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¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
Arturo G. L., a la derecha, responde a su abogada durante su declaración en la sesión de este lunes. HOY

«Fue un acto reflejo, cerré los ojos y le pinché con la navaja»

Juicio ·

Los tres hermanos acusados de matar a un agente de la Guardia Civil en Don Benito en 2018niegan que tuvieran un plan premeditado

Lunes, 8 de marzo 2021, 22:18

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Ni sabían que era guardia civil ni tenían un plan premeditado para matarle. Los hermanos Arturo, Felipe y Orlando G. L. negaron este lunes que actuaran unidos para asesinar a Juan Francisco Lozano, un agente fuera de servicio que murió apuñalado en la madrugada del 1 de noviembre de 2018 a las puertas de una discoteca de Don Benito. Tenía 50 años, era padre de dos hijos y estaba destinado en la localidad guipuzcoana de Zarauz, pero en esos días se encontraba en tierras extremeñas visitando a su familia. La Sección Tercera de la Audiencia Provincial, en Mérida, acoge desde ayer el juicio por estos hechos.

Pocas horas después de lo ocurrido los tres hermanos fueron detenidos, así como G. A. G., quien les acompañaba esa noche. Desde un primer momento se apuntó que el agente había mediado en un altercado y que reprendió a los implicados, que en el momento de los hechos tenían entre 20 y 30 años de edad.

La Fiscalía sostiene que se presentó como agente de la Guardia Civil. Tras salir del local, Juan Francisco Lozano fue perseguido por los tres hermanos a las afueras de la discoteca, quienes actuaron unidos aprovechando su superioridad. En un momento dado, Felipe golpeó al agente en el tórax y la mandíbula, lo que le dejó aturdido. Arturo aprovechó el momento para asestarle con una navaja dos puñaladas, una en el cuello y otra en el abdomen, que acabaron con su vida. Después se fueron del lugar junto a G. A. G., quien presuntamente les ayudó a deshacerse del arma, que no ha podido ser hallada. Los hermanos se fueron a su casa y el amigo a la suya.

El principal acusado afirmó que actuó en defensa propia y el resto de implicados negaron su participación

La acusación pública pide por estos hechos una condena de 25 años de prisión por asesinato para Arturo y Felipe como autores y Orlando como cómplice, así como otra por atentado para los tres. En el acompañante aprecia un delito de encubrimiento.

La Asociación Unificada de Guardias Civiles recoge unos hechos similares, pero habla de tres puñaladas e identifica a Orlando en el ataque. Pide las mismas penas y también implica a G. A. G. en el delito de atentado. Los familiares del fallecido también reclaman una condena por asesinato, atentado y encubrimiento.

Fue un acto defensivo

Sin embargo, los implicados ofrecieron una versión completamente distinta de los hechos. Arturo G. L., que solo quiso responder a su abogada, declaró que ese día había estado bebiendo con sus hermanos y unos amigos, por lo que de madrugada se encontraba muy afectado por el alcohol. Después de un rato en la discoteca, discutieron para ver quién pagaba. A continuación llegó un hombre fuerte, grande y corpulento, quien les reprendió su actitud. El principal acusado aseguró que en ningún momento se identificó como guardia civil y que mantuvo una actitud muy agresiva.

El responsable de seguridad echó a su hermano Felipe y desalojaron el local. Una vez en la calle, Arturo volvió a encontrarse con Juan Francisco Lozano y se repitió el enfrentamiento. El acusado, quien mide 1,60, sacó una navaja porque se veía inferior en una pelea. Según dijo, el agente dio un paso al frente «y le pinché». Pero afirmó que fue sin querer. «Fue un acto reflejo, cerré los ojos y le di», afirmó.

Después se fueron a casa sin saber el desenlace. Por el camino tiró la navaja. Al cabo de un rato, contó a los hermanos lo ocurrido, llamó a su padre y acordaron entregarse y colaborar. En su primera declaración ante la jueza reconoció los hechos.

La defensa alega un delito de lesiones con homicidio imprudente, pero pide la eximente completa de intoxicación plena y las atenuantes de legítima defensa, miedo insuperable, arrebato, confesión y reparación del daño, ya que ha abonado a la familia 20.000 euros en concepto de responsabilidad civil. También mostró arrepentimiento. «Ojalá ese día no llevase la navaja», dijo.

En cuanto a sus hermanos, niegan su participación en los hechos, por lo que sus letrados piden su absolución. Tanto Arturo como Felipe están en prisión desde noviembre de 2018. Por su parte, G. A. G. alegó que no tuvo conocimiento de lo ocurrido.

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«Fue un acto reflejo, cerré los ojos y le pinché con la navaja»