El consumo de pan en la región cae el 70 por ciento en veinte años
Los extremeños son los que menos pan comen de España, 23,6 kilos al año por persona, un 13% por debajo de la media nacional
La noticia del despido de 90 trabajadores esta semana de una panificadora de Cáceres, Upan, ha servido para poner bajo el foco este alimento básico, ... el pan. Y es que la principal razón de esta debacle empresarial, según los gestores de esta industria, ha sido el cambio en los hábitos de consumo. La explicación está avalada con datos que confirman que la gente come pan, pero cada vez menos, por no decir muchísimo menos.
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Según el informe anual de consumo alimentario, editado por el Ministerio de Agricultura, en 2004 los extremeños comíamos una media de 74,6 kilos por persona y año. El último dato al respecto es de 2023 y habla de 23,69 kilos de consumo de pan por persona y año. Esto es un desplome en toda regla, concretamente del 68,3%.
Pero es que, además, ese consumo de pan de 23,69 kilos per capita es el menor de toda España, donde la media es de 27,35 kilos al año. Esta clasificación la lidera Navarra, donde cada año cada persona se come 37,1 kilos. Solo Madrid, junto a Extremadura, consume pan por debajo de los 24 kilos per capita.
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Pan de molde
Isabel León regenta en Badajoz una panadería que también vende dulces caseros. En realidad, fueron sus bisabuelos quienes arrancaron el negocio en los años treinta desde una fábrica de harina. Ahora Isabel, en el 7 de la avenida Sinforiano Madroñero de Badajoz, ha abierto 'Capricho de Pueblo' y según su análisis la de ahora es una época muy diferente. «Antiguamente el pan se repartía por las casas, se llevaba hasta la puerta de la gente. Ahora hay que ir a comprarlo y si hace poco todo el mundo iba a la panadería a por el pan, la diferencia es que ya todo el mundo trabaja y tiene menos tiempo y lo compra en el supermercado. A mí me gusta más la fruta de frutería, pero como tengo poco tiempo la compro en el supermercado», señala.
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Con todo, ella no ha estado tras el mostrador el tiempo suficiente para ver en directo la evolución. Tampoco cree que la bollería industrial le haya comido terreno al pan, si acaso ha notado que el pan de toda la vida (agua, sal, harina y levadura) destinado a la merienda se ha ido sustituyendo por pan de molde con conservantes porque dura más.
No muy lejos, en la avenida Damián Téllez Lafuente de Badajoz, hay otra panadería. También vende muchos dulces y solo en una esquina asoma la estantería del pan, de donde la dependienta reconoce que salen menos piezas que hace doce años, cuando ella entró allí a trabajar. «La gente tiene cada vez más prisa, hace toda la compra en los supermercados donde venden tres baguettes por un 1,50 euros y nosotros tenemos una que es más rica, pero a 1,10».
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Mejorar la imagen del pan
Carlos Monje es el gerente de la panificadora El Nevero, con 62 empleados y por tanto la industria de referencia en el sector del pan en la ciudad. Esta panificadora existe desde 1995, superó un concurso de acreedores al encontrar un inversor y hoy distribuye pan a 350 establecimientos cada día, la mayoría en la provincia de Badajoz, pero también en Cáceres, sobre todo ahora con la desaparición de Upan cuyo hueco en el mercado aspiran a ocupar.
No solo es que haya bajado el consumo de pan, es que en industrias como la cacereña el margen de ganancia es menor, de ahí la deuda que han ido acumulando hasta hacer insostenible el negocio.
Como apuntes sobre el sector, Monje habla de la subida de costes de la harina y de la luz, pero también de ese cambio de hábitos que en parte atribuye a que no hacen campañas adecuadas. Además, asume el cambio que ha habido en la sociedad. «Ya no existe esa señora que es ama de casa y que bajaba a diario a comprar y la veías con el pan debajo del brazo», reconoce.
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En cuanto a los costes, aun habiendo bajado el precio de la electricidad respecto a hace dos años, la factura es el doble de la que tenían en 2019, cuando todos los precios se dispararon, dice. «Antes se le ganaba mucho más a una barra de pan, nosotros ahora tenemos un margen de ganancia muy pequeño y el precio no lo dictan ya los panaderos sino los supermercados, que bajan mucho el precio para usarlo como reclamo», asegura Monje.
En este punto, sale el tema de la calidad del pan y si es un alimento saludable. Según el gerente de Panificadora El Nevero, «todos los panes son buenos, incluso los del supermercado, pero una costumbre muy extendida es congelarlo, lo cual es un sacrilegio, pero la gente lo hace mucho porque no lo valora, pero pierde calidad porque se cristaliza en el congelador», asegura.
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Por lo anterior y por la mala imagen que se ha ganado el pan entre quienes desean llevar una vida saludable, Monje opina que deberían hacer pedagogía sobre este alimento que antaño estaba en todos los hogares de España. «Por alguna razón existe una mala imagen del pan en relación con la nutrición, pero no es real y creo que las panaderías no saben transmitir lo bueno que es».
Mabel Carmona, nutricionista: «El pan para el desayuno y en bocadillo, no a todas horas»
¿El pan es bueno o malo? Como casi con todo, lo perjudicial es el abuso o mal uso. Este es el punto de partida del razonamiento de la nutricionista Mabel Carmona, con 24 años de experiencia y responsable de la clínica Clinis en Badajoz. Su opinión es que el pan tiene cosas buenas, pero hay que considerarlo como un alimento independiente, no como acompañamiento en todas las comidas.
«El pan es un alimento maravilloso, rico en nutrientes con un alto contenido en hidratos de carbono. Lo que hay es que moderar su consumo y considerarlo como un alimento independiente. El problema es que existe en España la costumbre de comerlo varias veces al día. No hay más que recordar cuando nuestras madres nos repetían 'el pan siempre en la otra mano', pero eso es un error».
Para Carmona, el consumo de pan hay que limitarlo. «El pan es extraordinario para el desayuno y para hacer un bocadillo en la merienda o en una cena, pero ya está. No debe servir para acompañar todas las comidas», explica esta nutricionista pacen e.
Con todo, por su experiencia pasando consulta ha notado en la sociedad un cambio de hábito. «Hasta hace diez años todo el mundo consumía pan a diario y cuando les planteabas un cambio de hábito decían que no. Sin embargo, hoy día ese hábito no es tan fuerte. Yo les digo que es un alimento bueno pero hay que irlo reduciendo. Además, no es difícil porque ya no es habitual ver a una señora yendo a casa con el pan debajo del brazo. Lo habitual es tenerlo congelado». Ante la pregunta si congelar el pan hace que este pierda propiedades o empeore su calidad, la responsable de Clinis contesta que «el pan bien congelado, esto es, sin romper la cadena de frío, no pierde ninguna propiedad».
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