'El Linterna', el pervertido que desató la psicosis en Almendralejo
CRÓNICA NEGRA EN EXTREMADURA ·
En el verano de 1987 hubo denuncias de un hombre que se colaba en casas con matrimonios, acariciaba los genitales de los hombres y les deslumbraba con una luz para poder huir
Durante el verano de 1987 en las casas de Almendralejo se pasó más calor que nunca. No fue por las temperaturas, que eran las propias de la época, sino porque las ventanas, los balcones y los patios estaban cerrados a cal y canto. Para que no se colase dentro 'el Linterna'.
La primera denuncia fue a finales de julio. Varios vecinos aseguraron que un hombre se había colado en sus casas. Solía trepar por las paredes, saltar vallas o incluso forzar las verjas. Elegía viviendas en las que dormía una pareja, se acercaba a los propietarios y acariciaba los genitales del hombre. Cuando este se despertaba, le deslumbraba con una linterna y aprovechaba que estaba aturdido para huir a toda velocidad y con una agilidad sorprendente.
Esa es la historia de 'el Linterna' ¿Un pervertido peligroso? ¿Un mito propio de la psicosis? ¿O un poco de ambos? Lo que está claro es que casi 35 años después muchos extremeños recuerdan ese verano.
En principio las denuncias se dieron por ciertas. De hecho la policía de Almendralejo vigiló las zonas donde se produjeron los incidentes. Los avistamientos tuvieron lugar en los barrios del extrarradio como La Merced, Barrio el Pepe o La Farola, ya que según los testigos huía por el campo después de salir de las casas.
HOY publicó el relato de los afectados. «Escala las vallas de los corrales, penetra en las viviendas y, antes de actuar, abre la puerta de la casa para facilitar su huida. Después entra en la habitación donde duerme el matrimonio, provisto de una linterna pequeña, y se dedica a realizar tocamientos en las partes íntimas de los hombres. Por las huellas que ha dejado, y por su zancada, según personas que lo han visto escapar, se trata de un hombre alto».
Patrullas de vecinos
En unos pocos días se desató la psicosis. En una sola noche la Policía Municipal recibió 11 denuncias. Lo curioso es que las llamadas se produjeron en apenas 20 minutos y en lugares muy distantes entre sí. La consecuencia del miedo fueron las patrullas vecinales. Los residentes de varias zonas se organizaron para vigilar de noche y atrapar a 'el Linterna' 'in fraganti'.
Era peligroso. Iban armados con palos y hachas y se temía que ocurriese un incidente violento. «Se teme, por otra parte, que la psicosis existente en la zona donde se suelen cometer las tropelías dé lugar a errores lamentables», publicó HOY.
Y ocurrió, aunque sin dejar heridos graves. Una noche un motorista sufrió un accidente en Almendralejo. Su vehículo derrapó y se fue al suelo. Al caer, el faro de la moto iluminó la calle y cerca había una patrulla vecinal. Comenzaron a gritar: «¡ahí va! ¡ahí va!» y solo se evitó una tragedia porque el motorista fue capaz de levantarse y salir corriendo. No tenía nada que ver con los allanamientos.
El miedo al 'hombre linterna' tuvo otras consecuencias. Muchos vecinos aseguraron que llevaban días sin poder dormir e incluso reforzaron los sistemas de seguridad de las viviendas.
En esta historia no falta una dosis, y no pequeña, de homofobia. Se hablaba de «actuaciones homosexuales» en Almendralejo «no relacionadas con el linterna» y de sospechosos que lo eran, entre otros motivos, por su orientación sexual. La policía temió, de hecho, que se produjese algún incidente violento en una falsa represalia.
El miedo no solo se quedó en Almendralejo. HOY relató que también llegaron denuncias de 'el Linterna' en Aceuchal y que en otras localidades extremeñas también cerraban las ventanas a pesar del intenso calor.
Tras unas semanas de ajetreo, todo se calmó. «A estas alturas muchos piensan que de un par de casos aislados se han encadenado una serie de hechos, viéndose fantasmas por todas partes, siendo en ocasiones mentes calenturientas las que ven lo que nadie observa», publicó HOY en septiembre de 1987.
La explicación
La policía de Almendralejo también ofreció una explicación razonable. Los municipales conocían desde hace años la existencia de un hombre, que estaba identificado, y que merodeaba por una gasolinera y un restaurante de carretera de la localidad. Solía aprovechar que los camioneros paraban a orinar, para tocarles y huir «con una agilidad que todos coinciden en calificar como sorprendente», aseguró la policía.
Esas prácticas se sucedían desde hace años y ese verano una vecina denunció encontrarse a un hombre que se coló en su casa con una linterna. Se creyó que, de alguna forma, se relacionaron ambos hechos y surgió el 'hombre linterna', una leyenda moderna.
Además de miedo, la situación también provocó más de un chascarrillo. En Almendralejo, de hecho, se popularizaron unos versos: «Cierra puertas y ventanas; si no quieres que 'el Linterna' te toque la 'perlana'».
'El hombre linterna' reapareció. Fue en el verano de 1988 aunque no en Almendralejo, sino en Torremejía. En la misma noche se produjeron tres allanamientos en casas de la localidad y en una de ellas el ladrón abandonó una linterna de pequeño tamaño que fue entregada a la Guardia Civil de Almendralejo.
Según las denuncias en Torremejía, el primer allanamiento fue a la una de la madrugada cuando un matrimonio se despertó y vio como un hombre huía de su casa. Fue en su carrera cuando se le perdió la linterna. Poco después otro matrimonio aseguró que se llevó un gran susto al darse cuenta de que había un desconocido a lado de su cama acariciando la ingle del hombre. Esa misma noche fue forzada una tercera vivienda, pero los dueños estaban fuera.
No volvió a haber denuncias sobre 'el hombre linterna', pero la historia sigue muy viva.
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