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¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
Pérez Mayo es profesor en la Facultad de Económicas de Badajoz. PAKOPÍ

«Esta crisis económica está siendo más dura que las anteriores»

Jesús Pérez Mayo | Coautor del Informe Foessa de Cáritas ·

Este profesor universitario y director de Cáritas de Mérida-Badajoz investiga desde hace 25 años los indicadores que miden la pobreza

EVARISTO FERNÁNDEZ DE VEGA

BADAJOZ.

Domingo, 23 de enero 2022, 13:09

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Jesús Pérez Mayo es profesor universitario desde hace 25 años. Su área de trabajo es la economía aplicada y su especialización tiene mucho que ver con los criterios que se utilizan para medir la pobreza. Su interés por la exclusión se despertó durante los dos años que trabajó como administrador de Cáritas de Mérida-Badajoz y eso le llevó a centrar su tesis doctoral en los indicadores que permiten medir la exclusión. Años después comenzó a colaborar con la Fundación para el Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (Foessa) de Cáritas, que estos días ha presentado un informe en el que se indica que 11 millones de personas sufren la exclusión social en España. Pérez Mayo, es uno de los 30 investigadores que han participado en la elaboración de ese informe.

–Once millones de personas están en exclusión social, un 20% más que en 2018, ¿tan grave es la crisis que vivimos?

–Nuestra conclusión es que está siendo más dura que las crisis anteriores, porque no todos los puestos de trabajo han tenido la misma capacidad de adaptación a la pandemia. Es cierto que en algunos casos se ha podido teletrabajar, pero otros trabajadores se han ido a un ERTE y hay muchas personas, especialmente quienes tenían un trabajo en precario, que quizá lo han perdido. Lo más preocupante es que todo eso ha ocurrido en un período mucho más corto que en 2008.

«Se necesitan ayudas sociales que vayan más allá de la simple transferencia económica»

SERVICIOS SOCIALES

–Con esas cifras, la cuarta parte de las personas que viven en España están en situación de exclusión. ¿No es demasiado?

–Seguro que habrá personas que no se crean los datos. Cuando uno vive bien y está rodeado de personas que acostumbran a salir a tomarse una caña no resulta sencillo darse cuenta de que también hay muchas personas que no están en las terrazas ni tienen posibilidades de hacer frente a los gastos del día a día.

–¿Es posible medir la pobreza?

–Hubo una época en la que la pobreza se medía en función de la renta. Pero ahora se hace un estudio multidisciplinar en el que se mide la capacidad para satisfacer necesidades concretas. En el informe Foessa se amplía el foco y se estudia, por ejemplo, si las familias tienen la capacidad de calentar sus hogares, si viven hacinados en sus viviendas o si tienen dispositivos para que sus hijos puedan seguir las clases 'online'.

–¿Qué le lleva a dedicar sus esfuerzos a este campo de la investigación?

–Yo me fijé en esta parcela de la realidad porque entre los años 1998 y 2000 fui administrador de Cáritas Diocesana. Hasta ese momento no conocía lo que hacía Cáritas, pero después de ver cuál era su labor pensé que sería útil analizar esa realidad. Me di cuenta de que en mi ciudad existían unas situaciones difíciles de las que la mayor parte de la sociedad no éramos conscientes.

–¿Ha tenido contacto directo con situaciones de pobreza?

–En mi caso he conocido esas situaciones de exclusión cuando he visitado los centros de Cáritas y he escuchado experiencias de personas que vivían como tú y como yo y ahora están en un centro de transeúntes o en un centro de inserción laboral.

–¿Tiene la sociedad herramientas suficientes para combatir la exclusión?

–Es conveniente revisar las políticas públicas y apostar por un sistema integral que ayude a las personas excluidas, porque generalmente no tienen un único problema sino varios a la vez.

–¿Son eficaces los servicios sociales con los que contamos?

–Los servicios sociales han sido el patito feo de las políticas de bienestar y esta crisis nos ha enseñado que además de una buena sanidad se necesitan unos buenos servicios sociales en los que las ayudas vayan más allá de la simple transferencia económica a las familias con necesidades. Cáritas es subsidiaria de las administraciones públicas, está ahí cuando nadie responde a las necesidades. Tengo que reconocer el trabajo que han hecho los voluntarios y los trabajadores de Cáritas que dieron la cara cuando peor estaban las cosas.

–¿Reforzar esos servicios conlleva subir los impuestos?

–No sólo debemos fijarnos en los ingresos, también tendríamos que fijarnos en los gastos, en qué se gasta el dinero público. Como sociedad debemos decidir cuánto dinero queremos pagar y a qué lo queremos dedicar. Muchas veces tengo la sensación de que nos quejamos de los impuestos que pagamos y al mismo tiempo demandamos unos mejores servicios. Quizás alguien nos debiera explicar que los servicios cuestan dinero, el problema es que quien lo explicara tal vez perdiera las elecciones.

–¿Qué pueden hacer los ciudadanos por las personas en exclusión?

–La pandemia nos ha mostrado que somos frágiles y que todos dependemos de todos. Como mínimo deberíamos preocuparnos de las personas que viven en nuestro barrio. Como dice el Papa Francisco, nadie se salva solo y al final lo que le pasa a cada persona nos afecta también a los demás. Una sociedad más comunitaria avanzaría mejor, porque si no vamos a tener una parte de la sociedad a la que la vida no le va mal, y otra a la que le va mal y a la que además se le echará la culpa de que les vaya mal.

–Los datos indican que la crisis sanitaria ha golpeado duro, ¿será pasajero o tenemos crisis para rato?

–No lo sé, ojalá fuera algo pasajero. Pero si pensamos un poco nos daremos cuenta de que empezamos a hablar de la nueva normalidad hace año y medio y sin embargo la pandemia y sus consecuencias siguen estando muy presente en nuestras vidas.

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