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Turistas en la parte antigua de Cáceres. :: Lorenzo Cordero
La Barceloneta de Cáceres

La Barceloneta de Cáceres

La parte antigua está saturándose de apartamentos turísticos

J. R. ALONSO DE LA TORRE

CÁCERES.

Martes, 10 de diciembre 2019, 07:46

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La parte antigua de Cáceres va camino de convertirse en un remedo de La Barceloneta: apartamentos para turistas llenos los fines de semana y casas y calles vacías de domingo por la noche a viernes por la tarde. La parte antigua de Cáceres va cogiendo, poco a poco, trazas de colmena, con celditas para turistas construidas en casitas, rincones y espacios hasta ahora deshabitados. Está muy bien que la parte antigua se llene de vida, el problema es que se trata de una vida efímera, de un par de días solamente, y de una vida sin arraigo.

Calles enteras del caso viejo cacereño están viendo cómo los vecinos de toda la vida, los que hacían barrio en el casco monumental, en la judería, en Margallo y entre San Blas y Santiago... Esos inquilinos de toda la vida, de casitas viejas, pero mucho arraigo, están yéndose de la zona y dejando sus apartamentos para que sean rehabilitados y ocupados por viajeros de fin de semana.

A este proceso se le llama gentrification. Hace casi 20 años que escribimos por primera vez de él, pero para referirnos a la adormecida parte antigua de Cáceres, viva por la mañana con sus funcionarios y muerta desde la sobremesa. Hace 15 años, hubo un movimiento de traslado a la zona de jóvenes con ganas de habitar en la belleza, con esa edad en la que no se piensa en las dificultades del acceso, de las cuestas, de las escaleras y la falta de aparcamiento. Ahora vivimos un nuevo proceso de reconversión de esas casas en apartamentos turísticos y va siendo hora de que nos paremos a estudiar la situación y a prever lo que se nos viene encima si no ponemos orden: la muerte por éxito.

Cáceres es una ciudad un poco paradójica. Al tiempo que en el resto de ciudades europeas con tirón se fomenta la apertura de pisos y apartamentos turísticos en el extrarradio y el ensanche, aquí seguimos facilitando y animando la ocupación del casco viejo sin darnos cuenta de que se ha llegado ya al umbral de la saturación: cada nuevo apartamento es un problema más.

En Cáceres, se ponen mil trabas a los apartamentos para turistas en el ensanche moderno y se dan mil facilidades a los apartamentos en la parte antigua y los barrios del XIX. Craso error. El mundo al revés. El turista está buscando cada vez más pisos y apartamentos con garaje, con fácil acceso y con comodidades. Le gusta tener el coche a mano y moverse con él fácilmente por la región, algo verdaderamente complicado si se alquila durante el fin de semana un apartamento en la parte antigua.

Si en Cáceres fuera sencillo abrir apartamentos turísticos en los barrios, como está sucediendo en el resto de Europa, se podría poner coto a la masificación sabatina y dominical del casco histórico, a su soledad definitiva de lunes a viernes, a una visión un poco papanatas de la realidad: en Cáceres parece que solo existe la parte antigua y no se valoran los atractivos que la ciudad ofrece más allá de San Juan y Santiago.

El turista moderno quiere conocer lo monumental, pero también la vida cotidiana, los comercios, los barrios, la ciudad de verdad, no solo la ciudad tal como fue. No nos obcequemos en hacer de Cáceres un parque temático medieval y renacentista porque acabaremos hartando a los viajeros. Planifiquemos en conjunto, valorando igual las torres y las murallas que los parques y las calles. Al turista le impresiona la Plaza Mayor, pero también se queda extasiado al descubrir el paseo de Cánovas. La parte antigua ya está saturada y los vecinos empiezan a sentir molestias los fines de semana. En la zona suben los alquileres para expulsar a los vecinos que no son propietarios. Acabaremos teniendo un bonito casco antiguo muerto y un turismo que quiere accesibilidad y comodidad, pero no la encuentra porque todos los apartamentos turísticos están intramuros. O paramos, pensamos y estudiamos la evolución en otras ciudades o tendremos un Cáceres molesto y antipático para el nativo y para el forastero.

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