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Solomillo con migas de espárragos, en el restaurante Ouro Branco de Vila Viçosa. :: E.R.
Comer a la alentejana

Comer a la alentejana

Migas y 'porco' en el restaurante Ouro Branco de Vila Viçosa

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Sábado, 21 de julio 2018, 08:46

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En la Alameda das Varandinhas de Vila Viçosa, en la zona alta del pueblo, a la que se llega ascendiendo por cualquiera de las cuestas que parten de la calle que une las plazas del Ayuntamiento y del Palacio Ducal, en una zona tranquila, se encuentra uno de esos restaurantes tradicionales de la Raya donde sabes lo que vas a comer y no hay riesgo de fallos graves, pero tampoco de sorpresas emocionantes.

El restaurante se llama Ouro Branco, un nombre muy propio para la capital portuguesa del mármol. El local es amplio, las mesas cómodas y la decoración es la que se espera en un restaurante alentejano. Como el día que lo visitamos era San Isidro en Extremadura y había fútbol en la tele, el comedor estaba solitario y provocaba cierta inquietud tanto silencio.

El camarero es correcto y eficaz, aunque algo melancólico, lo cual redondeaba un ambiente extraño, poco festivo. Pero no habíamos venido al Ouro Branco a disfrutar de un monólogo del Club de la Comedia, sino a comer para contarlo, así que nos sobrepusimos a tanta saudade y nos enfrentamos al exceso de melancolía armados de carta y de hambre.

De todas maneras, no era fácil sentir el placer de la ceremonia de comer fuera de casa porque las copas de vino no tenían gracia ni eran las convenientes, porque las aceitunas del aperitivo estaban un poco saladas y los manteles y servilletas eran de papel.

Cuando el camarero, tan eficiente como discreto, les traiga los consabidos patés de sardinas y las porciones de mantequilla, rechácenlas sin ambages si no las quieren, que no protestará, lo cual es de agradecer porque en Vila Viçosa me montaron en cierta ocasión un numerito porque le dije al camarero que no quería paté.

Repetimos que no se dejen llevar por las apariencias porque el restaurante Ouro Branco no falla en lo fundamental: la comida típica alentejana. El día que lo visitamos, tenían un surtido de platos del día muy atractivo. Son los platos tradicionales de toda la vida. Había pollo de campo con arroz blanco (9.50), diversas carnes de cerdo a la parrilla (9.50) con todas sus guarniciones, migas con cerdo y cilantro (9.85), lomo de cerdo al horno (9.95), unas bochechas o carrilleras de cerdo ibérico al horno muy conseguidas (11.50) y escalopes de ternera al vino de Madeira (13.50).

La carta es amplia y variada. Como el día era neblinoso y algo frío, empezamos con una sopa de tomate con huevo escalfado (7.50) abundante y sabrosa. También se puede tomar con bacalao (12.25) y la típica sopa de cazón (12.50). Nos apetecía probar las migas portuguesas, ya saben, masa de pan mezclada con alguna verdura. Tomamos las de espárragos con lombinhos de cerdo (12.50). Que no les engañe el diminutivo porque esos lombinhos no son filetitos de lomo, sino un pedazo de solomillo de cerdo entero y abierto, un filete gigantesco bien preparado y acompañado de unas migas muy bien hechas.

Si prefieren pescado, en Ouro Branco preparan un correcto bacalao dorado (9.50) y también lo hacen cocido con garbanzos (grão) (11.75). Ofrecen una dorada a la plancha con verdura (9.95), merluza (pescada) cocida con verduras (10) o un más emocionante cazón con almejas (13). Aunque las estrellas de la carta aparecen en la sección de platos alentejanos. A saber: diversos tipos de migas de espárragos con diferentes carnes de cerdo (9.95-13) y unas singulares migas de habas con abanico de cerdo ibérico (13).

Si les gusta el 'porco á alentejana' (12), no falla y si prefieren una chuleta de ternera a la plancha (11.75), tampoco hay error. En este restaurante, todo es correcto: sabes a lo que vienes y te lo sirven.

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