Agricultores y constructores no ven viable reducir la temporalidad al 15%
Son sectores en los que la contratación de trabajadores por temporada o por obra y servicio es muy habitual
Ni siquiera se lo plantean como una posibilidad. Incluso creen que será perjudicial para según qué sectores. «Es la propia estructura del campo la que ... hace que sea muy difícil, por no decir imposible, que se reduzca la temporalidad», expone Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE en Extremadura, sobre la propuesta del Ministerio de Trabajo de prohibir a las empresas tener más de un 15% de personal temporal.
En el campo tienen claro que es inviable, ya que las necesidades de mano de obra se concentran en periodos concretos –la cosecha, la siembra y la poda– y cortos. «Durante el resto del año son los propietarios de las explotaciones, que son familiares en su mayoría, los que realizan las tareas», insiste Huertas.
Ni siquiera las grandes empresas del sector agrario, que pueden garantizar hasta seis o siete meses de trabajo a sus empleados temporales, consideran factible esta medida. «Es un ataque directo al sector», señalan desde Asaja Extremadura, ya que consideran que lo que se pretende es acabar con la figura del temporero, que para ellos es imprescindible en el campo.
El objetivo del Ministerio de Trabajo es reducir la tasa de temporalidad. Actualmente, según los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) del tercer trimestre del año, es del 26% a nivel nacional. En Extremadura es más elevada todavía y está por encima del 35%, con 121.500 personas con contratos temporales.
La propuesta de Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, es que la temporalidad no supere el 15%, para lo que plantea que en ninguna empresa haya más de un 15% de contratos temporales. Es una idea que todavía debe negociar con sindicatos, patronal y sus socios de Gobierno. «No me atrevo a decir que no saldrá adelante, pero sí que sería contraproducente para el sector», dice José Luis Iglesias, gerente de Pymecon, la Federación regional de pymes de la construcción. «Si se hace debería, contar con una excepcionalidad para el sector agrario», aporta Huertas.
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«Limitar los contratos temporales sería perjudicial para la construcción»
José Luis Iglesias, Pymecon
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«La solución es el contrato fijo discontinuo, el temporal debería ser solo para sustituciones»
Francisco Jiménez, CC OO
Son dos de las actividades con más trabajadores eventuales. En la construcción impera el contrato por obra y servicio. Es decir, los trabajadores vuelven al paro cuando finaliza el proyecto que están ejecutando. «En otros sectores se podrá reducir la temporalidad, pero no en la construcción a los niveles que plantea la ministra», afirman desde la Fundación Laboral de la Construcción.
El prototipo de empresa de la construcción en la región tiene una plantilla fija formada por dos o tres personas y realiza contrataciones cuando tiene trabajo. Por otro lado, la crisis económica de 2008, que todavía está muy próxima en la memoria del sector, obligó a realizar despidos de trabajadores y empresas que tenían muchos empleados fijos se vieron abocadas al cierre. Eso provoca que las compañías sean muy cautas a la hora de contratar a personal de manera indefinida. «La temporalidad se produce porque no hay estabilidad en el trabajo; estaría bien que hubiera una continuidad en la obra pública, aunque contratos temporales tienen que existir por el propio mercado de trabajo», indica Joaquín Sánchez, secretario de la Confederación Extremeña de la Construcción (CEC), que se muestra optimista con el futuro de la obra civil.
Una inversión pública continuada facilitaría a los trabajadores concatenar contratos, según los empresarios. Aunque seguirían siendo relaciones temporales.
Los sindicatos, en esa línea, ven que hay margen para que las empresas de la construcción aumenten sus plantillas y reduzcan su volumen de trabajadores eventuales. «Se están haciendo obras y estamos en un momento de recuperación en el que las empresas empiezan a tener trabajo asegurados para varios años», declara Francisco Jiménez, secretario de Empleo de Comisiones Obreras de Extremadura.
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«Si la obra pública tiene continuidad la temporalidad se reduce, pero no desaparece»
Joaquín Sánchez, CEC
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«Si se aprueba se debería contemplar una excepcionalidad para el sector agrario»
Ignacio Huertas, UPA UCE
En negro
También puede haber un margen para la reducción de la temporalidad en la construcción en el combate contra el trabajo en negro. «El sector tiene más de 30.000 ocupados, pero siempre se ha calculado que un 25% o un 30% más de personas trabajan sin estar dadas de alta», reconoce el secretario de la CEC.
Una práctica que se repite es formalizar contratos temporales que permitan a los trabajadores cotizar los meses suficientes para poder cobrar el paro; luego siguen trabajando en 'b' mientras perciben la prestación. Evitar esas situaciones sí podría reducir la tasa de temporalidad en el sector, pero para lograrlo habría que fortalecer las inspecciones de trabajo, según los sindicatos. Aun así, el sector no ve posible llegar al objetivo del 15% que se fija Trabajo.
Para los sindicatos la receta para reducir la temporalidad se apoya en la figura del contrato fijo discontinuo, pero adaptado a las necesidades de cada sector. «En España hay demasiadas modalidades de contrato y Europa ya ha dicho que se deberían reducir», dice el secretario de Empleo de CC OO, que considera que el contrato temporal debería quedar exclusivamente para sustituciones o situaciones excepcionales.
No es tan fácil. Al menos en el campo. «Qué más le gustaría a un agricultor que tener fijos discontinuos y contar con los mismos trabajadores en las campañas; porque sería gente especializada, pero no es posible; las campañas dependen de la climatología y los temporeros van donde pueden trabajar más», señalan desde UPA.
La tasa actual
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35% es la tasa de temporalidad en Extremadura según los datos de la EPA el tercer trimestre del año, nueve puntos más que la media nacional y una veintena por encima del objetivo del Ministerio de Trabajo.
Por ahora, a nivel nacional los contratos fijos discontinuos representan apenas un 1,67% del total y son menos de los temporales por obra y servicio (7,4%) o por temporada (1,7%), según la EPAdel tercer trimestre.
La solución, para Jiménez, debe venir dada por una reforma laboral que otorgue más poder de negociación a los trabajadores en los convenios sectoriales y que estos prevalezcan sobre los de los empresas. «Es la mejor forma de reducir la precariedad, porque la temporalidad impide que los trabajadores reivindiquen y peleen por mejorar su situación y complica el proyecto de vida de las personas», concluye.
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