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La «arradio» ni tocarla

La «arradio» ni tocarla

Cartapacio de pregonero ·

julio saavedra gutiérrez

Sábado, 12 de octubre 2019, 10:08

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El cartapacio de este pregonero, algo ajado y alguna vez ya reparado, últimamente se abre más para sacar recuerdos que para guardar mañanas. ¡Cosas de ser «sesentañero»!

Esos retazos que vuelven a la memoria suelen tener algún acicate que la remueve en función del momento y con quién se comparten lo recordado.

Quienes «servimos a la Patria» y cuando se coincide con algún quinto, la conversación fluye alrededor de los momentos cuando el color caqui era el único al uso.

Igual ocurre cuando la conversación y el rato se hecha con algún compañero de estudio y de colegio, empiezan a aparecer «el pastelero», los partidos de frontón con Echevarría dando voces con su mezcla de español y vasco, aquellas películas en el cine del colegio con Marcelino pan y vino y Espartaco como «hit parade»…

Últimamente quien me activa mis primeros recuerdos, aquellos más lejanos en el tiempo, suelen ser mis dos nietos mayores, Leyre de once años y Rodrigo de ocho.

Días atrás, y durante un almuerzo en familia, los adultos hablábamos sobre este trajín de votar, votar y volver a votar, en el que unos incapaces nos han tenido entretenidos en los últimos meses; y evidentemente, a la única conclusión que llegamos fue a ponernos de acuerdo en ese desencanto que nos han inoculado, con tal de no dar su brazo a torcer, quienes debieran de tenerlo tan dúctil como la plastilina con la que mis otros nietos de cuatro años, Julio y Fabiola, van tapando los desconchones de las paredes de su casa.

Cuando los mayores dejamos la conversación que antes refería, Leyre y Rodrigo, que por cierto comían sin móvil en la mano, cosa harto difícil en estos tiempos, volvieron a la carga sobre el asunto de las votaciones.

Ella se negaba en redondo a votar, y aunque intentamos convencerla con planteamientos entendibles para ella, nos soltó la siguiente fresca:

¡Yo mientras que el Rey no sea elegido no votaré nunca! A ver ¿Por qué tiene que ser ese señor y no puedo ser yo o una amiga mía? Ante esa disyuntiva, los adultos, y no teniendo mucho que añadir decidimos cambiar de conversación.

Pero al rato Rodrigo volvió a la carga con un planteamiento mucho más prosaico, yo si votara ahora lo haría al PP, pero cuando sea mayor voy a votar a Unidas Podemos, tampoco hubo manera de sacarle de su planteamiento, la razón solo la sabe él.

Y ahora es cuando yo tengo que justificar esta conversación con mí recuerdo de la infancia.

Yo con su edad de cuestiones políticas en casa de mis padres, solo las escuchaba cuando Rufina le decía a Diego alguna mañana en el desayuno: «cualquier día con eso de escuchar La Pirenaica de noche nos va a traer algún disgusto; él no decía nada, pero el abuelo, que contaba que siempre voto a la derecha por aquello de tener «finquina», respondía: «que jhagan lo que quieran, pero la arradio que no se la lleven».

Algo si hemos ganado.

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