer un pecado. Esta peculiar forma de 'castigar' a las fieles fue uno de los actos que ... abocó a la secta de Los Alumbrados a ser juzgados ante la Inquisición.
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En 1579 el tribunal de Llerena celebró un auto de fe contra 51 personas, muchos de ellos sacerdotes extremeños, por pertenecer a una secta con dos pecados principales: tener rasgos protestantes y practicas sexuales cuestionables. En concreto, la Inquisición calificó a los miembros de Los Alumbrados «de grandes hechiceros y con un pacto con el demonio» e indicó que aprovechaban su influencia «para alcanzar las mujeres y aprovecharse de sus cuerpos».
Entonces, ¿eran una secta mística, un grupo de curas sinvergüenzas o todo formaba parte de las fantasías de otro religioso? Los únicos que saben la verdad son los sacerdotes y las beatas que fueron acusados hace más de 400 años.
Los Alumbrados existieron, eso es una certeza. A principios del siglo XVI Martín Lutero clavó sus tesis en la puerta de una iglesia, lo que impulsó la reforma protestante y provocó un tsunami en la iglesia católica. La sensación de que se podía entender la religión de otra forma, incluso pensar por uno mismo, prendió en toda Europa, incluso en España que era un bastión del catolicismo.
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Una de las corrientes que se extendió por el continente fue el iluminismo, y de ella pueden surgir los que en España fueron apodados Los Alumbrados. Álvaro Huerda (1923-2018) fue un fraile dominico, teólogo e historiador experto en el siglo XVI. Escribió un libro sobre esta secta en el que explicó que los primeros alumbrados florecieron alrededor de 1525 en La Alcarria, entre localidades de Guadalajara, Cuenca y Toledo. El nombre no se lo pusieron ellos, sino sus opositores. Al llamarlos alumbrados, explica Huerga, querían indicar que falseaban la espiritualidad.
Lo que se sabe de esta secta es que se reunían para debatir los textos evangélicos e interpretarlos, algo depravado en esa época. En las reuniones participaban tanto hombres como mujeres. La prueba es que fueron condenados tanto sacerdotes como beatas.
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La primera vez que la iglesia se fijó en ellos fue en 1524 cuando fueron señalados como secta por el Capítulo General de los Franciscanos de Toledo y por la Inquisición al año siguiente. La intervención, siempre contundente, del Santo Oficio, logró cortar el desarrollo de este movimiento, pero décadas después resurgió en Extremadura.
Es bien sabido que uno de los tribunales de la Inquisición más activos y agresivos fue el de Llerena. En 1579 procesó a 51 personas que supuestamente formaban parte de Los Alumbrados. Entre ellos había tres clérigos identificados como los jefes del movimiento, pero también otros ocho sacerdotes, un zapatero, dos viudas, seis beatas e incluso «una esclava de color moreno».
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Las acusaciones se centraban en que llevaron a cabo delitos de fe «pero sobre todo de costumbres». En concreto procesaron a estas personas por conductas privadas, cargadas de excesos sexuales, «con el agravante de justificaciones pseudomísticas, no pocas veces hipócritas y algunas veces heréticas», según los textos de Álvaro Huerga que tuvo acceso al auto de fe.
Goce carnal para llegar a Dios
La principal acusación que se filtró es que los confesores ofrecían a las fieles ser «alumbradas» cuando confesaban sus pecados. Esos actos de contrición eran de carácter sexual. Además, también aseguraron que se celebraban ceremonias con actos sexuales porque consideraban que se llegaba a Dios a través del goce sexual.
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Otra excusa para su comportamiento, según recogieron los tribunales del Santo Oficio, es que esta secta esperaba la llegada de un supuesto mesías que nacería de la unión de un sacerdote y una virgen.
Según la periodista especializada en antropología Israel Espino, la explicación de los supuestos actos heréticos de los alumbrados puede ser mucho más prosaica. «Los motivos de la expansión de esta secta por la Baja Extremadura son variados, pero seguramente tenga algo que ver la escasez de varones que dejó la emigración a América, la represión sexual de la mujer y el excesivo número de clérigos (la mayor parte de ellos nada ejemplares, sin vocación y oportunistas)».
Las mujeres encendidas
La figura clave en la historia de Los Alumbrados en Extremadura es el fraile dominico Alonso de la Fuente, natural de Fuente del Maestre. Este religioso estaba de visita en su localidad natal cuando observó escenas «encendidas» de mujeres del municipio y se obsesionó con que estaban relacionadas con esta secta.
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La mejor forma de conocer el periplo de Alonso es leer 'Los Alumbrados' del escritor cacereño Víctor Chamorro que investigó esta historia durante años. Chamorro postula que gran parte de los actos que se atribuyen a esta secta en la región estaban en la cabeza de Alonso de la Fuente.
En su novela Alonso es el protagonista y, a pesar de ser un inquisidor, se enamora de una de las procesadas que termina en el potro de tortura. De lo que queda constancia es de que este fraile viajó en burro por numerosas localidades de la región buscando casos de herejía, escribió al Santo Oficio y al rey Felipe II y logró que procesasen a 51 personas.
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A pesar de la gravedad de las acusaciones, tuvieron relativa suerte. Las penas fueron leves para tratarse del tribunal de Llerena, aunque casi todos pasaron por el potro de tortura. Seis de los clérigos fueron condenados a servir en galeotes (remar en los barcos del rey) durante cuatro años, otros fueron recluidos en conventos, desterrados o privados de los ministerios sagrados. A los civiles les tocaron azotes y multas.
El auto de fe de Llerena se considera el final de Los Alumbrados en España aunque Alonso de la Fuente siguió investigando y asegurando que había más casos. La Inquisición no le tomó en serio.
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