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Marina Conde, la pacense que está tras La Condesa, en su taller del barrio de Salamanca. :: Elvira Megías

Las chaquetas de los famosos llevan el sello de Badajoz

La pacense Marina Conde es el alma de La Condesa, la firma que revoluciona la moda con esta prenda

Rocío Romero

Badajoz

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Sábado, 30 de diciembre 2017, 08:38

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Factura más de un millón de euros al año, puso su sello a 11.700 prendas en 2016 y desfila dos veces al año en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, la pasarela Cibeles. La Condesa es la marca que ha hecho de las chaquetas su tarjeta de presentación y detrás de ella está Marina Conde. Ahora tiene su taller en el barrio de Salamanca de Madrid, pero nació en San Roque y se crió en Valdepasillas. Estudió en el Luis de Morales y en el instituto Zurbarán antes de poner primero rumbo a Gales y después a Madrid.

«A todos los lados donde voy digo que soy de Badajoz, me encanta decirlo y promocionar mi tierra», asegura quien ha bautizado como Castúa la colección del próximo verano, que está inspirada en Extremadura. A la ciudad vuelve constantemente porque aquí viven sus padres. Juan Pantoja trabajó como profesor de Física y Química de instituto y en la Uned y María Conde era la propietaria de la piscina Conde, que estaba frente a la plaza de toros de San Roque. «A mi padre lo adoro, es maravilloso y lo quiero con locura», dice, pero es el apellido de su madre con el que se presenta y con el que ha identificado su marca, La Condesa. Su madre trabajaba intensamente cada verano en la piscina, y en invierno cuidaba a sus cuatro hijos. Marina la veía coser. «Mi madre aprendió costura por su cuenta y riesgo. Es una mujer muy inteligente, muy espabilada. Se compró unos patrones en El Burda y empezó a coser antes de que naciéramos nosotros, fue poco a poco y cuando yo fui mayor ella llevaba 20 años cosiendo».

BIOGRAFÍA

  • Badajoz Nació en 1978 y pasó su infancia en Valdepasillas y San Roque. Con 16 años puso rumbo a Gales con una beca. Estudió Ingeniería en Madrid y se quedó. Sus padres siguen viviendo en Badajoz y regresa con frecuencia. Está casada y es madre de dos niños.

Sus padres le regalaron la primera máquina Singer una vez terminada Ingeniería Industrial Superior y su madre le enseñó a manejarla. A ella no le gustaba la carrera.

«Todo se cose en España. No quiero que mis prendas sean hechas por mujeres o niños maltratados y con bajos sueldos en China o India»

«La universidad fue un parón en todo porque la ingeniería no permite nada, ninguna afición. Me compraron la máquina después, cuando pude recuperar hobbies que había perdido con Industriales», cuenta. Realizó los estudios en la Pontificia de Comillas de Madrid (ICAI). «No me gustaba nada. Los dos últimos años, en la especialización, elegí Organización Industrial y ahí sí disfruté más porque está enfocada a fábricas, negocios, montar tu empresa... Pero los tres primeros años, que era matemática pura, física pura, electromagnética pura... ¡¡Uff, qué rollo!! Horroroso».

Sin embargo, hizo la carrera en seis años, a pesar de que se planteó tirar la toalla en varias ocasiones. «Puedo llorar, berrear y hundirme, pero al día siguiente me levanto». Y eso fue un aprendizaje para montar la empresa que hoy dirige con doce empleados en nómina. Vende en tiendas multimarca de España y otros 18 países.

Su página web es también su tienda. «A lo mejor más adelante me encantaría tener tiendas propias porque una tienda es tu casa, donde plasmas el imaginario de la marca en un sitio físico. Pero para hacer eso hay que ir con pies de plomo porque el día que abres una tienda tienes que tener la seguridad suficiente de que llegarás de forma holgada todos los meses», así que de momento no es un asunto que le inquiete. «Así me va bien», confiesa.

Nacida en San Roque, tiene su taller en el barrio de Salamanca de Madrid, donde ideó 11.700 prendas el año pasado

«Lo bueno de Ingeniería es que no estuve ni un día en paro», dice. Su primer empleo fue en una consultoría de marketing y después trabajó durante tres años en Uralita, todo en Madrid.

Fue en esa etapa cuando puso en marcha su blog. Corría el año 2009 y entonces blogspot.com era la única plataforma disponible. Empezó a irle bien. Colgaba tutoriales (clases) para enseñar a coser y crear prendas. Llegó a ser uno de los diez blogs más vistos del país. Empezaron a llegarle encargos que hacía una vez que salía de su primer empleo, entre las seis y media y la hora de la cena. Hasta que los pedidos le ocupaban demasiado tiempo y vio que su sueño estaba al alcance de su mano: podía dedicarse a la moda.

La Condesa nació en 2010 y desde entonces no ha hecho más que crecer. Su taller está hoy en el barrio de Salamanca. Allí atiende las peticiones a medida y realiza las primeras prendas. Generalmente confecciona dos de cada modelo. Cuenta con una modista, una patronista y el equipo de producción. Una vez hecha, la colección busca una fábrica para confeccionar el resto. Generalmente están en Castilla-La Mancha, aunque también acude a negocios de Madrid o Galicia. Siempre en España.

De hecho, en el último ojal delantero de cada chaqueta se puede ver una cinta magenta. Y en ella se puede leer: 'Orgullosamente hecho en España para La Condesa'. «Tenemos un compromiso muy fuerte con la fabricación en España», asegura.

No está dispuesta a fabricar fuera del país. Ni en China, ni en la India, ni en Marruecos. Y eso que varias fábricas se han puesto en contacto con ella para ofrecerse. Sabe que de optar por ese camino, sus prendas podrían abaratarse y llegar a más público, pero «no dormiría tranquila». «Sé que ganaría muchísimo más, pero yo no quiero eso. No quiero que mis prendas sean maltratadas y hechas por mujeres o niños con bajos sueldos y maltratados».

«Antes las cosas costaban así porque se hacían así, ahora nos hemos acostumbrado a los precios de fabricaciones en China y la India y nos parece imposible. Pero antes uno no se compraba diez chaquetas por temporada. Que lo cosan en Talavera y lo borden en Valladolid vale un dinero».

Sus chaquetas no son baratas, lo admite. «No todas cuestan 600 euros, las hay también de 350. Y tenemos otras prendas más asequibles». «A raíz de las chaquetas hemos construido una marca, que es lo más valioso, pero agotamos las camisetas y los vestidos», indica. Se puede comprar una camiseta a partir de 62 euros. «Tampoco podemos ser masivos para conservar el halo de magia», añade. No le gusta que se tilde de elite a su clientela porque hay de todo, pero entre todos tiene a uno muy especial. Es el cantautor de rock Leiva, que fue uno de sus clientes y suele lucir las creaciones de La Condesa en sus actuaciones. Hasta encarga chaquetas para toda la gira.

Para él enterró una prenda en Valverde de Mérida. Leiva le encargó una chaqueta vaquera con aspecto antiguo y decidió probar este método. Primero solo el tejido y después la prenda completa. Estuvo tres semanas bajo tierra en el campo de sus padres y hasta regó el espacio. De ahí salió una creación que a Leiva le encantó y de la que se habla en las publicaciones especialistas en moda. Leiva y Nieves Álvarez son las dos personas que ella cree que representan mejor su marca, que lleva dos años desfilando en la antigua pasarela Cibeles.

Hasta ahí ha llegado, de momento, la niña de San Roque que veía a sus hermanas hacer una 'lista de deseos' con las fotos del HOLA colecciones y que después su madre cosía en casa. La misma cría que vestía las barbies y las barriguitas del Belén. «La Virgen María y San José eran barbies, el niño y los pastores, barriguitas. A todos les hacía yo la ropa. A San José le hacía la barba con algodón. ¡Dios mío, si lo llega a saber don José, el párroco de Valdepasillas, seguro que nos excomulga!».

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