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El monasterio de Guadalupe es el destino favorito de los viajeros extranjeros desde el siglo XV. :: HOY
El beicon de Cáceres

El beicon de Cáceres

Un libro sobre viajeros extranjeros y otro de Lourdes La Calle nos ayudan a entendernos

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Viernes, 7 de junio 2019, 08:08

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Cuando decimos que Extremadura es la gran desconocida, debemos matizar. Extremadura, en general, ha sido históricamente bastante desconocida excepto dos lugares: Guadalupe, por su monasterio, que irradiaba sabiduría y era un referente en lo económico y en lo científico, y Badajoz, por ser ciudad fronteriza de paso hacia Portugal. El resto sí que ha sido bastante desconocido como demuestra el libro 'La ruta de los viajeros extranjeros a su paso por Extremadura. 500 años de aventuras'.

Editado por la Dirección General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural con textos de Manuel Aguilar e ilustraciones de Cayetano Ibarra, este libro resume la visión de Extremadura que diferentes viajeros extranjeros han dejado por escrito a lo largo de la historia. Comienza refiriendo la visita en 1465-67 del noble checo León de Rosmithal, que acompañado de 40 personas y 52 caballos recorre España para estudiar la disciplina militar del país y compararla con la de otros lugares de Europa. Visita Badajoz y Mérida y alaba Guadalupe por la grandeza y hermosura del monasterio.

Los viajeros extranjeros que aparecen en el libro, desde este noble checo en el siglo XV hasta Eugene Demolder en 1904, suelen hacer la misma ruta hacia Lisboa por Badajoz. Les interesa mucho Mérida, aunque no suelen emocionarse ante una ciudad romana derruida: las ruinas antiguas no empiezan a ser valoradas hasta el Romanticismo.

En 1672, el cartógrafo francés Alfred Jouvin visita Plasencia, «una ciudad de Castilla la Vieja, situada entre montañas, donde hay un castillo grande y fuerte, dotado de varios torreones; cuyas calles son largas y estrechas, y están llenas de algunos comerciantes y obreros que hacen paños y sargas finas. Hay una gran plaza, cuyo centro está adornado de una hermosa fuente. Si la iglesia catedral del obispo estuviese acabada, sería tan bella como la de Salamanca».

En 1778, el inglés Talbot y el irlandés Bowles visitan las Hurdes. Bowles es quien realmente recoge los datos que luego sirven a Talbot en su viaje y dice de Las Batuecas y las Hurdes, entonces un único territorio, mal dividido entre dos provincias en 1833 por Javier de Burgos a causa de presiones políticas: «Los inofensivos habitantes de Batuecas eran vistos como salvajes, carentes de toda información, tras sus yermas colinas, donde vivían en la más crasa ignorancia, y suponiéndoles adoradores del diablo». Leyenda negra hace ya 250 años.

Pero ningún viajero extranjero recala en Cáceres y cuenta sus impresiones hasta el año 1893. El primero que lo hace es Bogue Luffman, un inglés de Devon que ensalza en su 'A Vagabond un Spain' (1895) la fama de sus cerdos y su beicon, que escribe que Cáceres «es un verdadero museo de piedras viejas (...). El granítico Cáceres data del descubrimiento de América (...). Casi todas las magníficas casas fueron construidas por familias pioneras que volvieron armadas de riqueza», aunque no olvida la herencia árabe.

Lo que más me ha gustado de Luffman desde que descubrí su libro hace años es su análisis de la ciudad, tan significativo y premonitorio cuando escribe, hace ya 126 años: «En Cáceres no hay señal de comercio. Nadie parece desear nada. Como comunidad es autosuficiente y no hay competencia o preocupación por el mundo exterior (...). Por otro lado, a uno le ayudan también las cosas que faltan -hay un silencio total- prueba absoluta de que es posible vivir sin conflictos ni disputas».

En el libro se recoge también el viaje por Extremadura en 1525 de Andrea Navagero, el introductor del soneto en España, o la visita a Monesterio, Fuente de Cantos, Zafra, Fuente del Maestre, Solana de los Barros, Lobón, Talavera la Real y Badajoz de Cosme de Médici en 1669.

Un libro interesante y revelador este sobre los viajeros extranjeros que recorrieron Extremadura y la contaron. Tan interesante como el que acaba de publicar Lourdes La Calle. Se titula 'Habla de estrategia. La llave del éxito'. Es la continuación de 'Habla a pesar del miedo' y en él muestra el camino para la búsqueda de la paz y del equilibrio al tiempo que ahonda en su visión sobre lo ocurrido en las bodegas 'Habla'.

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