Borrar
La cantante cacereña, durante su actuación en Baños de Montemayor, anteayer. :: andy solé
Coplas para despertar la memoria

Coplas para despertar la memoria

Pilar Boyero logra con sus conciertos para ancianos «que pasen cosas increíbles»

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 14 de diciembre 2018, 07:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuando Pilar Boyero llega al estribillo del 'Porompompero', al anciano de la última fila, un admirador de «Sabina, Paco Ibáñez, Ismael Serrano, Deep Purple y Pink Floyd», se le disparan los brazos. Los mueve de un lado a otro, y toca la batería en los reposabrazos de su silla de ruedas. Cuando acaba la canción, aplaude con fuerza. Acaba de vivirse uno de los momentos emotivos de la tarde. La canción de Manolo Escobar ha despertado al público, que es homogéneo y dispar a la vez. Todos se jubilaron, del trabajo o de las tareas de la casa, hace ya unos varios lustros. Pero unos tienen achaques de memoria y otros no. Unos aplauden a cada rato, incluso cuando no toca, y otros mantienen la misma postura durante todo el espectáculo. Unos cantan y hacen amago de bailar sentados mientras otros parecen ajenos a lo que está pasando, que no es lo normal a esta hora en un sitio como este.

Hoy es una tarde diferente en la residencia de mayores de Baños de Montemayor. En la calle hay diez grados y ha empezado a llover. Dentro sobran los abrigos y la gente espera. Son las cinco y veinticinco de la tarde, y medio centenar de ancianos todos sentados aguardan a que empiece el concierto. La artista, contratada por la Diputación de Cáceres para una gira por las residencia de mayores de la provincia, está en el camerino, donde ya ha colocado su pequeño altar. En el centro, una foto de Marifé de Triana, a la que tantas veces Boyero visitó en su casa de Torremolinos y que tan buenos consejos le dio, cuenta la cantante cacereña, que lleva 30 años dedicada profesionalmente a la música.

Formada en canto y en piano en el Conservatorio de Cáceres -también cursó Derecho en la UEx-, ha actuado en media España, en Marruecos, en Cuba y recientemente en el Teatro Romano de Mérida acompañada por la Orquesta de Extremadura. También da clases, sobre historia de la copla en la universidad de mayores de Plasencia. Y antes que profesora, ha sido alumna muchas veces. Por ejemplo, hace 15 años, cuando se apuntó a un curso para aprender a leer a personas mayores. «Empecé entonces a ir a un centro para personas con alzhéimer, y les leía -evoca la artista-. Hasta que un día me dio por cantarles 'Capote de grana y oro', y lo que ocurrió fue increíble. Había allí una persona que no se acordaba ni de los nombres de sus hijas ni de lo que había comido ese día, pero que sí recordaba la letra de la canción».

La gira incluye actuaciones en 11 residencias y la paga la Diputación de Cáceres

Tras esa primera vez vinieron otras muchas, con parecido repertorio para similar auditorio. «Me acuerdo de una mujer que lloraba mientras le cantaba 'Ojos verdes', porque su marido le había pedido matrimonio con esa canción». Y también se acuerda Boyero de Benigna, la mujer que vivía en la residencia de ancianos de Casillas de Coria. «Me contó que era la primera vez en su vida que veía en directo a una artista, porque ella llevaba toda la vida de luto». Y de aquel otro señor de Jaraíz de la Vera que ya había visto morir a su mujer y a una hija. De cotidiano arisco, el día que ella fue a cantarle a él y a sus compañeros, se transformó. Le hizo bromas y le pidió canciones. «Las trabajadoras de la residencia no se lo podían creer», evoca Pilar Boyero, que nada más salir al escenario le deja claro a su público de esta tarde que la protagonista no es ella sino ellos.

Vestida con un traje negro de brillos y transparencias que luego cambiará por otro, la voz de la folclórica llena la estancia. No necesita micrófono ni equipo de música. Solo la compañía al piano de Pedro Monty, que dice que «la copla es la banda sonora» de la generación que les escucha. «La música -añade- se les queda en el disco duro». Lo comprueba Boyero casi en cada concierto, y lleva ya unos noventa ante este tipo de audiencia. Será por eso que sabe bien qué hacer y qué decir. Puede ocurrir que un minuto después de haber terminado una canción, alguien del público siga tarareándola en voz alta. O que haya quien le dice ahora lo mismo que le dijo cinco minutos antes. No importa. La artista sabe gestionar la situación.

Les habla con un tono pausado. Les pregunta. Les anima. Y les hace caricias. Se mueve entre las filas de ancianos sentados. Se para junto a uno y le pone la mano en el hombro. Luego se detiene al lado de una mujer y le pasa los dedos por la mejilla. Ella corresponde cogiéndole la mano y besándosela sonoramente. Es la misma abuela que a cada rato le dice a la trabajadora que tiene al lado que por qué no se sienta un rato en su silla. Es también la mujer a la que el anciano melómano, el amante de la canción protesta y el rock británico, se acerca tras aplaudir el 'Porompompero' para decirle algo al oído.

Una fila por delante está un anciano que en su día formó parte de la coral de Baños de Montemayor y que ahora tararea 'Ojos verdes' con los brazos en alto. Pilar Boyero se para junto a él y los dos cantan una estrofa juntos, la cantante de pie y el anciano en su silla, mirando hacia ella con los ojos bien abiertos. La artista se va y un segundo después, el hombre tiene un brazo sobre su hombro y un beso en su mejilla. Se lo da la mujer que está sentada a su lado, que es su esposa y que no vive en la residencia. Como otros familiares, hoy se han acercado hasta allí a pasar un rato diferente. Y a hacer memoria.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios