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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?

Arquitectura y vida, un viaje compartido

Para resultar atractivas y competentes, las ciudades, como sugirió François Ascher, uno de los «pensadores» sobre la ciudad más conocido e influyente, deben ofrecer condiciones propicias para la creación; tienen que ser capaces de suscitar lo imprevisto y de hacerlo útil

Manuel Herrero

Miércoles, 21 de marzo 2018, 00:18

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Estamos en época de cambios y la arquitectura, tras la feroz crisis soportada en estos últimos diez años, no podía mantenerse ajena a ellos. Podríamos decir que, más allá de un nuevo ciclo, estamos ante un cambio de paradigma. En paralelo a una verdadera revolución tecnológica, nuevos valores se abren paso en la sociedad: cooperar en lugar de competir, disponer por adquirir, compartir por poseer, participar por reprochar.

Y llega con ellos una generación de jóvenes que, ante un futuro incierto, ha sabido transformar en talento la falta de expectativas.

Son protagonistas nuestros jóvenes arquitectos, el próximo jueves en la ciudad de Cáceres, de la entrega de los premios «Europan 14». Concurso internacional de ideas urbanas y arquitectónicas que trabaja con los responsables de las ciudades europeas para encontrar respuestas innovadoras. En torno a un tema común a todos los países que lo organizan, convoca a los arquitectos menores de 40 años a participar en la reflexión sobre los emplazamientos urbanos, ofrecidos por los organizadores, en todo el continente.

En esta ocasión, seis emplazamientos españoles se han sumado a la propuesta y entre ellos se encuentra La Bazana, pueblo de colonización de la provincia de Badajoz, que se añade a la contribución de la Administración Extremeña a lo largo de las sucesivas ediciones del certamen: Zafra, Cáceres-Aldea Moret, Badajoz, Cáceres-Ribera del Marco y Don Benito. Este premio refleja, como ningún otro, el talento de las nuevas generaciones de arquitectos, su capacidad de adaptación a los cambios producidos en la sociedad y el entusiasmo con que afrontan un trabajo destinado, ante todo, a mejorar la calidad de vida de las personas.

En ellos está el futuro de la profesión y a ellos quiere rendir homenaje tanto el Colegio de Arquitectos de Extremadura acogiendo el evento, como el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, desplazando su Sesión Plenaria a Cáceres con este motivo. Ambos, con equipos directivos recién renovados que, conscientes de este cambio de paradigma, inician una nueva andadura en la que la pasión por la arquitectura sustituya al pesimismo de los últimos tiempos, proyectándose desde Extremadura, a través del reconocimiento a estos jóvenes brillantes, a todo el resto de esta maravillosa profesión.

Así deberá ser, además, si entendemos como el eterno joven Frank Lloyd Wright que la juventud es, sobre todo, un estado de ánimo y que amar la arquitectura es amar a la gente, tratando de mejorar su casa, su territorio y la ciudad donde transcurre su vida.

Ciudad escenario de nuestros sueños y decepciones. Ciudad imaginada, vivida, visitada, evocada. Ciudades invisibles como las de Italo Calvino, «… que, como los sueños, están construidas de deseos y de miedos, aunque el hilo de su discurso sea secreto, sus reglas absurdas, sus perspectivas engañosas y toda cosa esconda otra».

Ciudades de avenidas y barrios, de ramblas y callejones, articuladas a través de sus espacios públicos como lugares de reunión y de encuentro, proyectados para acoger la diversidad, para propiciar el sorprendente hallazgo de lo que no se busca.

Para resultar atractivas y competentes, las ciudades, como sugirió François Ascher, uno de los «pensadores» sobre la ciudad más conocido e influyente, deben ofrecer condiciones propicias para la creación; tienen que ser capaces de suscitar lo imprevisto y de hacerlo útil. Para ello son necesarias, al mismo tiempo, una gran diversidad de grupos sociales, además de lugares y circunstancias que susciten los encuentros, la confrontación, el debate y que den valor a las diferencias.

En el mismo sentido, expone Richard Florida en ‘Las ciudades creativas’, el escenario urbano es fundamental para establecer el ambiente creativo que contenga los requisitos, tanto en capital humano como infraestructuras, necesarios para generar el flujo de ideas innovadoras. La ciudad creativa identifica, nutre, atrae y mantiene el talento… y el talento es la fuerza motriz de la sociedad.

Una sociedad cada vez más compleja y cambiante que nos obligará a dejar el cobijo de las certezas con las que estábamos acostumbrados a manejarnos, para asumir el gran reto de gestionar la incertidumbre.

Al mismo tiempo, se abren paso nuevos métodos de planificación dinámica, participativa y cercana, en el ámbito local, a partir de sus propios recursos y capacidades. Asistidos por un experto para la toma de decisiones, busca la implicación del ciudadano y el compromiso del arquitecto. Encontramos referencias de estos procesos participativos en la acupuntura urbana de Jaime Lerner, el Advocacy Planning angloamericano o la planificación participativa del Machizukuri japonés tan apreciado en la actualidad.

Pero arquitectura y ciudad son aspectos de la misma realidad física. León Battista Alberti en su libro ‘De re aedificatoria’ decía que la ciudad es una casa grande y la casa una pequeña ciudad. Casa como lugar para apartarse del mundo y también para permitir que otros mundos entren en ella. El espacio que imaginamos y construimos día a día… y uno quiere que su casa sea su retrato y su biografía. Una casa generosa para las esperanzas, que sirva para vivir, no sólo para sobrevivir.

Esa es también nuestra responsabilidad. Las casas que proyectamos serán el refugio en los tiempos difíciles y el escenario en las celebraciones. El abrigo en la tormenta que, evocando la imagen protectora de la madre, describía Gastón Bachelard en su ‘Poética del Espacio’: «La casa se estrechó contra mí como una loba, y por momentos sentía su aroma descender maternalmente hasta mi corazón. Aquella noche fue verdaderamente mi madre».

La casa nos permite soñar en paz.

Casa, barrio, ciudad… arquitectura en todas sus escalas, forman parte de todos los ámbitos en los que transcurren nuestras vidas. Para un arquitecto ese es el reto, la responsabilidad, el orgullo.

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