Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 16 de abril, en Extremadura?
Dos barzoneos primaverales

Dos barzoneos primaverales

Héroes y tumbas ·

salvador calvo muñoz

Sábado, 18 de mayo 2019, 08:55

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Añoramos la pluma de JRJ (Juan Ramón Jiménez), aquel excelso prosista de las cosas nimias y sencillas de las afueras. Y no te cuento la del hombretón de Palafruguell, que esgrimía una destreza incomparable para hablar y describir la realidad del campo cercano, del viento y de las estrellas. Sin ir más lejos, ahí en nuestro pueblo a veces, en esa soleada villa del Garro de Alconétar, JJBB (José Julián Barriga Bravo), se luce, ¡y de qué manera!, por la Calleja del Altozano, deleitándonos con el pálpito del monte bajo, de los cultivos, de las paredes de los huertos, de la sencillez de la gente que laborea la tierra.

Todo esto a cuento de que ayer estuvimos en La Montaña, a la sombra de la casita, mirando el esqueleto triste del viejo castaño que se murió recién; la fuerza de los olivos, que se han subido a las alturas de forma desconsiderada; del membrillero junto al porche, que no puede con su carga aún verde; y más abajo, el olvidado ciruelo de 'las claudias'. Cuando la tarde nos echaba los efluvios del ocaso, nos dio por bajar la bancada a echarle una mirada al ciruelito. Y la sorpresa fue que el pobre vencía sus alabes de ramas cargadas de todo el dulzor de la tierra. Las breves aguas pasadas han puesto al pobre ciruelo a borde del derrumbe. ¡Qué generosidad la del humilde arbolito en medio de la hostilidad de las chumberas y del suspiro verde de las parras! Hemos ido cogiendo, con cuidado y atención, un cesto de ciruelas 'claudias', hasta con temor de hacerle daño al pobre árbol y a la vez librándolo de su dulce carga.

También por casualidad fue que, ayer tarde, dando un barzoneo sereno para aliviar, por las sombras, la tarde calurosa, pasamos por la Plaza en dirección a las Cuatro Esquinas. ¡Cómo se pasan los días y los meses sin caminar por las viejas calles de toda la vida! Y dimos par del enorme edificio de la Audiencia. ¿Qué hay ahora allí? ¿Está operativo aún o van dejando ya en silencio sus dependencias? ¿Se han dado cuenta ustedes qué ejemplar de casa tan formidable? «Voto a Dios que me espanta esa grandeza y que diera un millón por describilla», decía el valentón de Cervantes en el soneto con estrambote. Efectivamente, cuanto más miraba al edificio, más me encandilaba su majestuosidad, su porte y su fortaleza. ¿Pero qué es lo que pasa en las ciudades para que los magníficos edificios de su centro se vayan vaciando en aras de otros nuevos que hacen en las afueras? Espero que esa maravilla de la vieja Audiencia siga sirviendo para lo que sea y que no den lugar a que le suceda como a otros edificios nobles de los que ya no queda sino el triste cascarón de la fachada. ¡Qué sitio más idóneo para una escuela o facultad universitaria! Estudiantes entrando y saliendo, llenando de vida esa calle y esas otras del alrededor, bares, comedores, tiendas y bullicio joven... Pero nada, todo son sueños que me parece que no veremos ya nunca. Los hay por ahí empeñados en vaciar las nobles casas y el centro palidece, languidece, agoniza…porque a ellos les da la real gana. Trujimanes, galeotes, goliardos.

Está visto. La naturaleza tiene un componente terapéutico y alivia los pesares del ánimo. Por el contrario, en la urbe, el desánimo se enseñorea y cunde la visión agónica del panorama. Lo escribía nuestro amigo vallisoletano magistralmente. Cuando a él la vida lo golpeó, y de qué forma, encontraba en sus paseos cinegéticos el alivio que le negaba la ciudad. Verdad absoluta.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios