En barco a la piscina
Una excursión distinta. Crucero de Cedillo a la 'Praia' de Castelo Branco por el Tajo y el Ponsul
Este domingo, 7 de julio, se podrá ir por primera vez en este verano desde Extremadura a la piscina en barco. A las 10.00 ... horas, partirá desde el embarcadero de Cedillo el crucero que, a través del Tajo y del río Ponsul, navegará hasta el embarcadero de Lentiscais. Allí, un autobús conducirá a los navegantes hasta Castelo Branco, donde tendrán tiempo libre para conocer la ciudad o podrán ir a bañarse a la Piscina Praia de Castelo Branco, el complejo de piscinas más formidable de la Raya. El viaje se repetirá el domingo 4 y el sábado 17 de agosto. El resto del verano, si queremos pasar el día en la Piscina Praia, deberemos ir en coche a través de las fronteras de Piedras Albas, Zarza la Mayor o Valencia de Alcántara cualquier día o cruzando la frontera turboeléctrica de Cedillo los fines de semana, a la espera de que se construya el nuevo puente internacional tan prometido, tan lento.
La Piscina Praia de Castelo Branco es inmensa. Ocupa una superficie de 3.950 metros cuadrados, tiene una capacidad máxima de 2.500 bañistas y cuenta con césped, arena como si se tratara de una playa, puentes y otros entretenimientos. Hay 750 plazas de aparcamiento, baños y vestuarios para mil personas, las tumbonas cuestan 3 euros al día y la entrada, 4,80 euros para los adultos, 3,20 euros para los niños de 5 a 11 años y 3,80 para los mayores de 65 años, pero solo de lunes a viernes, el fin de semana pagan 4,80. Las piscinas abren de 09.00 a 19.30 horas en horario portugués.
El viaje en barco por el Tajo internacional es una de las excursiones fluviales más bonitas que pueden hacerse en España. La ruta desde Cedillo a Lentiscais supone un rato de relajación, belleza y armonía. Se pueden ver cigüeñas negras, buitres leonados, alimoches e incluso águilas imperiales. Precisamente por este carácter de último reducto de naturaleza virgen, si realizan ustedes un crucero fluvial por el Tajo notarán que lo primero que les exigen es mucha disciplina y mucho silencio. Nada más sentarse en el barco, empezarán a recibir avisos tan amables como tajantes y sensatos: no se puede tirar nada al suelo ni al agua, no se puede hablar en voz alta, no se puede salir a cubierta al pasar por las zonas donde anidan la cigüeña negra o el buitre leonado...
El barco surca el Tajo inmenso y luego se adentra parsimonioso por el más humilde Ponsul, un río con bastante caudal por afluir al Tajo a un paso de la presa de Cedillo. El Ponsul nace en Peña García, cerca de la frontera de Monfortiño, y tiene 84 kilómetros de longitud, de los que los últimos 16 son navegables. El barco del Tajo navega por 12 de esos kilómetros navegables hasta atracar en el embarcadero de Lentiscais.
El crucero comienza en el embarcadero de Cedillo, que está junto a la presa. Hay que llegar al pueblo, cruzarlo y descender hasta el Tajo. El acceso es fácil y el embarcadero, cómodo y sin peligro. El viaje cuesta 25 euros para los adultos, 20 a los menores de 12 y mayores de 65, 75 a las familias con dos adultos y dos menores de 12, gratis los menores de 3 que no ocupen asiento y 5 euros las mascotas, que deben llevar transportín propio.
Cuando hice el crucero, las guías eran de San Vicente de Alcántara y Alcántara. Ellas y el piloto explicaban cada detalle de la orilla y hubo una degustación de queso portugués de oveja de Malpica de Tajo, que luego se puede comprar. Como no me gustan esas promociones, en mi primer viaje no lo compré. En el segundo, me arriesgué y es uno de los quesos más ricos que he probado. Se trata, en fin, de una excursión distinta: ir en barco a la piscina haciendo un crucero irrepetible.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión